CAPÍTULO 3
Una lección para el Israel espiritual.-
Sírvase leer el tercer capítulo [de Jeremías]. Este capítulo es una lección para el Israel moderno. Que entiendan todos los que dicen ser hijos de Dios que él no tolerará sus pecados así como no toleró los del antiguo Israel. Dios odia las tendencias hacia el mal, heredadas y cultivadas (Carta 34, 1899).
CAPÍTULO 8
7. Las aves responden más pronto que los hombres.-
La golondrina y la cigüeña observan los cambios de las estaciones. Emigran de un país a otro para encontrar un clima adecuado a su conveniencia y bienestar, tal como el Señor lo dispuso. Pero el pueblo de Dios sacrifica la vida y la salud para complacer el apetito. Su deseo de acumular riqueza hace que se olvide del Dador de todas sus bendiciones. Abusa de su salud, y usa las facultades que Dios le dio para llevar a cabo sus ambiciosos propósitos, que no están santificados. Continuamente sufre de dolores corporales y de inquietud mental, porque está decidido a proseguir con sus prácticas y hábitos equivocados. No quiere razonar de causa a efecto, y debido a su ignorancia sacrifica la salud, la paz y la felicidad (MS 35, 1899).
8. (Mat. 15: 9; 22: 29). El rechazo de la verdad ha producido las condiciones actuales.-
El predominio del pecado es alarmante; el mando se está llenando de violencia como en los días de Noé. ¿Estaría el mundo en su actual condición, si los que afirman que son el pueblo de Dios hubieran reverenciado y obedecido la ley del Señor? Lo que ha producido las condiciones que ahora existen, es el rechazo de la verdad y el hecho de que el hombre no hace caso de los mandamientos de Dios. Falsos pastores invalidan la Palabra de Dios. La decidida oposición de los pastores del rebaño a la ley de Dios, revela que han rechazado la Palabra del Señor y en lugar de ella han puesto sus propias palabras. En su interpretación de las Escrituras enseñan como doctrinas mandamientos de hombres. En su apostasía de la verdad han fomentado la impiedad, diciendo: "Somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros". A éstos se aplican las palabras de Cristo a los fariseos. Cristo dijo a estos maestros: "Ignoráis las Escrituras y el poder de Dios..."
La condición actual de nuestro mundo es precisamente la que el profeta anticipó que sería cerca de la terminación de la historia de esta tierra (MS 60, 1900).
22.-
Ver EGW com. Exo. 15: 23-25, t. 1, p. 1116.
CAPÍTULO 11
16. Las ramas estériles fueron desgajadas.-
[Se cita Jer. 11: 16.] Puesto que sus ramas debieran haber dado fruto sin medida, fueron desgajadas debido a su obstinada desobediencia. La conducta errónea de los habitantes de Jerusalén les trajo resultados inevitables, y también a aquellos en quienes habían influido. Se apartaron del ejemplo de los hombres santos que recibían su inspiración de Jesucristo, su Caudillo invisible. No podían desarrollar caracteres que Dios pudiera aprobar (Carta 34, 1899).
CAPÍTULO 17
5. Es fatal depender del mundo.-
[Se citan Deut. 4: 1-2, 5-9; 7: 1-6, 9-10.] Bajo el gobierno de David el pueblo de Israel ganó poder y rectitud al obedecer la ley de Dios. Pero los reyes siguientes procuraron ensalzarse a sí mismos. Se atribuyeron la gloria por la grandeza del reino, olvidándose de cuán completamente dependían de Dios. Se consideraron sabios e independientes debido a los honores que les tributaban hombres falibles y descarriados. Se volvieron corruptos e inmorales y se rebelaron contra el Señor, apartándose de él para adorar los ídolos.
Dios los toleró mucho tiempo y con frecuencia los llamaba al arrepentimiento. Pero se negaron a escuchar, y al fin Dios se manifestó por medio de castigos para mostrarles cuán débiles eran sin él. Vio que estaban decididos a hacer su propia voluntad, y los entregó en las manos de sus enemigos, los cuales saquearon su país y llevaron cautivo al pueblo.
Las alianzas de los israelitas con sus vecinos paganos resultaron en pérdida de su identidad como pueblo peculiar de Dios. Fueron leudados por las malas prácticas de aquellos con quienes hicieron alianzas prohibidas. Su asociación con los mundanos les hizo perder su primer amor y su celo por el servicio de Dios. Las ventajas por las cuales se vendieron muchas almas.
Lo que le sucedió a Israel le pasará a todos los que vayan al mundo en busca de poder, apartándose del Dios viviente. Los que rechazan a Aquel que es poderoso y fuente de toda fortaleza, y se asocian con los del mundo para depender de ellos, quedan débiles en poder moral como lo son aquellos en quienes confían.
Dios se presenta con ruegos y promesas a los que están cometiendo faltas. Trata de mostrarles sus errores y de llevarlos al arrepentimiento. Pero si se niegan a humillar su corazón delante de él, si se esfuerzan por ensalzarse por sobre él, tiene que manifestárseles por medio de castigos. No se aceptará de parte de los que insisten en deshonrar a Dios, apoyándose en el brazo del poder del mundo, ninguna apariencia de estar cerca de Dios ni ninguna afirmación de que hay unidad con él (RH 4-8-1904).
25. (Isa. 65: 2; Eze. 12: 2). Israel, ciego a la luz y sordo a los mensajes.-
Si el pueblo de Dios se hubiera mantenido en el lugar que le fue señalado, como depositario de la verdad sagrada y eterna que debía llegar al mundo pagano, Jerusalén habría permanecido hasta hoy. Pero los israelitas fueron rebeldes. Y cuando Dios hubo hecho todo lo que él podía hacer, hasta el punto de enviar a su Hijo unigénito, ellos ignoraron de tal manera las Escrituras y el poder de Dios, que rechazaron la única ayuda que podría hacerlos salvado de la ruina. "Este es el heredero -dijeron-, venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad".
Dios escogió a Israel para que fuera una luz para los gentiles, para que los hiciera retornar a su lealtad. Pero Israel mismo quedó cegado ante la luz y sordo a los mensajes enviados para abrirle el entendimiento (MS 151, 1899).
CAPÍTULO 18
1-10. El trato de Dios.-
[Se cita Jer. 18: 1-10.] Estas palabras presentan ante nosotros la forma en que Dios trata a su pueblo. Envía amonestaciones. Le ruega para que deje de hacer mal y aprenda a hacer bien; que escuche las palabras de Cristo, pues son pronunciadas para todos los que afirman que son su pueblo. Se prometen bendiciones para todos los que siguen al Señor a fin de hacer lo recto;1178 pero los que siguen por sus propios caminos demuestran que cuando sean sometidos a pruebas, que pueden acaecer en cualquier parte, serán desleales, y Dios no puede bendecirlos (Carta 34, 1899).
CAPÍTULO 20
7-10. Los mensajeros de Dios como ovejas en medio de lobos.-
Los mensajes de reproche que Dios envió mediante sus profetas al reincidente y apóstata Israel, no lo indujeron al arrepentimiento. Sus mensajeros, calumniados e incomprendidos, eran como ovejas en medio de lobos. Muchos de ellos fueron muertos cruelmente.
¡Cuán desdeñosamente trató la nación judía el mensaje que el Señor le dio mediante su profeta Jeremías! En cuanto a lo que le sucedió, dice el profeta Jeremías: "Me sedujiste, oh Jehová, y yo fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día".
Tan vigorosa era la oposición contra el mensaje de jeremías, con tanta frecuencia era ridiculizado y escarnecido, que dijo: "No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre". Así ha sido siempre. Debido al rencor, el odio y la oposición manifestados contra los mensajes de reproche de Dios, muchos otros mensajeros suyos han decidido hacer como hizo Jeremías. ¿Pero qué hizo ese profeta del Señor después de su decisión? Aunque hizo el mayor esfuerzo posible, no pudo quedar en paz. Tan pronto como llegaba a las asambleas del pueblo, advertía que el Espíritu del Señor era más fuerte que él, y se registró: "Había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza".
En esta generación, cuando los siervos de Dios presentan el mensaje del Señor para reprender a los que hacen maldad, para reprochar a los que introducen principios falsos, ¿no les ha pasado lo mismo que le sucedió a Jeremías? Cuando se inicia un proceder que pervierte la justicia y el juicio, debe pronunciarse como un reproche la palabra del Señor. En nuestros días enfrentamos las mismísimas dificultades que los siervos del Señor enfrentaron en los días del antiguo Israel, cuando fueron enviados para desenmascarar los males existentes que tenían una influencia corruptora (MS 56, 1902).
CAPÍTULO 23
1. (Ose. 8: 1; 13: 9; Mat. 15: 6). Pastores que dispersan.-
Hay hombres que aparentan piedad y que, debido a sus propias transgresiones, encubren a los pecadores. Desprecian los mandamientos de Dios, eligiendo las tradiciones de los hombres, anulando la ley de Dios y fomentando la apostasía. Las excusas que presentan son endebles y débiles, y traerán destrucción para sus almas y las almas de otros...
Los más rigurosos castigos caerán sobre los que han tomado a su cargo la obra de ser pastores de la grey, porque han presentado a la gente fábulas en vez de presentar la verdad. Se levantarán hijos que maldecirán a sus padres. Los miembros de iglesia que han visto la luz y han sido convencidos de su culpabilidad, pero que han confiado la salvación de sus almas a los ministros, aprenderán en el día de Dios que ninguna otra alma puede pagar el rescate por sus transgresiones. Surgirá un terrible clamor: "Estoy perdido, eternamente perdido". Habrá quienes sentirán que serían capaces de despedazar a los ministros que han enseñado falsedades y han condenado la verdad. La verdad pura para este tiempo exige una reforma de la vida; pero ellos se han separado del amor de la verdad, y de ellos se puede decir: "Te perdiste, oh Israel". El Señor envía un mensaje al pueblo: "Pon a tu boca trompeta. Como águila viene contra la casa de Jehová, porque traspasaron mi pacto, y se rebelaron contra mi ley" (Carta 30, 1900).
6. El día de la coronación.-
En el día de la coronación del Salvador, él no reconocerá como suyo a nadie que tenga mancha o defecto. Pero a sus fieles él les dará coronas de gloria inmortal. Los que no quisieron que él reinara sobre ellos lo verán rodeado por el ejército de los redimidos, cada uno de los cuales llevará la insignia: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA. Verán la cabeza que una vez estuvo coronada de espinas, coronada 1179 con una diadema de gloria (RH 5-5-1903).
28. (1 Cor. 3: 13). Predicad la palabra; dejad el tamo.-
Cristo siempre mantuvo una sabia reserva en cuanto a tratar el tema del misterio divino de la esencia de Dios. Hizo esto para poder cerrar la puerta cuando no debieran fomentarse las conjeturas humanas. Los misterios más sagrados, santos y eternos que Dios no ha revelado, son meras especulaciones cuando se los considera desde el punto de vista humano, meras teorías que confunden la mente. Hay quienes conocen la verdad, pero no la practican. Anhelan grandemente presentar algo nuevo y extraño. En su gran celo por ser originales, algunos quieren introducir ideas fantásticas que no son más que tamo. Ahora mismo hay un apartamiento de los temas sublimes y vivientes, propios para este tiempo, hacia lo que es ridículo y fantástico, y las mentes que anhelan novedades están listas para captar suposiciones, conjeturas, teorías humanas y falsa ciencia como si fuera verdad que se debe aceptar y enseñar.
Estos hacen depender la salvación de especulaciones sin un claro "Así dice Jehová". En esta forma introducen una cantidad de desperdicios, madera, heno y hojarasca, como material precioso que debe ponerse sobre la piedra fundamental. Esto no soportará la prueba del fuego, sino que será consumido; pero si los que han consentido en creer esas teorías se han engañado de tal modo a sí mismos que no conocen la verdad, y sin embargo se convierten, su vida será salvada como por fuego mediante el arrepentimiento y la humillación ante Dios. Se han estado ocupando de cosas comunes en lugar de lo sagrado. Muchos acogen con entusiasmo ideas sin importancia y las presentan como alimento ante la grey de Dios, cuando es sólo tamo que nunca aprovechará ni fortalecerá a la grey de Dios, sino que la mantendrá con hambre espiritual porque se está alimentando con lo que no contiene ni un ápice de valor nutritivo. ¿Qué tiene que la paja con el trigo? (MS 45, 1900).
CAPÍTULOS 25; 27-29; 30; 31
(Dan. 9: 1.) Registros que estudió Daniel.-
En los capítulos 27, 28 y 29 de Jeremías se encuentra una copia de las cartas enviadas por el profeta a los cautivos hebreos de Babilonia, y de las cartas enviadas por los falsos profetas a esos cautivos y a las autoridades de Jerusalén, junto con un relato del conflicto entre lo verdadero y lo falso.
Inmediatamente después de este intercambio de cartas entre Jeremías y los ancianos de los israelitas cautivos, el profeta recibió la instrucción de escribir en un libro todo lo que le había sido revelado acerca de la restauración de Israel. Esto está registrado en los capítulos 30 y 31 de Jeremías.
Estos, junto con las profecías del capítulo 25, son las cartas y los registros que el profeta Daniel, durante "el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos", estudió con oración más de sesenta años después de que se escribieron (RH 21-3-1907).
CAPÍTULO 25
11-12. (cap. 28; 29: 14). Castigo en proporción con la inteligencia y las amonestaciones despreciadas.-
"En el año cuarto de Joacim", muy poco después de que Daniel fuera llevado a Babilonia, Jeremías predijo el cautiverio de muchos de los judíos, como su castigo por no prestar atención a la palabra del Señor. Los caldeos serían usados como el agente mediante el cual Dios castigaría a su pueblo desobediente. Su castigo debía estar en proporción con su inteligencia y con las amonestaciones que habían despreciado. "Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto -declaró el profeta-; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desierto para siempre".
A la luz de estas claras palabras que predecían la duración del cautiverio, parece extraño que alguien afirmara que los israelitas pronto volverían de Babilonia. Y sin embargo, había en Jerusalén y en Babilonia quienes persistían en fomentar en el pueblo la esperanza de una pronta liberación. Dios castigó rápidamente a algunos de esos falsos profetas, y así defendió la veracidad de Jeremías, su mensajero.
En el fin del tiempo se levantarán personas que crearán confusión y rebelión entre el pueblo que profesa obedecer la ley de Dios. Pero tan ciertamente como cayeron los castigos divinos sobre los falsos profetas en los días de Jeremías, con la misma seguridad los 1180 obradores de iniquidad de hoy recibirán una medida completa de castigo, pues el Señor no ha cambiado. Los que profetizan mentiras animan a los hombres a que consideren livianamente el pecado. Pero cuando se manifiestan los terribles resultados de sus malos actos, procuran si es posible, que aparezca como responsable de sus dificultades el que los ha amonestado Fielmente, así como los judíos culparon a Jeremías de sus desgracias.
Los que marchan por el camino de rebelión contra el Señor, siempre pueden encontrar falsos profetas que justifiquen sus actos y los adulen para su propia destrucción. Con frecuencia las palabras mentirosas ganan muchos amigos, como lo ejemplifica el caso de estos falsos maestros entre los israelitas. Estos llamados profetas, en su celo fingido por el Señor ganaron muchos más creyentes y seguidores que los verdaderos profetas que daban el sencillo mensaje del Señor.
En vista de la obra de esos falsos profetas, Jeremías fue instruido por el Señor para que escribiera cartas a los capitanes, ancianos, sacerdotes, profetas, y a todo el pueblo que había sido llevado cautivo a Babilonia, aconsejándolos para que no fueran engañados con la creencia de que se aproximaba su liberación, sino que se sometieran tranquilamente, siguieran con sus ocupaciones y levantaran hogares pacíficos entre sus vencedores. El Señor les ordenó que no permitieran que los profetas [falsos] o adivinadores los engañaran con falsas esperanzas. Y por medio de su siervo Jeremías les aseguró que después de setenta años de cautiverio serían liberados y volverían a Jerusalén. Dios escucharía sus oraciones y sería propicio a ellos cuando se volvieran a él de todo corazón [se cita Jer. 29: 14] (RH 14-3-1907).
CAPÍTULO 27
12-22.-
Ver EGW com. 2 Rey. 24: 17-20. t. II, p. 1034.
CAPÍTULO 28
Ver EGW com. cap. 25: 11-12.
CAPÍTULO 29
14.-
Ver EGW com. cap. 25: 11-12.
CAPÍTULO 31
10-12. Ayuda divina para la corrección.-
[Se cita Jer. 31: 10-12.] El pan y el vino son símbolos de gracia y de abundancia.
Todos los que reciben los mensajes que el Señor envía para purificarlos y limpiarlos de todos los hábitos de desobediencia a los mandamientos divinos, y de su conformidad con el mundo, y se arrepienten de sus pecados y se reforman acudiendo a Dios en busca de ayuda, y se encaminan por la senda de la obediencia a sus mandamientos, recibirán auxilio divino para corregir su mal proceder. Pero los que se arrepienten y buscan al Señor sólo en apariencia, y sin embargo no se apartan del mal de sus obras, no sólo se chasquearán a sí mismos, sino que cuando su proceder les sea presentado en símbolos o parábolas sentirán vergüenza y dolor porque han chasqueado al Señor. Han puesto su confianza y esperanza en su propia conducta. Como pueblo han sido reprobados, y sin embargo no han eliminado las malas obras que causaron el reproche (MS 65, 1912).
CAPÍTULO 36
Se repite ahora lo mismo.-
[Se cita ler. 36: 1-7.] En este capítulo se registran acontecimientos históricos que se repetirán. Lean cuidadosamente todos los que desean recibir una amonestación.
[Se cita Jer. 36: 22-23, 27-28, 32] (MS 65, 1912).
CAPÍTULO 39
4-7.-
Ver EGW com. 2 Rey. 24: 17-20, t. II, p. 1034.
CAPÍTULO 48
10-12. El Espíritu no va más allá del poder humano de resistencia.-
La influencia del Espíritu sobre la mente humana regirá a ésta de acuerdo con la instrucción divina. Pero el Espíritu no actúa en una forma y con un poder que vayan más allá de la facultad de resistencia del agente humano. Un hombre puede negarse a escuchar los consejos y las admoniciones de Dios. Puede decidir que dirigirá su propia conducta; pero cuando hace esto no se convierte en un vaso de honra. Como Moab, se niega a ser cambiado, vaciado de vasija en vasija, y por lo tanto su olor permanece en él. Se resiste a corregir sus rasgos defectuosos de carácter, aunque el Señor 1181 claramente ha señalado su obra, sus privilegios, sus oportunidades y el progreso que debe hacer. Es demasiada molestia para él romper con sus viejos moldes y transformar sus ideas y métodos. "Su olor no se ha cambiado". Se aferra a sus defectos y así se incapacita para la sagrada obra del ministerio. No estuvo dispuesto a examinarse íntimamente a sí mismo o a pedir con insistencia que la luz brillara sobre él en una forma clara y nítida. No ha orado con humildad ni, al mismo tiempo, vivido de acuerdo con sus oraciones, estudiando para conocer su deber y hacer lo que ha aprendido del Espíritu Santo.
Después de que el Señor ha puesto a alguien a prueba y lo ha examinado para que pueda estar seguro de su vocación al ministerio, si se conforma con seguir sus propios caminos y su propia voluntad, si no hace caso de las manifestaciones del Espíritu de Dios y si se niega a beneficiarse con un crecimiento en la gracia y a profundizar el entendimiento, puede estar seguro de que Dios no lo necesita, pues no puede comunicar lo que nunca ha recibido.
Todos deben ministrar. El [el que ministra] debe usar cada facultad física, moral y mental por medio de la santificación del Espíritu para que pueda colaborar con Dios. Todos están moralmente obligados a dedicarse activamente y sin reservas al servicio de Dios. Deben cooperar con Jesucristo en la gran obra de ayudar a otros. Cristo murió por cada ser humano. Ha rescatado a cada uno dando su vida en la cruz. Hizo esto para que el hombre no viviera una vida sin objeto y egoísta, sino para que pudiera vivir para Jesucristo quien murió por su salvación. No todos están llamados a entrar en el ministerio, y sin embargo deben ministrar a otros. Es un insulto para el Espíritu Santo de Dios el que alguien prefiera una vida de complacencia propia.
Ministrar no sólo significa estudiar libros y predicar. Significa servicio (Carta 10, 1897).
Conocimiento de la verdad que no se practica.-
Esta descripción de Moab representa a las iglesias que se han vuelto como Moab. No se han mantenido en su puesto de deber como fieles centinelas. No han cooperado con las inteligencias celestiales ejercitando la capacidad que han recibido de Dios para hacer la voluntad divina, haciendo retroceder a los poderes de las tinieblas y usando cada facultad que Dios les ha dado para hacer avanzar la verdad y la justicia en nuestro mundo. Tienen sin conocimiento de la verdad, pero no han practicado lo que conocen (MS 7,1891).
Dios disciplina a sus obreros.-
Dios ha dado a cada hombre su obra, y debemos reconocer la sabiduría de su plan para nosotros mediante una cordial cooperación con él. La verdadera felicidad sólo se encuentra en una vida de servicio. El que vive una vida inútil y egoísta es desdichado. Está insatisfecho consigo mismo y con todos los demás.
El Señor disciplina a sus obreros para que puedan estar preparados para ocupar los lugares señalados para ellos. Así desea capacitarlos para que rindan un servicio más aceptable.
Una vida monótona no es la más conveniente para el crecimiento espiritual. Algunos pueden alcanzar la norma más alta de espiritualidad únicamente mediante un cambio del orden regular de las cosas. Cuando Dios en su providencia ve que son esenciales algunos cambios para el éxito de la edificación del carácter, perturba el curso tranquilo de la vida.
Hay quienes desean ser un poder dominante, pero que necesitan la santificación de la sumisión. Dios trae un cambio en su vida. Quizá los coloca ante deberes que ellos no elegirían. Pero si están dispuestos a ser guiados por él, les dará gracia y fortaleza para cumplir esos deberes con un espíritu dócil y servicial. Así quedan calificados para ocupar lugares donde sus facultades disciplinadas les harán prestar un gran servicio.
Dios prepara a algunos causándoles chascos y aparentes fracasos. Su propósito es que aprendan a dominar las dificultades. Los inspira con la determinación de convertir en éxito cada aparente fracaso. Con frecuencia los hombres oran y gimen debido a las perplejidades y obstáculos que enfrentan. Pero si retienen firme hasta el fin el principio de su confianza, él les despejará el camino. Vencerán mientras luchen con dificultades aparentemente insuperables...
Muchos no saben cómo trabajar para Dios, no debido a su ignorancia sino porque no están dispuestos a someterse a la preparación divina. Se habla del fracaso de Moab porque -declara el profeta-: "Quieto estuvo Moab desde su juventud... y no fue vaciado de vasija en vasija, ni nunca estuvo en cautiverio; por tanto quedó su sabor en él, y su olor no se ha cambiado".
Tal es también el caso de los que no han sido liberados de sus tendencias al mal, heredadas y cultivadas. Sus corazones no han sido limpiados de contaminación. Se les dio una oportunidad de hacer una obra para Dios; pero prefirieron no hacer esa obra porque querían realizar sus propios planes.
El cristiano debe estar preparado para cumplir una obra que revele bondad, tolerancia, magnanimidad, delicadeza, paciencia. El cristiano debe albergar en su vida el cultivo de estos preciosos dones, para que cuando sea llamado al servicio del Maestro pueda estar listo para usar sus más elevadas facultades en ayudar y bendecir a los que lo rodean (RH 2-5-1907).
Una lección para el Israel espiritual.-
Sírvase leer el tercer capítulo [de Jeremías]. Este capítulo es una lección para el Israel moderno. Que entiendan todos los que dicen ser hijos de Dios que él no tolerará sus pecados así como no toleró los del antiguo Israel. Dios odia las tendencias hacia el mal, heredadas y cultivadas (Carta 34, 1899).
CAPÍTULO 8
7. Las aves responden más pronto que los hombres.-
La golondrina y la cigüeña observan los cambios de las estaciones. Emigran de un país a otro para encontrar un clima adecuado a su conveniencia y bienestar, tal como el Señor lo dispuso. Pero el pueblo de Dios sacrifica la vida y la salud para complacer el apetito. Su deseo de acumular riqueza hace que se olvide del Dador de todas sus bendiciones. Abusa de su salud, y usa las facultades que Dios le dio para llevar a cabo sus ambiciosos propósitos, que no están santificados. Continuamente sufre de dolores corporales y de inquietud mental, porque está decidido a proseguir con sus prácticas y hábitos equivocados. No quiere razonar de causa a efecto, y debido a su ignorancia sacrifica la salud, la paz y la felicidad (MS 35, 1899).
8. (Mat. 15: 9; 22: 29). El rechazo de la verdad ha producido las condiciones actuales.-
El predominio del pecado es alarmante; el mando se está llenando de violencia como en los días de Noé. ¿Estaría el mundo en su actual condición, si los que afirman que son el pueblo de Dios hubieran reverenciado y obedecido la ley del Señor? Lo que ha producido las condiciones que ahora existen, es el rechazo de la verdad y el hecho de que el hombre no hace caso de los mandamientos de Dios. Falsos pastores invalidan la Palabra de Dios. La decidida oposición de los pastores del rebaño a la ley de Dios, revela que han rechazado la Palabra del Señor y en lugar de ella han puesto sus propias palabras. En su interpretación de las Escrituras enseñan como doctrinas mandamientos de hombres. En su apostasía de la verdad han fomentado la impiedad, diciendo: "Somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros". A éstos se aplican las palabras de Cristo a los fariseos. Cristo dijo a estos maestros: "Ignoráis las Escrituras y el poder de Dios..."
La condición actual de nuestro mundo es precisamente la que el profeta anticipó que sería cerca de la terminación de la historia de esta tierra (MS 60, 1900).
22.-
Ver EGW com. Exo. 15: 23-25, t. 1, p. 1116.
CAPÍTULO 11
16. Las ramas estériles fueron desgajadas.-
[Se cita Jer. 11: 16.] Puesto que sus ramas debieran haber dado fruto sin medida, fueron desgajadas debido a su obstinada desobediencia. La conducta errónea de los habitantes de Jerusalén les trajo resultados inevitables, y también a aquellos en quienes habían influido. Se apartaron del ejemplo de los hombres santos que recibían su inspiración de Jesucristo, su Caudillo invisible. No podían desarrollar caracteres que Dios pudiera aprobar (Carta 34, 1899).
CAPÍTULO 17
5. Es fatal depender del mundo.-
[Se citan Deut. 4: 1-2, 5-9; 7: 1-6, 9-10.] Bajo el gobierno de David el pueblo de Israel ganó poder y rectitud al obedecer la ley de Dios. Pero los reyes siguientes procuraron ensalzarse a sí mismos. Se atribuyeron la gloria por la grandeza del reino, olvidándose de cuán completamente dependían de Dios. Se consideraron sabios e independientes debido a los honores que les tributaban hombres falibles y descarriados. Se volvieron corruptos e inmorales y se rebelaron contra el Señor, apartándose de él para adorar los ídolos.
Dios los toleró mucho tiempo y con frecuencia los llamaba al arrepentimiento. Pero se negaron a escuchar, y al fin Dios se manifestó por medio de castigos para mostrarles cuán débiles eran sin él. Vio que estaban decididos a hacer su propia voluntad, y los entregó en las manos de sus enemigos, los cuales saquearon su país y llevaron cautivo al pueblo.
Las alianzas de los israelitas con sus vecinos paganos resultaron en pérdida de su identidad como pueblo peculiar de Dios. Fueron leudados por las malas prácticas de aquellos con quienes hicieron alianzas prohibidas. Su asociación con los mundanos les hizo perder su primer amor y su celo por el servicio de Dios. Las ventajas por las cuales se vendieron muchas almas.
Lo que le sucedió a Israel le pasará a todos los que vayan al mundo en busca de poder, apartándose del Dios viviente. Los que rechazan a Aquel que es poderoso y fuente de toda fortaleza, y se asocian con los del mundo para depender de ellos, quedan débiles en poder moral como lo son aquellos en quienes confían.
Dios se presenta con ruegos y promesas a los que están cometiendo faltas. Trata de mostrarles sus errores y de llevarlos al arrepentimiento. Pero si se niegan a humillar su corazón delante de él, si se esfuerzan por ensalzarse por sobre él, tiene que manifestárseles por medio de castigos. No se aceptará de parte de los que insisten en deshonrar a Dios, apoyándose en el brazo del poder del mundo, ninguna apariencia de estar cerca de Dios ni ninguna afirmación de que hay unidad con él (RH 4-8-1904).
25. (Isa. 65: 2; Eze. 12: 2). Israel, ciego a la luz y sordo a los mensajes.-
Si el pueblo de Dios se hubiera mantenido en el lugar que le fue señalado, como depositario de la verdad sagrada y eterna que debía llegar al mundo pagano, Jerusalén habría permanecido hasta hoy. Pero los israelitas fueron rebeldes. Y cuando Dios hubo hecho todo lo que él podía hacer, hasta el punto de enviar a su Hijo unigénito, ellos ignoraron de tal manera las Escrituras y el poder de Dios, que rechazaron la única ayuda que podría hacerlos salvado de la ruina. "Este es el heredero -dijeron-, venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad".
Dios escogió a Israel para que fuera una luz para los gentiles, para que los hiciera retornar a su lealtad. Pero Israel mismo quedó cegado ante la luz y sordo a los mensajes enviados para abrirle el entendimiento (MS 151, 1899).
CAPÍTULO 18
1-10. El trato de Dios.-
[Se cita Jer. 18: 1-10.] Estas palabras presentan ante nosotros la forma en que Dios trata a su pueblo. Envía amonestaciones. Le ruega para que deje de hacer mal y aprenda a hacer bien; que escuche las palabras de Cristo, pues son pronunciadas para todos los que afirman que son su pueblo. Se prometen bendiciones para todos los que siguen al Señor a fin de hacer lo recto;1178 pero los que siguen por sus propios caminos demuestran que cuando sean sometidos a pruebas, que pueden acaecer en cualquier parte, serán desleales, y Dios no puede bendecirlos (Carta 34, 1899).
CAPÍTULO 20
7-10. Los mensajeros de Dios como ovejas en medio de lobos.-
Los mensajes de reproche que Dios envió mediante sus profetas al reincidente y apóstata Israel, no lo indujeron al arrepentimiento. Sus mensajeros, calumniados e incomprendidos, eran como ovejas en medio de lobos. Muchos de ellos fueron muertos cruelmente.
¡Cuán desdeñosamente trató la nación judía el mensaje que el Señor le dio mediante su profeta Jeremías! En cuanto a lo que le sucedió, dice el profeta Jeremías: "Me sedujiste, oh Jehová, y yo fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día".
Tan vigorosa era la oposición contra el mensaje de jeremías, con tanta frecuencia era ridiculizado y escarnecido, que dijo: "No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre". Así ha sido siempre. Debido al rencor, el odio y la oposición manifestados contra los mensajes de reproche de Dios, muchos otros mensajeros suyos han decidido hacer como hizo Jeremías. ¿Pero qué hizo ese profeta del Señor después de su decisión? Aunque hizo el mayor esfuerzo posible, no pudo quedar en paz. Tan pronto como llegaba a las asambleas del pueblo, advertía que el Espíritu del Señor era más fuerte que él, y se registró: "Había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza".
En esta generación, cuando los siervos de Dios presentan el mensaje del Señor para reprender a los que hacen maldad, para reprochar a los que introducen principios falsos, ¿no les ha pasado lo mismo que le sucedió a Jeremías? Cuando se inicia un proceder que pervierte la justicia y el juicio, debe pronunciarse como un reproche la palabra del Señor. En nuestros días enfrentamos las mismísimas dificultades que los siervos del Señor enfrentaron en los días del antiguo Israel, cuando fueron enviados para desenmascarar los males existentes que tenían una influencia corruptora (MS 56, 1902).
CAPÍTULO 23
1. (Ose. 8: 1; 13: 9; Mat. 15: 6). Pastores que dispersan.-
Hay hombres que aparentan piedad y que, debido a sus propias transgresiones, encubren a los pecadores. Desprecian los mandamientos de Dios, eligiendo las tradiciones de los hombres, anulando la ley de Dios y fomentando la apostasía. Las excusas que presentan son endebles y débiles, y traerán destrucción para sus almas y las almas de otros...
Los más rigurosos castigos caerán sobre los que han tomado a su cargo la obra de ser pastores de la grey, porque han presentado a la gente fábulas en vez de presentar la verdad. Se levantarán hijos que maldecirán a sus padres. Los miembros de iglesia que han visto la luz y han sido convencidos de su culpabilidad, pero que han confiado la salvación de sus almas a los ministros, aprenderán en el día de Dios que ninguna otra alma puede pagar el rescate por sus transgresiones. Surgirá un terrible clamor: "Estoy perdido, eternamente perdido". Habrá quienes sentirán que serían capaces de despedazar a los ministros que han enseñado falsedades y han condenado la verdad. La verdad pura para este tiempo exige una reforma de la vida; pero ellos se han separado del amor de la verdad, y de ellos se puede decir: "Te perdiste, oh Israel". El Señor envía un mensaje al pueblo: "Pon a tu boca trompeta. Como águila viene contra la casa de Jehová, porque traspasaron mi pacto, y se rebelaron contra mi ley" (Carta 30, 1900).
6. El día de la coronación.-
En el día de la coronación del Salvador, él no reconocerá como suyo a nadie que tenga mancha o defecto. Pero a sus fieles él les dará coronas de gloria inmortal. Los que no quisieron que él reinara sobre ellos lo verán rodeado por el ejército de los redimidos, cada uno de los cuales llevará la insignia: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA. Verán la cabeza que una vez estuvo coronada de espinas, coronada 1179 con una diadema de gloria (RH 5-5-1903).
28. (1 Cor. 3: 13). Predicad la palabra; dejad el tamo.-
Cristo siempre mantuvo una sabia reserva en cuanto a tratar el tema del misterio divino de la esencia de Dios. Hizo esto para poder cerrar la puerta cuando no debieran fomentarse las conjeturas humanas. Los misterios más sagrados, santos y eternos que Dios no ha revelado, son meras especulaciones cuando se los considera desde el punto de vista humano, meras teorías que confunden la mente. Hay quienes conocen la verdad, pero no la practican. Anhelan grandemente presentar algo nuevo y extraño. En su gran celo por ser originales, algunos quieren introducir ideas fantásticas que no son más que tamo. Ahora mismo hay un apartamiento de los temas sublimes y vivientes, propios para este tiempo, hacia lo que es ridículo y fantástico, y las mentes que anhelan novedades están listas para captar suposiciones, conjeturas, teorías humanas y falsa ciencia como si fuera verdad que se debe aceptar y enseñar.
Estos hacen depender la salvación de especulaciones sin un claro "Así dice Jehová". En esta forma introducen una cantidad de desperdicios, madera, heno y hojarasca, como material precioso que debe ponerse sobre la piedra fundamental. Esto no soportará la prueba del fuego, sino que será consumido; pero si los que han consentido en creer esas teorías se han engañado de tal modo a sí mismos que no conocen la verdad, y sin embargo se convierten, su vida será salvada como por fuego mediante el arrepentimiento y la humillación ante Dios. Se han estado ocupando de cosas comunes en lugar de lo sagrado. Muchos acogen con entusiasmo ideas sin importancia y las presentan como alimento ante la grey de Dios, cuando es sólo tamo que nunca aprovechará ni fortalecerá a la grey de Dios, sino que la mantendrá con hambre espiritual porque se está alimentando con lo que no contiene ni un ápice de valor nutritivo. ¿Qué tiene que la paja con el trigo? (MS 45, 1900).
CAPÍTULOS 25; 27-29; 30; 31
(Dan. 9: 1.) Registros que estudió Daniel.-
En los capítulos 27, 28 y 29 de Jeremías se encuentra una copia de las cartas enviadas por el profeta a los cautivos hebreos de Babilonia, y de las cartas enviadas por los falsos profetas a esos cautivos y a las autoridades de Jerusalén, junto con un relato del conflicto entre lo verdadero y lo falso.
Inmediatamente después de este intercambio de cartas entre Jeremías y los ancianos de los israelitas cautivos, el profeta recibió la instrucción de escribir en un libro todo lo que le había sido revelado acerca de la restauración de Israel. Esto está registrado en los capítulos 30 y 31 de Jeremías.
Estos, junto con las profecías del capítulo 25, son las cartas y los registros que el profeta Daniel, durante "el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos", estudió con oración más de sesenta años después de que se escribieron (RH 21-3-1907).
CAPÍTULO 25
11-12. (cap. 28; 29: 14). Castigo en proporción con la inteligencia y las amonestaciones despreciadas.-
"En el año cuarto de Joacim", muy poco después de que Daniel fuera llevado a Babilonia, Jeremías predijo el cautiverio de muchos de los judíos, como su castigo por no prestar atención a la palabra del Señor. Los caldeos serían usados como el agente mediante el cual Dios castigaría a su pueblo desobediente. Su castigo debía estar en proporción con su inteligencia y con las amonestaciones que habían despreciado. "Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto -declaró el profeta-; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desierto para siempre".
A la luz de estas claras palabras que predecían la duración del cautiverio, parece extraño que alguien afirmara que los israelitas pronto volverían de Babilonia. Y sin embargo, había en Jerusalén y en Babilonia quienes persistían en fomentar en el pueblo la esperanza de una pronta liberación. Dios castigó rápidamente a algunos de esos falsos profetas, y así defendió la veracidad de Jeremías, su mensajero.
En el fin del tiempo se levantarán personas que crearán confusión y rebelión entre el pueblo que profesa obedecer la ley de Dios. Pero tan ciertamente como cayeron los castigos divinos sobre los falsos profetas en los días de Jeremías, con la misma seguridad los 1180 obradores de iniquidad de hoy recibirán una medida completa de castigo, pues el Señor no ha cambiado. Los que profetizan mentiras animan a los hombres a que consideren livianamente el pecado. Pero cuando se manifiestan los terribles resultados de sus malos actos, procuran si es posible, que aparezca como responsable de sus dificultades el que los ha amonestado Fielmente, así como los judíos culparon a Jeremías de sus desgracias.
Los que marchan por el camino de rebelión contra el Señor, siempre pueden encontrar falsos profetas que justifiquen sus actos y los adulen para su propia destrucción. Con frecuencia las palabras mentirosas ganan muchos amigos, como lo ejemplifica el caso de estos falsos maestros entre los israelitas. Estos llamados profetas, en su celo fingido por el Señor ganaron muchos más creyentes y seguidores que los verdaderos profetas que daban el sencillo mensaje del Señor.
En vista de la obra de esos falsos profetas, Jeremías fue instruido por el Señor para que escribiera cartas a los capitanes, ancianos, sacerdotes, profetas, y a todo el pueblo que había sido llevado cautivo a Babilonia, aconsejándolos para que no fueran engañados con la creencia de que se aproximaba su liberación, sino que se sometieran tranquilamente, siguieran con sus ocupaciones y levantaran hogares pacíficos entre sus vencedores. El Señor les ordenó que no permitieran que los profetas [falsos] o adivinadores los engañaran con falsas esperanzas. Y por medio de su siervo Jeremías les aseguró que después de setenta años de cautiverio serían liberados y volverían a Jerusalén. Dios escucharía sus oraciones y sería propicio a ellos cuando se volvieran a él de todo corazón [se cita Jer. 29: 14] (RH 14-3-1907).
CAPÍTULO 27
12-22.-
Ver EGW com. 2 Rey. 24: 17-20. t. II, p. 1034.
CAPÍTULO 28
Ver EGW com. cap. 25: 11-12.
CAPÍTULO 29
14.-
Ver EGW com. cap. 25: 11-12.
CAPÍTULO 31
10-12. Ayuda divina para la corrección.-
[Se cita Jer. 31: 10-12.] El pan y el vino son símbolos de gracia y de abundancia.
Todos los que reciben los mensajes que el Señor envía para purificarlos y limpiarlos de todos los hábitos de desobediencia a los mandamientos divinos, y de su conformidad con el mundo, y se arrepienten de sus pecados y se reforman acudiendo a Dios en busca de ayuda, y se encaminan por la senda de la obediencia a sus mandamientos, recibirán auxilio divino para corregir su mal proceder. Pero los que se arrepienten y buscan al Señor sólo en apariencia, y sin embargo no se apartan del mal de sus obras, no sólo se chasquearán a sí mismos, sino que cuando su proceder les sea presentado en símbolos o parábolas sentirán vergüenza y dolor porque han chasqueado al Señor. Han puesto su confianza y esperanza en su propia conducta. Como pueblo han sido reprobados, y sin embargo no han eliminado las malas obras que causaron el reproche (MS 65, 1912).
CAPÍTULO 36
Se repite ahora lo mismo.-
[Se cita ler. 36: 1-7.] En este capítulo se registran acontecimientos históricos que se repetirán. Lean cuidadosamente todos los que desean recibir una amonestación.
[Se cita Jer. 36: 22-23, 27-28, 32] (MS 65, 1912).
CAPÍTULO 39
4-7.-
Ver EGW com. 2 Rey. 24: 17-20, t. II, p. 1034.
CAPÍTULO 48
10-12. El Espíritu no va más allá del poder humano de resistencia.-
La influencia del Espíritu sobre la mente humana regirá a ésta de acuerdo con la instrucción divina. Pero el Espíritu no actúa en una forma y con un poder que vayan más allá de la facultad de resistencia del agente humano. Un hombre puede negarse a escuchar los consejos y las admoniciones de Dios. Puede decidir que dirigirá su propia conducta; pero cuando hace esto no se convierte en un vaso de honra. Como Moab, se niega a ser cambiado, vaciado de vasija en vasija, y por lo tanto su olor permanece en él. Se resiste a corregir sus rasgos defectuosos de carácter, aunque el Señor 1181 claramente ha señalado su obra, sus privilegios, sus oportunidades y el progreso que debe hacer. Es demasiada molestia para él romper con sus viejos moldes y transformar sus ideas y métodos. "Su olor no se ha cambiado". Se aferra a sus defectos y así se incapacita para la sagrada obra del ministerio. No estuvo dispuesto a examinarse íntimamente a sí mismo o a pedir con insistencia que la luz brillara sobre él en una forma clara y nítida. No ha orado con humildad ni, al mismo tiempo, vivido de acuerdo con sus oraciones, estudiando para conocer su deber y hacer lo que ha aprendido del Espíritu Santo.
Después de que el Señor ha puesto a alguien a prueba y lo ha examinado para que pueda estar seguro de su vocación al ministerio, si se conforma con seguir sus propios caminos y su propia voluntad, si no hace caso de las manifestaciones del Espíritu de Dios y si se niega a beneficiarse con un crecimiento en la gracia y a profundizar el entendimiento, puede estar seguro de que Dios no lo necesita, pues no puede comunicar lo que nunca ha recibido.
Todos deben ministrar. El [el que ministra] debe usar cada facultad física, moral y mental por medio de la santificación del Espíritu para que pueda colaborar con Dios. Todos están moralmente obligados a dedicarse activamente y sin reservas al servicio de Dios. Deben cooperar con Jesucristo en la gran obra de ayudar a otros. Cristo murió por cada ser humano. Ha rescatado a cada uno dando su vida en la cruz. Hizo esto para que el hombre no viviera una vida sin objeto y egoísta, sino para que pudiera vivir para Jesucristo quien murió por su salvación. No todos están llamados a entrar en el ministerio, y sin embargo deben ministrar a otros. Es un insulto para el Espíritu Santo de Dios el que alguien prefiera una vida de complacencia propia.
Ministrar no sólo significa estudiar libros y predicar. Significa servicio (Carta 10, 1897).
Conocimiento de la verdad que no se practica.-
Esta descripción de Moab representa a las iglesias que se han vuelto como Moab. No se han mantenido en su puesto de deber como fieles centinelas. No han cooperado con las inteligencias celestiales ejercitando la capacidad que han recibido de Dios para hacer la voluntad divina, haciendo retroceder a los poderes de las tinieblas y usando cada facultad que Dios les ha dado para hacer avanzar la verdad y la justicia en nuestro mundo. Tienen sin conocimiento de la verdad, pero no han practicado lo que conocen (MS 7,1891).
Dios disciplina a sus obreros.-
Dios ha dado a cada hombre su obra, y debemos reconocer la sabiduría de su plan para nosotros mediante una cordial cooperación con él. La verdadera felicidad sólo se encuentra en una vida de servicio. El que vive una vida inútil y egoísta es desdichado. Está insatisfecho consigo mismo y con todos los demás.
El Señor disciplina a sus obreros para que puedan estar preparados para ocupar los lugares señalados para ellos. Así desea capacitarlos para que rindan un servicio más aceptable.
Una vida monótona no es la más conveniente para el crecimiento espiritual. Algunos pueden alcanzar la norma más alta de espiritualidad únicamente mediante un cambio del orden regular de las cosas. Cuando Dios en su providencia ve que son esenciales algunos cambios para el éxito de la edificación del carácter, perturba el curso tranquilo de la vida.
Hay quienes desean ser un poder dominante, pero que necesitan la santificación de la sumisión. Dios trae un cambio en su vida. Quizá los coloca ante deberes que ellos no elegirían. Pero si están dispuestos a ser guiados por él, les dará gracia y fortaleza para cumplir esos deberes con un espíritu dócil y servicial. Así quedan calificados para ocupar lugares donde sus facultades disciplinadas les harán prestar un gran servicio.
Dios prepara a algunos causándoles chascos y aparentes fracasos. Su propósito es que aprendan a dominar las dificultades. Los inspira con la determinación de convertir en éxito cada aparente fracaso. Con frecuencia los hombres oran y gimen debido a las perplejidades y obstáculos que enfrentan. Pero si retienen firme hasta el fin el principio de su confianza, él les despejará el camino. Vencerán mientras luchen con dificultades aparentemente insuperables...
Muchos no saben cómo trabajar para Dios, no debido a su ignorancia sino porque no están dispuestos a someterse a la preparación divina. Se habla del fracaso de Moab porque -declara el profeta-: "Quieto estuvo Moab desde su juventud... y no fue vaciado de vasija en vasija, ni nunca estuvo en cautiverio; por tanto quedó su sabor en él, y su olor no se ha cambiado".
Tal es también el caso de los que no han sido liberados de sus tendencias al mal, heredadas y cultivadas. Sus corazones no han sido limpiados de contaminación. Se les dio una oportunidad de hacer una obra para Dios; pero prefirieron no hacer esa obra porque querían realizar sus propios planes.
El cristiano debe estar preparado para cumplir una obra que revele bondad, tolerancia, magnanimidad, delicadeza, paciencia. El cristiano debe albergar en su vida el cultivo de estos preciosos dones, para que cuando sea llamado al servicio del Maestro pueda estar listo para usar sus más elevadas facultades en ayudar y bendecir a los que lo rodean (RH 2-5-1907).
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