viernes, 26 de septiembre de 2008

MALAQUIAS:

CAPÍTULO 1
10. No pretendáis pago por cada tarea realizada.-
Hoy, como en los días de Malaquías, hay ministros que trabajan no porque no se atreven a dejar de hacerlo, no porque el ¡ay! está sobre ellos, sino por la paga que deben recibir. Es completamente equivocado esperar paga por cada trabajo que se hace para el Señor. La tesorería del Señor ha sido empobrecida por los que sólo han sido un perjuicio para la causa. Si los ministros se entregan plenamente a la obra de Dios y dedican todas sus energías a comentar su causa, no les faltará nada. En cuanto a las cosas temporales tienen una porción mejor que su Señor y mejor que sus discípulos escogidos, a quienes él envió (SW 3-1-1905).
11. La prosperidad Judía debía revelar la gloria de Dios.-
[Se cita Mal. 1: 1] Las palabras proféticas de Malaquías se han estado cumpliendo en la proclamación de la verdad del Señor a los gentiles. Dios, en su infinita sabiduría, eligió a Israel como depositario de inapreciables tesoros de verdad para todas las naciones. Dio su ley a los israelitas como la norma del carácter que debían desarrollar ante el mundo, ante los ángeles y ante los mundos que no cayeron. Debían rebelar al mundo las leyes del gobierno del cielo. Por precepto y ejemplo debían dar un testimonio decidido de la verdad. La gloria de Dios, su majestad y poder, debían ser revelados en toda su grandeza. Debían ser un reino de sacerdotes y príncipes. Dios les dio todo lo necesario para ser la mayor nación de la tierra.
Por su deslealtad el pueblo elegido de Dios desarrolló un carácter exactamente opuesto al carácter que el Señor deseaba que desarrollara. Los israelitas colocaron sus propias modalidades y características sobre la verdad. Olvidaron a Dios y perdieron de vista su excelso privilegio como representantes de él. Las bendiciones que habían recibido no reportaron bendiciones al mundo. Se apropiaron de todos sus beneficios para su glorificación propia. Robaron a Dios el servicio que él requería de ellos, y robaron a sus prójimos la orientación religiosa y el ejemplo santo. Como los habitantes del mundo antediluviano, pusieron en práctica todos los designios de sus malos corazones. Así hicieron que las cosas sagradas parecieran una farsa diciendo: "Templo de Jehová, templo de Jehová es éste", mientras que tergiversaban el carácter de Dios deshonrando su nombre y contaminando su santuario (SW 10-1-1905).
13.-
Ver EGW com. Lev. 1: 3; t. I, p. 1124.
CAPÍTULO 2
1-2. Dios exige más de lo que le damos.-
[Se cita Mal. 2: 1-2] El Señor exige de todos los que profesan ser su pueblo mucho más de lo que le damos. Espera que los creyentes en Cristo Jesús revelen al mundo, en palabras y hechos, el cristianismo que fue ejemplificado en la vida y el carácter del Redentor. Si la Palabra de Dios es atesorada en su corazón, darán una demostración práctica del poder y la pureza del Evangelio. El testimonio que así se demuestre al mundo es de mucho más valor que los sermones o profesiones de piedad que no revelan buenas obras. Recuerden los que mencionan el nombre de Cristo, que individualmente están haciendo una impresión favorable o desfavorable de la religión de la Biblia en la mente de todos aquellos con quienes se relacionen (SW 17-1-1905).
CAPÍTULO 3
1-3. La verdad es una prueba continua.-
[Se cita Mal. 3: 1-3] Todo lo que hay en nuestro carácter que no puede entrar en la ciudad de Dios, será reprobado. Si nos sometemos a la purificación del Señor, toda la escoria y los residuos serán consumidos. Cuando los elegidos del Señor reciban la luz adecuada para este tiempo, no serán inducidos a ensalzarse a sí mismos. No elaborarán una norma por la cual medir su propio carácter, pues el Señor ha dado una norma por la cual será probado todo carácter. No hay una norma para el pobre y otra para el rico, pues todos serán probados por aquella ley que nos ordena amar a Dios por sobre todas las cosas y a nuestros prójimos como a nosotros mismos. Los que ganen el tesoro del cielo serán los que hayan acumulado su tesoro en lo alto. Dios nos da luz y oportunidades para aprender 1203 de Cristo a fin de que seamos como él en espíritu y en carácter; pero no debemos conformarnos con ninguna norma humana. Debemos recibir la verdad de Dios en el corazón para que regule la vida y dé forma al carácter.
El Señor considera a los hombres en las diferentes esferas en que actúan, y el carácter es probado de acuerdo con las diferentes circunstancias en que se encuentran. La verdad pura, refinada y elevadora es una prueba continua para medir al hombre. Si la verdad rige la conciencia y es un principio permanente en el corazón, se convierte en un instrumento activo que actúa y obra por el amor purificando el alma. Pero si el conocimiento de la verdad no produce belleza en el alma, si no somete, suaviza y renueva al hombre de acuerdo con la imagen de Dios, no es de beneficio para el que la recibe. Es metal que resuena y címbalo que retiñe. La verdad como es en Jesús, e implantada en el corazón por el Espíritu Santo, siempre obra de adentro hacia afuera. Se revelará en nuestras palabras, espíritu y acciones para con cada uno con quien nos relacionamos (Carta 20a 1893).
3-4. Un proceso purificador.-
[Se cita Mal. 3: 3-4.] En este pasaje se describe un proceso depurador, purificador, que el Señor de los ejércitos llevará a cabo en el corazón de los hombres. El proceso es sumamente angustioso para el alma; pero sólo por ese medio puede eliminarse la escoria. Es necesario que soportemos pruebas, pues mediante ellas se nos acerca a nuestro Padre celestial para que obedezcamos su voluntad y podamos darle una ofrenda en justicia...
El Maestro sabe en dónde necesitamos ser purificados para su reino celestial. No quiere dejarnos en el horno hasta que hayamos sido consumidos del todo. Como un refinador y purificador de plata, contempla a sus hijos, y observa el proceso de purificación hasta que perciba su imagen reflejada en nosotros. Aunque con frecuencia sintamos que la llama de la aflicción se enciende en torno de nosotros, y a veces temamos ser enteramente consumidos, sin embargo, la amante bondad de Dios es tan grande para nosotros en esas oportunidades como cuando experimentamos libertad espiritual y triunfamos en él. El horno debe purificar y refinar, pero no consumir y destruir. En su providencia, Dios nos quiere probar para purificamos como a los hijos de Leví, a fin de que le ofrezcamos una ofrenda en justicia. (SW 7-2-1905).
Toda prueba necesaria rara vez se repite.-
[Se cita Mal. 3: 3-4.] He aquí el proceso, el proceso refinador y purificador que le corresponde efectuar al Señor de los ejércitos. La obra es sumamente angustiosa para el alma; pero sólo mediante este proceso pueden eliminarse los desechos y las impurezas contaminadoras. Todas nuestras pruebas son necesarias para acercarnos a nuestro Padre celestial y obedecer su voluntad, a fin de ofrecer al Señor una ofrenda en justicia. Dios ha dado dones a cada uno de nosotros, talentos que mejorar. Necesitamos una nueva y viviente experiencia en la vida divina para cumplir la voluntad de Dios. Ninguna cantidad de experiencia pasada bastará para el presente, ni nos fortalecerá para que venzamos las dificultades de nuestro sendero. Diariamente debemos tener nueva gracia y renovada energía a fin de que seamos vencedores.
Raramente somos colocados dos veces en la misma situación. Abrahán, Moisés, Elías, Daniel y muchos otros, todos fueron duramente probados, pero no de la misma manera. Cada uno pasa por pruebas y aflicciones individuales en el drama de la vida; pero rara vez aparece la misma prueba. Cada uno tiene su propia experiencia peculiar en su carácter y circunstancias, para que ejecute cierta obra. Dios tiene una obra, un propósito en la vida de todos y cada uno de nosotros. Cada acto, no importa cuán pequeño sea, tiene su lugar en nuestra vida. Debemos tener la luz incesante y la experiencia que provienen de Dios. Todos las necesitamos, y Dios está más que dispuesto a que las recibamos si tenemos voluntad de aceptarlas (RH 22-6-1886).
5-17. Una escena de dos grupos.-
En el tercer capítulo de Malaquías se presentan dos grupos. Aquí el Señor condena a los que dicen ser su pueblo, pero que no son centinelas fieles. La acusación y reto de Dios contra esta gente son nítidos y decididos. [Se cita Mal. 3: 5-12.] Claramente se especifica el deber del hombre de ser fiel en darle al Señor la parte que él demanda en diezmos y ofrendas, para que haya lo suficiente para llevar adelante la obra sin dificultades ni estorbos.
Se presenta a unas personas que no están llenas del Espíritu Santo, porque no han andado humildemente con Dios y no han sido fieles, limpias, puras y santas a la vista de Dios. Dios dice: "Vuestras palabras contra mí 1204 han sido violentas... Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios..., tentaron a Dios y escaparon".
¿Quién les demandó que anduvieran afligidos? No fue Cristo. Su melancolía es fruto de su propia voluntad y espíritu profano. Se quejan uno del otro y de Dios, mostrando la apariencia de estar chasqueados, dejando la impresión en el mundo que no vale la pena ser cristianos. Tener envidia y celos de los hermanos significa tener envidia y celos de Dios (MS 15, 1899).
8. Roban servicio.-
Los que se niegan a colocarse al lado del Señor le roban el servicio que él demanda. ¿Qué alquiler le están pagando por vivir en su casa, en este mundo? Proceden como si hubieran creado el mundo, como si tuvieran derecho a usar como les plazca lo que poseen. Dios toma en cuenta su mal uso de los talentos de origen divino (MS 50, 1901).
10-11. Un mensaje que todavía está en vigencia.-
El deber es el deber, y debe cumplirse por el hecho de serlo. Pero el Señor tiene compasión de nosotros en nuestra condición caída, y acompaña sus órdenes con promesas. Insta a su pueblo a que lo ponga a él a prueba, y declara que recompensará la obediencia con las más ricas bendiciones [Se cita Mal. 3: 10-11.] (SW 14-2-1905).
11. Dios puede esparcir los recursos.-
Los que egoístamente están reteniendo sus recursos, no deben sorprenderse si la mano de Dios esparce sus posesiones. Lo que debería haber sido consagrado para el adelanto de su obra y de su causa, pero que ha sido retenido, puede ser arrebatado en diversas formas. Dios se les acercará con castigos. Se producirán muchas pérdidas. Dios puede esparcir los recursos que ha prestado a sus mayordomos, si ellos se niegan a usarlos para su gloria. Algunos quizá no recuerden haber sufrido estas pérdidas por haber descuidado su deber; pero sus casos quizá sean los más desesperados (SW 21-2-1905).
13-16. No sólo debe testificar una persona.-
El hecho de que el Señor haya sido presentado como escuchando las palabras pronunciadas por sus testigos, nos dice que Jesús está en nuestro mismo medio. Nos dice: "Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Una sola persona no debe presentar todo el testimonio a favor de Jesús, sino que todos los que aman a Dios deben testificar de la preciosidad de su gracia y verdad. Los que reciben la luz de la verdad recibirán lección tras lección que los educará no para que guarden silencio, sino para que hablen con frecuencia el uno al otro. Deben tener en cuenta la reunión del sábado, cuando los que aman y temen a Dios, y que piensan en su nombre, pueden tener la oportunidad de expresar sus pensamientos hablando el uno al otro...
Que cada uno procure convertirse en un cristiano inteligente que cumple con su responsabilidad y con su parte personal para hacer la reunión interesante y útil...
La Majestad del cielo identifica sus intereses con los de los creyentes, no importa cuán humildes puedan ser sus circunstancias. Y dondequiera que tengan el privilegio de congregarse, es apropiado que con frecuencia hablen el uno al otro para que expresen la gratitud y el amor que resultan de pensar en el nombre del Señor. Así será glorificado Dios cuando preste oídos y escuche, y la reunión de testimonios será considerada como la más preciosa de todas las reuniones, pues las palabras pronunciadas fueron registradas en el libro de memoria (MS 32, 1894).
16. Recuerdo constantemente renovado.-
Cada liberación, cada bendición que Dios en lo pasado ha concedido a su pueblo, debiera mantenerse fresca en el recinto de la memoria como una promesa segura de nuevas, más ricas y mayores bendiciones que él prodigará. Las bendiciones del Señor se adaptan a las necesidades de su pueblo (MS 65, 1912).
Mostrad el lado brillante de la religión.-
No complazcáis al enemigo ocupándoos del lado oscuro de vuestra vida. Confiad más plenamente en Jesús para que os ayude a resistir la tentación. Si pensáramos más en Jesús, y habláramos más de él y menos de nosotros mismos, disfrutaríamos mucho más de su presencia. Si permanecemos en él, de tal modo estaríamos llenos de paz, fe y valor, y tendríamos una experiencia tan victoriosa para relatar al venir a la reunión, que otros serían revitalizados por nuestro claro y vigoroso testimonio en favor de Dios. Estos preciosos reconocimientos en alabanza a la gloria de la gracia divina, cuando están respaldados 1205 por una vida semejante a la de Cristo tienen sin poder irresistible que obra para la salvación de las almas.
El lado brillante y feliz de la religión será mostrado por todos los que diariamente están consagrados a Dios. No debiéramos deshonrar a nuestro Señor con un relato de quejas por las pruebas penosas. Todas las pruebas que son consideradas como educadoras producirán gozo. Toda la vida religiosa será elevadora, inspiradora, animadora, ennoblecedora, fragante de obras y palabras buenas. El enemigo se regocija de que las almas estén deprimidas y abatidas. Desea que los incrédulos reciban una impresión equivocada en cuanto al resultado de nuestra fe. Pero Dios quiere que la mente se eleve. Desea que cada alma triunfe con el poder sostenedor del Redentor (SW 7-3-1905).
(Heb. 10: 25.) Reflejar rayos de luz.-
[Se cita Mal. 3: 16.] Se concede al cristiano el gozo de recibir los rayos de luz eterna del trono de gloria, y de reflejarlos no sólo sobre su propia senda sino sobre el camino de aquellos con quienes se relaciona. Hablando palabras de esperanza y ánimo, de agradecida alabanza y bondadosa alegría, puede esforzarse por hacer mejores a los que lo rodean, para elevarlos, para indicarles el cielo y la gloria, y para inducirlos a buscar, por encima de todas las cosas terrenales, la realidad eterna, la herencia inmortal, las riquezas que son imperecederas (SW 7-3-1905).
16-17. Promesas que se cumplirán.-
Las palabras finales de este pasaje bosquejan lo que el pueblo de Dios todavía ha de experimentar. Tenemos, como pueblo, tan maravilloso futuro. Las promesas del tercer capítulo de Malaquías se cumplirán al pie de la letra (Carta 223, 1904).
Los ángeles esperan oraciones.-
Buscad con sumo fervor una experiencia y piedad más profundas, y aprended a caminar con cautela [Se cita Mal. 3: 16-17.] Dios no abandona a sus hijos que se descarrían, que son débiles en la fe y que cometen muchas faltas. El Señor presta oídos y escucha sus oraciones y testimonios. Los que contemplan a Jesús día tras día y hora tras hora, que velan en oración, se están acercando a Jesús. Ángeles con las alas desplegadas esperan para llevar sus oraciones contritas a Dios y para registrarlas en los libros del cielo (Carta 90, 1895).
17. Todo brillo es luz reflejada.-
Todo el brillo que poseen los que han ganado la más rica experiencia, no es sino el reflejo de la luz del Sol de justicia. El que vive más cerca de Jesús, brilla al máximo. Y agradezcamos a Dios porque el Maestro tiene a algunos ocultos, que no son reconocidos por el mundo, pero cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero. El brillo de la gema más diminuta del cofre de Dios, lo glorificará a él. Hay muchos... que durante esta vida no parecen recibir una honra especial; pero el Señor ve a los que le sirven [se cita Mal. 3: 17] (Carta 94, 1903).
Joyas por doquiera.-
Dios tiene joyas en todas las iglesias, y no nos corresponde lanzar arrolladoras acusaciones contra el llamado mundo religioso, sino presentar a todos con humildad y amor, la verdad tal como es en Jesús. Que los hombres vean piedad y consagración; que contemplen un carácter semejante a Cristo, y serán atraídos a la verdad. El que ama a Dios por encima de todas las cosas, y a su prójimo como a sí mismo, será una luz en el mando. Los que tienen un conocimiento de la verdad deben compartirla. Deben ensalzar a Jesús, el Redentor del mundo; deben expresar la Palabra de vida (RH 17-1-1893).
CAPÍTULO 4
1. (Sal. 11: 6; Juan 8: 44). Raíz y ramas del mal.-
Toda la obra del padre de la mentira está registrada en el libro de los estatutos del cielo, y los que se prestan para el servicio de Satanás, para expresar ante los hombres y presentarles las mentiras de Satanás por precepto y por práctica, recibirán según sus obras. Raíz y rama serán destruidas con el fuego de los últimos días. Satanás, el gran general de la apostasía, es la raíz, y todos sus obreros, que enseñan sus mentiras en cuanto a la ley de Dios, son las ramas (MS 58, 1897).
5-6. El mensaje de Elías.-
En esta época precisamente antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo, Dios necesita hombres que preparen un pueblo para que esté en pie en el gran día del Señor. En estos últimos días se debe efectuar una obra igual a la que hizo Juan. Mediante los agentes que el Señor ha elegido, él está dando mensajes a su pueblo, y quiere que todos presten atención a las admoniciones y amonestaciones que envía. El mensaje que precedió al ministerio público de Cristo fue: Arrepentíos, publicanos y pecadores; arrepentíos, fariseos y 1206 saduceos, "porque el reino de los cielos se ha acercado". Nuestro mensaje no es de paz y seguridad. En nuestra condición de pueblo que cree en la pronta aparición de Cristo, tenemos un mensaje definido para dar: "Prepárate para encontrarte con tu Dios".
Nuestro mensaje debe ser tan directo como fue el de Juan. El reprendió a reyes por su iniquidad. A pesar de que ponía en peligro su vida, nunca permitió que languideciera la verdad en sus labios. Nuestra obra en esta época debe ser hecha con igual fidelidad...
En este tiempo de apostasía casi universal, Dios exige que sus mensajeros proclamen su ley con el espíritu y el poder de Elías. Así como Juan el Bautista, al preparar sin pueblo para el primer advenimiento de Cristo, llamó su atención a los Diez Mandamientos, así debemos dar el mensaje nítidamente: "Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado". Debemos esforzarnos para preparar el camino para el segundo advenimiento de Cristo, con el mismo fervor que caracterizó a Elías el profeta y a Juan el Bautista (SW 21-3-1905).

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