1 TIMOTEO
CAPÍTULO 1
9-10.
Ver EGW com. Rom. 8: 15-21.
15.
Ver EGW com. 2 Cor. 12: 1-4.
19-20. Los enemigos de Pablo.-
Esos hombres se habían apartado de la fe del Evangelio, y además habían despreciado el Espíritu de gracia atribuyendo al poder de Satanás las maravillosas revelaciones hechas a Pablo. Como habían rechazado la verdad, estaban llenos de odio contra ella y procuraban destruir a su fiel abogado (LP 305).
CAPÍTULO 2
5 (Juan 1: 1-3, 14; Fil. 2: 5-8; Heb. 2: 14-18; ver EGW com. Hech. 15: 11). Actuando en lugar de Dios.-
A Adán y a Eva se les dio la oportunidad de volver a su fidelidad, y en ese misericordioso plan estaba incluida toda su posteridad. Cristo se convirtió después de la caída en el instructor de Adán. Actuaba frente a la humanidad en lugar de Dios, salvando al linaje humano de la muerte inmediata. Asumió la obra de mediador entre Dios y el hombre. Cuando el tiempo se cumpliera sería revelado en forma humana. Debía ocupar su puesto a la cabeza de la humanidad tomando la naturaleza del hombre, pero no su pecaminosidad (ST 29-5-1901).
(Hech. 4: 12; Heb. 7: 25; 9: 22; 1 Juan 1:7-9.) Fe en la sangre de Cristo.-
Se llega a Dios por medio de Jesucristo, el Mediador, el único camino por el cual él perdona los pecados. Dios no puede perdonar pecados a expensas de su justicia, su santidad y su verdad. Pero es seguro que perdona pecados, y los perdona plenamente. No hay pecados que no perdone en el Señor Jesucristo y por medio él. Esta es la única esperanza del pecador, y si depende de ella con fe sincera, estará seguro del perdón, un perdón pleno y gratuito. Hay sólo un camino que es accesible a todos, y mediante ese camino un perdón rico y abundante aguarda al alma arrepentida y contrita, y los pecados más tenebrosos son perdonados. 925
Estas lecciones fueron enseñadas al pueblo escogido de Dios hace miles de años, y fueron repetidas mediante diversos símbolos y representaciones para que la obra de la verdad pudiera ser afianzada en cada corazón: que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados. La gran lección implícita en el sacrificio de cada víctima sangrante, impresa en cada ceremonia e inculcada por Dios mismo, era que únicamente mediante la sangre de Cristo se logra el perdón de los pecados; sin embargo, cuántos sufren el irritante yugo y cuán pocos sienten la fuerza de esta verdad, la tienen en cuenta personalmente y disfrutan de la bendición que podrían recibir mediante una fe perfecta en la sangre del Cordero de Dios. . .
La justicia exigía los sufrimientos del ser humano; pero Cristo suministró los sufrimientos de un Dios. No necesitaba hacer expiación por sí mismo mediante sufrimientos; todos sus sufrimientos fueron por nosotros. Todos sus méritos y toda su santidad quedaron a disposición del hombre caído, presentados como un regalo (Carta 12, 1892).
(Mat. 11: 27; Juan 14: 9; 17: 19-26; 2 Tes. 2: 3-4; Heb. 8: 1; 9: 11-14, 24; 13: 12; 1 Juan 2: 1.) Cristo el único verdadero mediador.
Nuestro gran Sumo Sacerdote completó la ofrenda expiatorio de sí mismo cuando sufrió fuera de la puerta. Entonces se hizo una perfecta expiación por los pecados de la gente. Jesús es nuestro Abogado, nuestro Sumo Sacerdote, nuestro Intercesor; por lo tanto, nuestra situación actual es como la de los israelitas que estaban en el atrio exterior, esperando y buscando esa bendita esperanza, el glorioso aparecimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. . . El símbolo se encontró con la realidad simbolizada en la muerte de Cristo, el Cordero muerto por los pecados del mundo. El gran Sumo Sacerdote ha hecho el único sacrificio que es de valor.
El incienso que ahora es ofrecido por los hombres, las misas que ahora se dicen para la liberación de las almas del purgatorio, no tienen el menor valor delante de Dios. Todos los altares y sacrificios, las tradiciones e invenciones mediante las cuales los hombres esperan ganar la salvación, son falacias. No se deben ofrecer sacrificios fuera del lugar santo, pues el gran Sumo Sacerdote está realizando allí su obra. No se atreva ningún príncipe ni monarca a aventurarse dentro del santo recinto.
Cristo no necesita en su intercesión como nuestro Abogado de la virtud de ningún hombre, ni de la intercesión de ningún hombre. Cristo es el único que lleva los pecados, la única ofrenda por el pecado. Las oraciones y la confesión deben ofrecerse únicamente a Aquel que entró una vez para siempre en el lugar santo. Cristo ha declarado: "Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo". Él salvará hasta lo sumo a todos los que se allegan a él por fe. Vive siempre para interceder por nosotros. Esto hace que no tenga valor la ofrenda de la misa, una de las falsedades del romanismo.
La pretendida intercesión de los santos es la mayor falsedad que se pueda inventar. Sacerdotes y gobernantes no tienen derecho a interponerse entre Cristo y las almas por las cuales él murió, como si estuvieran investidos con los atributos del Salvador y pudieran perdonar transgresiones y pecados. Ellos mismos son pecadores. Son sólo seres humanos. Un día verán que sus doctrinas engañosas han inducido a crímenes de toda clase y suerte, a adulterio, robo y falsedad. Son responsables por muchos terribles males que los hombres han perpetrado contra sus prójimos.
El Juez de toda la tierra los llamará en su tribunal a rendir cuentas por todo esto. Se ha tomado nota del caso de cada alma que ha sido puesta en prisión, de cada ser humano que ha sido torturado. El ángel registrador ha sostenido a los mártires que no quisieron adorar ídolos ni permitieron que su mente y conciencia se convirtieran en instrumentos de hombres que eran instigados por Satanás para realizar hechos perversos. Estas cosas se hacen bajo el dominio del hombre de pecado, que se ha colocado a sí mismo como Dios, sentándose en el templo de Dios y se ha atribuido las prerrogativas de Dios para llevar a cabo sus propios designios.
El más poderoso ser humano no es infinito, no importa lo que pretenda ser; no puede entender lo infinito. Cristo afirmó claramente: "Nadie conoce al Hijo, sino el Padre". Un maestro una vez se estaba esforzando por presentar la excelsitud de Dios, cuando se oyó una voz que decía: "Todavía no podemos entender quién es él". El maestro noblemente contestó: "Si yo pudiera explicar a Dios plenamente, o bien yo mismo sería dios, o Dios mismo dejaría de ser Dios". 926
"Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí"; pero no por medio de confesionarios o sacerdotes o papas, sino por medio de mí, vuestro Salvador. "No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre. De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna". Este es la Deidad absoluta. El más poderoso intelecto creado no puede comprenderlo. Para describirlo no son suficientes las palabras de la lengua más elocuente. El silencio es elocuencia.
Cristo representó a su Padre ante el mundo, y ante Dios representa a los escogidos en quienes ha restaurado la imagen moral de Dios. Ellos son su herencia. A ellos dice: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre". "Nadie conoce. . . al Padre. . . sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar". Ningún sacerdote, ningún religioso por estricto que sea puede revelar al Padre a cualquier hijo o hija de Adán.
Los hombres tienen un solo Abogado, un Intercesor, que puede perdonar las transgresiones. ¿No se llenarán de gratitud nuestros corazones ante Aquel que dio a Jesús para que fuera la propiciación por nuestros pecados? Pensad profundamente en el amor que el Padre ha manifestado en favor de nosotros, el amor que ha expresado para nosotros. No podemos medir ese amor. No hay medida para él. Sólo podemos señalar al Calvario, al Cordero muerto desde la fundación del mundo. Es un sacrificio infinito. ¿Podemos comprender y medir lo infinito?. . .
[Se cita Juan 17: 19-21, 24-26.]
Aquí vemos al gran Intercesor presentando su petición ante su Padre. Ningún intermediario humano está entre el pecador y Cristo. No se ve a ningún profeta fallecido, a ningún santo sepultado. Cristo mismo es nuestro Abogado. Todo lo que el Padre es para su Hijo lo es él para aquellos a quienes su Hijo representó en su humanidad. Cristo procedió como representante del Padre en cada aspecto de su obra. Vivió como nuestro sustituto y fiador. Trabajó como quiere que trabajen sus seguidores, apreciando desinteresadamente el valor de cada ser humano por quien sufrió y murió (MS 128, 1897).
Dos veces representante.
Cristo es el representante de Dios ante el hombre y el representante del hombre ante Dios. Vino a este mundo como sustituto y fiador del hombre, y es plenamente capaz de salvar a todos los que se arrepienten y convierten. Debido a su justicia puede colocar al hombre en una situación ventajosa. Cristo nuestra Pascua fue sacrificado por nosotros. Dio su preciosa e inocente vida para salvar a los seres humanos culpables de la ruina eterna, para que por medio de la fe en él pudieran estar sin culpa delante del trono de Dios (MS 29, 1899).
(Juan 10: 30). Por qué sólo un Mediador.
Sólo Jesús podía servir de garantía ante Dios porque era igual a Dios. Sólo él podía ser Mediador entre Dios y el hombre porque poseía la divinidad y la humanidad (RH 3- 4-1894).
(Rom. 8: 34.) Una cadena áurea afirmada en el trono de Dios.
La intercesión de Cristo es una cadena áurea afirmada en el trono de Dios. Él ha transformado el mérito de su sacrificio en oración. Jesús ora, y triunfa mediante la oración (MS 8, 1892).
7 (Isa. 52: 8). La verdad como es en Jesús.
Si enseñamos la verdad de acuerdo con nuestras maneras, veremos que no siempre habrá perfecta armonía como debiera haber. Pero si enseñamos la verdad como es en Jesús, la enseñaremos en el espíritu del verdadero Educador, y no tendremos opiniones diversas ni nos aferraremos con tenacidad a nuestras propias ideas, sino que veremos en completo acuerdo con él. Y mientras enseñemos así, creyendo que Jesús nos ayudará a presentar la verdad como es en él, entonces podremos esperar su ayuda, y la tendremos (RH 10-5-1887).
9-10.
Ver EGW com. Núm. 15: 38-39; 1 Ped. 3: 3-4.
CAPÍTULO 3
1-13 (Juan 10: 11-15). Cuidado en la elección de los dirigentes de la iglesia.
Quiera el Señor impresionar la mente y el corazón de todos los que están relacionados con la sagrada obra de Dios, con la importancia de asegurarse de que los que han de ministrar como diáconos y ancianos son hombres idóneos para que se les confíe la grey de Dios. Jesús se llama a sí mismo el "Buen Pastor". Esto contrasta con los que ocupan puestos de confianza en la iglesia, pero no tienen derecho a esos puestos porque imprimen un molde erróneo a la obra. Aparecerá lo que hay en el fondo.927
Compárese al Buen Pastor, que dio su vida por sus ovejas, con los que están llenos de suficiencia propia, y son engreídos, dictatoriales y anhelan mandar en la iglesia. Los profetas han especificado los atributos de Cristo. Predijeron que sería un Pastor benigno, que llevaría las ovejas en su regazo. Hay otros señalados por la profecía, que han aceptado el cargo de dirigentes e instructores religiosos, a quienes reprocha la Palabra de Dios por su negligencia debida a su ignorancia para hacer la obra que debieran haber hecho en sus puestos de responsabilidad (MS 176, 1898).
16 (Col. 1: 26-27; Rom. 16: 25; ver EGW com. Juan 1: 1-3, 14; 2 Tim. 3: 16). Más allá de la percepción del hombre.
Grande es el misterio de la piedad. Hay misterios en la vida de Cristo que deben ser creídos, aunque no pueden ser explicados. La mente limitada no puede sondear el misterio de la piedad (Carta 65, 1905)
(1 Ped. 1: 11-12.) La encarnación, un proceso penoso.
La obra de la redención es llamada un misterio, y es ciertamente el misterio mediante el cual la justicia eterna se presenta a todos los que creen. La raza humana estaba enemistada con Dios como consecuencia del pecado. A un precio infinito, mediante un proceso penoso, misterioso tanto para los ángeles como para los hombres, Cristo tomó la humanidad. Ocultó su divinidad, puso a un lado su gloria, y nació como un niñito en Belén. Vivió en la carne humana la ley de Dios para que pudiera condenar el pecado en la carne, y para dar testimonio a los seres celestiales de que la ley fue ordenada para vida y para asegurar felicidad, paz y eterno bien a todos los que obedecen. Pero el mismo sacrificio infinito que es vida para los que creen, es un testimonio de condenación para los desobedientes, testimonio que habla muerte y no vida (MS 29, 1899).
CAPÍTULO 4
1.
Ver EGW com. Col. 2: 8; 1 Juan 4: 1.
8.
Ver EGW com. Prov. 3: 17.
12 (2 Tim. 3: 14-15). La humilde dependencia de Timoteo.
Preciosas lecciones se encuentran en la historia de Timoteo. Era sólo un muchacho cuando fue elegido por Dios como maestro; pero tan firmes eran sus principios, debido a una correcta educación, que era idóneo para ese importante cargo. Desempeñó sus responsabilidades con humildad semejante a la de Cristo. Era fiel, firme y leal, y Pablo lo eligió para que fuera su compañero de trabajos y de viajes. Para que Timoteo no sufriera menosprecios debido a su juventud, Pablo le escribió: "Ninguno tenga en poco tu juventud". Podía escribirle sin peligro, porque Timoteo no tenía suficiencia propia, sino que continuamente buscaba dirección.
Hay muchos jóvenes que actúan por impulsos y no por razonamientos. Pero a cada paso Timoteo preguntaba: "¿Es este el camino del Señor?" No tenía talentos especialmente brillantes, pero consagraba todas sus capacidades al servicio de Dios, y eso hacía que su obra fuera valiosa. El Señor encontraba en él una mente que podía modelar y disponer para la morada interior del Espíritu Santo.
Dios quiere usar a los jóvenes de hoy día como usó a Timoteo, si se someten a su conducción. Tenemos el privilegio de ser misioneros de Dios. Él os exhorta para que trabajéis por vuestros compañeros. Buscad a aquellos que sabéis que están en peligro, y tratad de ayudarlos con el amor de Dios. ¿Cómo podrán conocer al Salvador a menos que vean sus virtudes en sus seguidores? (YI 13-2- 1902).
13-16 (2 Tim. 2: 1-3, 7, 15). No es suficiente el poder intelectual.
[Se cita 1 Tim. 4: 13-16.] La admonición dada a Timoteo debe ser tenida en cuenta en cada hogar y convertirse en un factor educativo en cada familia y en cada escuela. . . [Se cita 2 Tim. 2: 1-3, 7, 15.]. . .
La más elevada meta de nuestra juventud no debe ser esforzarse por ir tras de algo novedoso. No había nada de esto en la mente ni en la obra de Timoteo. Los jóvenes debieran tener en cuenta que el mero conocimiento en las manos del enemigo de todo bien, puede ser un poder para destruirlos. Un ser sumamente inteligente, que ocupaba un puesto destacado entre la multitud angelical, fue el que finalmente se convirtió en rebelde, y muchas mentes de cualidades intelectuales distinguidas ahora están siendo cautivadas por su poder (YI 5-5-1898).
16. "Ten cuidado de ti mismo".
"Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina". Tú mismo necesitas la primera atención. Primero entrégate al Señor para ser santificado para su servicio. Un ejemplo de piedad será más eficaz para la verdad que la máxima elocuencia desprovista de una vida bien ordenada. 928 Arregla la lámpara del alma y llénala nuevamente con el aceite del Espíritu. Busca de Dios aquella gracia, aquella claridad de comprensión que te capacitará para hacer una obra de éxito. Aprende de él lo que significa trabajar por aquellos por quienes él dio su vida. El obrero más talentoso puede hacer poco a menos que Cristo, la esperanza y la fortaleza de la vida, sea formado en su interior (RH 19-8-1902).
CAPÍTULO 5
13.
Ver EGW com. Exo. 31: 1-6.
24-25 (Apoc. 20: 12-13). Lo que pasa con el pecado.
Los pecados de algunos hombres han sido manifestados de antemano, han sido confesados con arrepentimiento y han sido abandonados, y de antemano han sido tratados en el juicio. La palabra perdón se ha escrito frente a los nombres de esos hombres. Pero los pecados de otros hombres los siguen, y no han sido eliminados por el arrepentimiento y la confesión, y esos pecados permanecerán registrados contra ellos en los libros del cielo (MS 1a, 1890).
CAPÍTULO 6
10.
Ver EGW com. Mat. 26: 14-16.
12 (ver EGW com. Gál. 5: 6). Preciosas promesas.
"Echa mano de la vida eterna". Venid a Jesús con fe. Pedid y recibiréis. Se promete el perdón de los pecados al que se arrepiente, la justificación al que cree, y la corona de la vida al que es fiel hasta la muerte (Carta 33, 1895).
19.
Ver EGW com. 2 Cor. 9: 6.
20 (Col. 2: 8; ver EGW com. 1 Juan 2: 18). La ciencia y la religión se proyectan luz mutuamente.
Dios es el fundamento de todas las cosas. Toda verdadera ciencia está en armonía con las obras divinas; toda verdadera educación conduce a obedecer al gobierno de Dios. La ciencia despliega nuevas maravillas ante nuestros ojos, se remonta a lo alto y explora nuevas profundidades; pero en su investigación no produce nada que esté en conflicto con la revelación divina. La ignorancia quizá procure apoyar falsos conceptos de Dios recurriendo a la ciencia; pero no están en desacuerdo el libro de la naturaleza y la Palabra escrita: cada uno proyecta luz sobre el otro. Correctamente entendidos hacen que conozcamos a Dios y su carácter, enseñándonos algo de las leyes sabias y bondadosas por medio de las cuales él obra (ST 20-3-1884).
Sofistería de la falsa ciencia.
Necesitamos estar continuamente en guardia contra las sofisterías acerca de la geología y otras ramas de la falsamente llamada ciencia, que no tienen nada que ver con la verdad. Las teorías de los grandes hombres necesitan ser zarandeadas cuidadosamente del más ligero vestigio de sugestiones de incredulidad. Una semillita sembrada por maestros en nuestras escuelas, dará lugar a una cosecha de incredulidad si es recibida por los alumnos. Todo el brillo del intelecto que poseen los hombres ha sido dado por el Señor, y debe ser dedicado a su servicio (RH 1-3-1898).
CAPÍTULO 1
9-10.
Ver EGW com. Rom. 8: 15-21.
15.
Ver EGW com. 2 Cor. 12: 1-4.
19-20. Los enemigos de Pablo.-
Esos hombres se habían apartado de la fe del Evangelio, y además habían despreciado el Espíritu de gracia atribuyendo al poder de Satanás las maravillosas revelaciones hechas a Pablo. Como habían rechazado la verdad, estaban llenos de odio contra ella y procuraban destruir a su fiel abogado (LP 305).
CAPÍTULO 2
5 (Juan 1: 1-3, 14; Fil. 2: 5-8; Heb. 2: 14-18; ver EGW com. Hech. 15: 11). Actuando en lugar de Dios.-
A Adán y a Eva se les dio la oportunidad de volver a su fidelidad, y en ese misericordioso plan estaba incluida toda su posteridad. Cristo se convirtió después de la caída en el instructor de Adán. Actuaba frente a la humanidad en lugar de Dios, salvando al linaje humano de la muerte inmediata. Asumió la obra de mediador entre Dios y el hombre. Cuando el tiempo se cumpliera sería revelado en forma humana. Debía ocupar su puesto a la cabeza de la humanidad tomando la naturaleza del hombre, pero no su pecaminosidad (ST 29-5-1901).
(Hech. 4: 12; Heb. 7: 25; 9: 22; 1 Juan 1:7-9.) Fe en la sangre de Cristo.-
Se llega a Dios por medio de Jesucristo, el Mediador, el único camino por el cual él perdona los pecados. Dios no puede perdonar pecados a expensas de su justicia, su santidad y su verdad. Pero es seguro que perdona pecados, y los perdona plenamente. No hay pecados que no perdone en el Señor Jesucristo y por medio él. Esta es la única esperanza del pecador, y si depende de ella con fe sincera, estará seguro del perdón, un perdón pleno y gratuito. Hay sólo un camino que es accesible a todos, y mediante ese camino un perdón rico y abundante aguarda al alma arrepentida y contrita, y los pecados más tenebrosos son perdonados. 925
Estas lecciones fueron enseñadas al pueblo escogido de Dios hace miles de años, y fueron repetidas mediante diversos símbolos y representaciones para que la obra de la verdad pudiera ser afianzada en cada corazón: que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados. La gran lección implícita en el sacrificio de cada víctima sangrante, impresa en cada ceremonia e inculcada por Dios mismo, era que únicamente mediante la sangre de Cristo se logra el perdón de los pecados; sin embargo, cuántos sufren el irritante yugo y cuán pocos sienten la fuerza de esta verdad, la tienen en cuenta personalmente y disfrutan de la bendición que podrían recibir mediante una fe perfecta en la sangre del Cordero de Dios. . .
La justicia exigía los sufrimientos del ser humano; pero Cristo suministró los sufrimientos de un Dios. No necesitaba hacer expiación por sí mismo mediante sufrimientos; todos sus sufrimientos fueron por nosotros. Todos sus méritos y toda su santidad quedaron a disposición del hombre caído, presentados como un regalo (Carta 12, 1892).
(Mat. 11: 27; Juan 14: 9; 17: 19-26; 2 Tes. 2: 3-4; Heb. 8: 1; 9: 11-14, 24; 13: 12; 1 Juan 2: 1.) Cristo el único verdadero mediador.
Nuestro gran Sumo Sacerdote completó la ofrenda expiatorio de sí mismo cuando sufrió fuera de la puerta. Entonces se hizo una perfecta expiación por los pecados de la gente. Jesús es nuestro Abogado, nuestro Sumo Sacerdote, nuestro Intercesor; por lo tanto, nuestra situación actual es como la de los israelitas que estaban en el atrio exterior, esperando y buscando esa bendita esperanza, el glorioso aparecimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. . . El símbolo se encontró con la realidad simbolizada en la muerte de Cristo, el Cordero muerto por los pecados del mundo. El gran Sumo Sacerdote ha hecho el único sacrificio que es de valor.
El incienso que ahora es ofrecido por los hombres, las misas que ahora se dicen para la liberación de las almas del purgatorio, no tienen el menor valor delante de Dios. Todos los altares y sacrificios, las tradiciones e invenciones mediante las cuales los hombres esperan ganar la salvación, son falacias. No se deben ofrecer sacrificios fuera del lugar santo, pues el gran Sumo Sacerdote está realizando allí su obra. No se atreva ningún príncipe ni monarca a aventurarse dentro del santo recinto.
Cristo no necesita en su intercesión como nuestro Abogado de la virtud de ningún hombre, ni de la intercesión de ningún hombre. Cristo es el único que lleva los pecados, la única ofrenda por el pecado. Las oraciones y la confesión deben ofrecerse únicamente a Aquel que entró una vez para siempre en el lugar santo. Cristo ha declarado: "Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo". Él salvará hasta lo sumo a todos los que se allegan a él por fe. Vive siempre para interceder por nosotros. Esto hace que no tenga valor la ofrenda de la misa, una de las falsedades del romanismo.
La pretendida intercesión de los santos es la mayor falsedad que se pueda inventar. Sacerdotes y gobernantes no tienen derecho a interponerse entre Cristo y las almas por las cuales él murió, como si estuvieran investidos con los atributos del Salvador y pudieran perdonar transgresiones y pecados. Ellos mismos son pecadores. Son sólo seres humanos. Un día verán que sus doctrinas engañosas han inducido a crímenes de toda clase y suerte, a adulterio, robo y falsedad. Son responsables por muchos terribles males que los hombres han perpetrado contra sus prójimos.
El Juez de toda la tierra los llamará en su tribunal a rendir cuentas por todo esto. Se ha tomado nota del caso de cada alma que ha sido puesta en prisión, de cada ser humano que ha sido torturado. El ángel registrador ha sostenido a los mártires que no quisieron adorar ídolos ni permitieron que su mente y conciencia se convirtieran en instrumentos de hombres que eran instigados por Satanás para realizar hechos perversos. Estas cosas se hacen bajo el dominio del hombre de pecado, que se ha colocado a sí mismo como Dios, sentándose en el templo de Dios y se ha atribuido las prerrogativas de Dios para llevar a cabo sus propios designios.
El más poderoso ser humano no es infinito, no importa lo que pretenda ser; no puede entender lo infinito. Cristo afirmó claramente: "Nadie conoce al Hijo, sino el Padre". Un maestro una vez se estaba esforzando por presentar la excelsitud de Dios, cuando se oyó una voz que decía: "Todavía no podemos entender quién es él". El maestro noblemente contestó: "Si yo pudiera explicar a Dios plenamente, o bien yo mismo sería dios, o Dios mismo dejaría de ser Dios". 926
"Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí"; pero no por medio de confesionarios o sacerdotes o papas, sino por medio de mí, vuestro Salvador. "No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre. De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna". Este es la Deidad absoluta. El más poderoso intelecto creado no puede comprenderlo. Para describirlo no son suficientes las palabras de la lengua más elocuente. El silencio es elocuencia.
Cristo representó a su Padre ante el mundo, y ante Dios representa a los escogidos en quienes ha restaurado la imagen moral de Dios. Ellos son su herencia. A ellos dice: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre". "Nadie conoce. . . al Padre. . . sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar". Ningún sacerdote, ningún religioso por estricto que sea puede revelar al Padre a cualquier hijo o hija de Adán.
Los hombres tienen un solo Abogado, un Intercesor, que puede perdonar las transgresiones. ¿No se llenarán de gratitud nuestros corazones ante Aquel que dio a Jesús para que fuera la propiciación por nuestros pecados? Pensad profundamente en el amor que el Padre ha manifestado en favor de nosotros, el amor que ha expresado para nosotros. No podemos medir ese amor. No hay medida para él. Sólo podemos señalar al Calvario, al Cordero muerto desde la fundación del mundo. Es un sacrificio infinito. ¿Podemos comprender y medir lo infinito?. . .
[Se cita Juan 17: 19-21, 24-26.]
Aquí vemos al gran Intercesor presentando su petición ante su Padre. Ningún intermediario humano está entre el pecador y Cristo. No se ve a ningún profeta fallecido, a ningún santo sepultado. Cristo mismo es nuestro Abogado. Todo lo que el Padre es para su Hijo lo es él para aquellos a quienes su Hijo representó en su humanidad. Cristo procedió como representante del Padre en cada aspecto de su obra. Vivió como nuestro sustituto y fiador. Trabajó como quiere que trabajen sus seguidores, apreciando desinteresadamente el valor de cada ser humano por quien sufrió y murió (MS 128, 1897).
Dos veces representante.
Cristo es el representante de Dios ante el hombre y el representante del hombre ante Dios. Vino a este mundo como sustituto y fiador del hombre, y es plenamente capaz de salvar a todos los que se arrepienten y convierten. Debido a su justicia puede colocar al hombre en una situación ventajosa. Cristo nuestra Pascua fue sacrificado por nosotros. Dio su preciosa e inocente vida para salvar a los seres humanos culpables de la ruina eterna, para que por medio de la fe en él pudieran estar sin culpa delante del trono de Dios (MS 29, 1899).
(Juan 10: 30). Por qué sólo un Mediador.
Sólo Jesús podía servir de garantía ante Dios porque era igual a Dios. Sólo él podía ser Mediador entre Dios y el hombre porque poseía la divinidad y la humanidad (RH 3- 4-1894).
(Rom. 8: 34.) Una cadena áurea afirmada en el trono de Dios.
La intercesión de Cristo es una cadena áurea afirmada en el trono de Dios. Él ha transformado el mérito de su sacrificio en oración. Jesús ora, y triunfa mediante la oración (MS 8, 1892).
7 (Isa. 52: 8). La verdad como es en Jesús.
Si enseñamos la verdad de acuerdo con nuestras maneras, veremos que no siempre habrá perfecta armonía como debiera haber. Pero si enseñamos la verdad como es en Jesús, la enseñaremos en el espíritu del verdadero Educador, y no tendremos opiniones diversas ni nos aferraremos con tenacidad a nuestras propias ideas, sino que veremos en completo acuerdo con él. Y mientras enseñemos así, creyendo que Jesús nos ayudará a presentar la verdad como es en él, entonces podremos esperar su ayuda, y la tendremos (RH 10-5-1887).
9-10.
Ver EGW com. Núm. 15: 38-39; 1 Ped. 3: 3-4.
CAPÍTULO 3
1-13 (Juan 10: 11-15). Cuidado en la elección de los dirigentes de la iglesia.
Quiera el Señor impresionar la mente y el corazón de todos los que están relacionados con la sagrada obra de Dios, con la importancia de asegurarse de que los que han de ministrar como diáconos y ancianos son hombres idóneos para que se les confíe la grey de Dios. Jesús se llama a sí mismo el "Buen Pastor". Esto contrasta con los que ocupan puestos de confianza en la iglesia, pero no tienen derecho a esos puestos porque imprimen un molde erróneo a la obra. Aparecerá lo que hay en el fondo.927
Compárese al Buen Pastor, que dio su vida por sus ovejas, con los que están llenos de suficiencia propia, y son engreídos, dictatoriales y anhelan mandar en la iglesia. Los profetas han especificado los atributos de Cristo. Predijeron que sería un Pastor benigno, que llevaría las ovejas en su regazo. Hay otros señalados por la profecía, que han aceptado el cargo de dirigentes e instructores religiosos, a quienes reprocha la Palabra de Dios por su negligencia debida a su ignorancia para hacer la obra que debieran haber hecho en sus puestos de responsabilidad (MS 176, 1898).
16 (Col. 1: 26-27; Rom. 16: 25; ver EGW com. Juan 1: 1-3, 14; 2 Tim. 3: 16). Más allá de la percepción del hombre.
Grande es el misterio de la piedad. Hay misterios en la vida de Cristo que deben ser creídos, aunque no pueden ser explicados. La mente limitada no puede sondear el misterio de la piedad (Carta 65, 1905)
(1 Ped. 1: 11-12.) La encarnación, un proceso penoso.
La obra de la redención es llamada un misterio, y es ciertamente el misterio mediante el cual la justicia eterna se presenta a todos los que creen. La raza humana estaba enemistada con Dios como consecuencia del pecado. A un precio infinito, mediante un proceso penoso, misterioso tanto para los ángeles como para los hombres, Cristo tomó la humanidad. Ocultó su divinidad, puso a un lado su gloria, y nació como un niñito en Belén. Vivió en la carne humana la ley de Dios para que pudiera condenar el pecado en la carne, y para dar testimonio a los seres celestiales de que la ley fue ordenada para vida y para asegurar felicidad, paz y eterno bien a todos los que obedecen. Pero el mismo sacrificio infinito que es vida para los que creen, es un testimonio de condenación para los desobedientes, testimonio que habla muerte y no vida (MS 29, 1899).
CAPÍTULO 4
1.
Ver EGW com. Col. 2: 8; 1 Juan 4: 1.
8.
Ver EGW com. Prov. 3: 17.
12 (2 Tim. 3: 14-15). La humilde dependencia de Timoteo.
Preciosas lecciones se encuentran en la historia de Timoteo. Era sólo un muchacho cuando fue elegido por Dios como maestro; pero tan firmes eran sus principios, debido a una correcta educación, que era idóneo para ese importante cargo. Desempeñó sus responsabilidades con humildad semejante a la de Cristo. Era fiel, firme y leal, y Pablo lo eligió para que fuera su compañero de trabajos y de viajes. Para que Timoteo no sufriera menosprecios debido a su juventud, Pablo le escribió: "Ninguno tenga en poco tu juventud". Podía escribirle sin peligro, porque Timoteo no tenía suficiencia propia, sino que continuamente buscaba dirección.
Hay muchos jóvenes que actúan por impulsos y no por razonamientos. Pero a cada paso Timoteo preguntaba: "¿Es este el camino del Señor?" No tenía talentos especialmente brillantes, pero consagraba todas sus capacidades al servicio de Dios, y eso hacía que su obra fuera valiosa. El Señor encontraba en él una mente que podía modelar y disponer para la morada interior del Espíritu Santo.
Dios quiere usar a los jóvenes de hoy día como usó a Timoteo, si se someten a su conducción. Tenemos el privilegio de ser misioneros de Dios. Él os exhorta para que trabajéis por vuestros compañeros. Buscad a aquellos que sabéis que están en peligro, y tratad de ayudarlos con el amor de Dios. ¿Cómo podrán conocer al Salvador a menos que vean sus virtudes en sus seguidores? (YI 13-2- 1902).
13-16 (2 Tim. 2: 1-3, 7, 15). No es suficiente el poder intelectual.
[Se cita 1 Tim. 4: 13-16.] La admonición dada a Timoteo debe ser tenida en cuenta en cada hogar y convertirse en un factor educativo en cada familia y en cada escuela. . . [Se cita 2 Tim. 2: 1-3, 7, 15.]. . .
La más elevada meta de nuestra juventud no debe ser esforzarse por ir tras de algo novedoso. No había nada de esto en la mente ni en la obra de Timoteo. Los jóvenes debieran tener en cuenta que el mero conocimiento en las manos del enemigo de todo bien, puede ser un poder para destruirlos. Un ser sumamente inteligente, que ocupaba un puesto destacado entre la multitud angelical, fue el que finalmente se convirtió en rebelde, y muchas mentes de cualidades intelectuales distinguidas ahora están siendo cautivadas por su poder (YI 5-5-1898).
16. "Ten cuidado de ti mismo".
"Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina". Tú mismo necesitas la primera atención. Primero entrégate al Señor para ser santificado para su servicio. Un ejemplo de piedad será más eficaz para la verdad que la máxima elocuencia desprovista de una vida bien ordenada. 928 Arregla la lámpara del alma y llénala nuevamente con el aceite del Espíritu. Busca de Dios aquella gracia, aquella claridad de comprensión que te capacitará para hacer una obra de éxito. Aprende de él lo que significa trabajar por aquellos por quienes él dio su vida. El obrero más talentoso puede hacer poco a menos que Cristo, la esperanza y la fortaleza de la vida, sea formado en su interior (RH 19-8-1902).
CAPÍTULO 5
13.
Ver EGW com. Exo. 31: 1-6.
24-25 (Apoc. 20: 12-13). Lo que pasa con el pecado.
Los pecados de algunos hombres han sido manifestados de antemano, han sido confesados con arrepentimiento y han sido abandonados, y de antemano han sido tratados en el juicio. La palabra perdón se ha escrito frente a los nombres de esos hombres. Pero los pecados de otros hombres los siguen, y no han sido eliminados por el arrepentimiento y la confesión, y esos pecados permanecerán registrados contra ellos en los libros del cielo (MS 1a, 1890).
CAPÍTULO 6
10.
Ver EGW com. Mat. 26: 14-16.
12 (ver EGW com. Gál. 5: 6). Preciosas promesas.
"Echa mano de la vida eterna". Venid a Jesús con fe. Pedid y recibiréis. Se promete el perdón de los pecados al que se arrepiente, la justificación al que cree, y la corona de la vida al que es fiel hasta la muerte (Carta 33, 1895).
19.
Ver EGW com. 2 Cor. 9: 6.
20 (Col. 2: 8; ver EGW com. 1 Juan 2: 18). La ciencia y la religión se proyectan luz mutuamente.
Dios es el fundamento de todas las cosas. Toda verdadera ciencia está en armonía con las obras divinas; toda verdadera educación conduce a obedecer al gobierno de Dios. La ciencia despliega nuevas maravillas ante nuestros ojos, se remonta a lo alto y explora nuevas profundidades; pero en su investigación no produce nada que esté en conflicto con la revelación divina. La ignorancia quizá procure apoyar falsos conceptos de Dios recurriendo a la ciencia; pero no están en desacuerdo el libro de la naturaleza y la Palabra escrita: cada uno proyecta luz sobre el otro. Correctamente entendidos hacen que conozcamos a Dios y su carácter, enseñándonos algo de las leyes sabias y bondadosas por medio de las cuales él obra (ST 20-3-1884).
Sofistería de la falsa ciencia.
Necesitamos estar continuamente en guardia contra las sofisterías acerca de la geología y otras ramas de la falsamente llamada ciencia, que no tienen nada que ver con la verdad. Las teorías de los grandes hombres necesitan ser zarandeadas cuidadosamente del más ligero vestigio de sugestiones de incredulidad. Una semillita sembrada por maestros en nuestras escuelas, dará lugar a una cosecha de incredulidad si es recibida por los alumnos. Todo el brillo del intelecto que poseen los hombres ha sido dado por el Señor, y debe ser dedicado a su servicio (RH 1-3-1898).
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