viernes, 26 de septiembre de 2008

SANTIAGO:

SANTIAGO
CAPÍTULO 1
2-3.
Ver EGW com. Heb.12:11
8.
Ver EGW com. cap. 4: 8; Mat. 6: 24.
13.
Ver EGW com. Gen.22: 1
22-25.
Ver EGW com. Rom. 8:15-21.
23-25.
Ver EGW com. Apoc. 3:18.
23- 27(ver EGW com. Rom. 7: 7-9). El espejo moral de Dios.-
[Se cita Sant. 1: 23- 27.] Esta es la palabra del Dios viviente. La ley es el gran espejo moral de Dios. El hombre debe comparar sus palabras, su espíritu, sus acciones con la Palabra de Dios...La verdadera religión significa vivir la Palabra en 947 vuestra vida práctica. Vuestra profesión de fe no tiene valor ninguno sin el cumplimiento práctico de la Palabra (MS 7, 1898).
25 (1 Juan 2: 1-2). La función del espejo.-
Aquí está un espejo en el cual debemos mirarnos para buscar y descubrir cada defecto de carácter. Pero supongamos que os miráis en este espejo y veis muchos defectos en vuestro carácter, y después os vais y decís: "Yo soy justo". ¿Seréis justos? En vuestros propios ojos seréis justos y santos, ¿pero cómo será el caso en el tribunal de Dios? Dios nos ha dado una regla y debemos cumplir con sus condiciones. Si nos atrevemos a proceder de otra manera, a hollarla bajo nuestros pies y luego nos presentamos delante de Dios y decimos: "yo soy santo, yo soy santo", estaremos perdidos en el gran día del ajuste de cuentas.
¿Qué sucedería si saliéramos a las calles, mancháramos nuestros vestidos con lodo, después volviéramos a casa, y contemplando nuestros vestidos sucios delante del espejo le dijéramos: "Límpiame de mi suciedad"? ¿Nos limpiaría de nuestra mancha? Esta no es la función del espejo. Todo lo que puede hacer es mostrarnos que nuestros vestidos están manchados; pero no puede quitarnos las manchas.
Así también sucede con la ley de Dios. Indica los defectos de carácter; nos condena como pecadores; pero no ofrece perdón al transgresor. No puede salvarlo de sus pecados. Pero Dios ha dispuesto algo. Dice Juan: "Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" ' De modo que vamos a él y descubrimos el carácter de Jesús, y la rectitud de su carácter salva al transgresor si de nuestra parte hemos hecho todo lo que podíamos.
Y sin embargo entre tanto que salva al transgresor no suprime la ley de Dios, sino que la exalta. Exalta la ley porque ella es el detector del pecado. Y es la sangre purificadora de Cristo la que quita nuestros pecados cuando vamos a él con el alma contrita en busca de su perdón. Nos imparte su justicia. Pone la culpabilidad sobre sí mismo (MS 5, 1885).
26.
Ver EGW com. cap. 3:2.
27.La verdadera religión es una fuente de caridad.-
La religión pura de Jesús es la fuente de la cual fluyen corrientes de caridad, amor, abnegación (Carta 7, 1883).
Ser cristiano es ser un hombre semejante a Cristo, una mujer semejante a Cristo, es ser activo en el servicio de Dios, es estar presente en la reunión de oración, animando a otros también con nuestra presencia. La religión no consiste en obras, pero la religión obra; no es inactiva (Carta 7, 1883).
La verdadera religión nunca es estrecha.-
Muchos parecen creer que la religión tiene una tendencia a hacer que el que la posee sea intolerante y estrecho, pero la verdadera religión no tiene una influencia que conduce a la estrechez mental; la falta de religión es la que entumece las facultades y estrecha la mente. Cuando un hombre es estrecho es una evidencia de que necesita la gracia de Dios, el ungimiento celestial, pues un verdadero cristiano es uno mediante el cual puede actuar el Señor, el Dios de los ejércitos, para que observe los caminos del Señor de la tierra y haga manifiesta la voluntad de Dios a los hombres (MS 3, 1892).
CAPÍTULO 2
13 (Sal. 89: 14; Gál. 6: 14). La cruz une la justicia y la Misericordia.-
Su propósito [de Cristo] era reconciliar las prerrogativas de la justicia y la Misericordia, y que cada una quedara separada en su dignidad, y sin embargo unidas. Su misericordia no era debilidad, sino un terrible poder para castigar el pecado porque es pecado y, sin embargo, un poder para atraer hacia él el amor de la humanidad. La justicia puede perdonar mediante Cristo sin sacrificar una jota de su excelsa santidad.
La justicia y la Misericordia se mantuvieron separadas, opuestas la una a la otra, separadas por un ancho abismo. El Señor, nuestro Redentor, revistió su divinidad con humanidad, y forjó a favor del hombre un carácter que era sin mancha ni tacha. Plantó su cruz a mitad del camino entre el cielo y la tierra, y la convirtió en el objeto de atracción que se extendía en ambas direcciones, uniendo a la justicia y a la Misericordia a través del abismo. La justicia se trasladó desde su elevado trono y con todos los ejércitos del cielo se aproximó a la cruz. Allí vio a Uno igual a Dios llevando el castigo de toda injusticia y todo pecado. La justicia se inclinó con reverencia ante la cruz con perfecta satisfacción, diciendo: Es suficiente (MS 94, 1899).
14-20.
Ver EGW com. Gál. 5: 6. 948
21-26 (Rom. 3: 31). La fe salvadora es más que una mera creencia.-
El apóstol Santiago vio los peligros que surgirían al presentar el tema de la justificación por la fe, y trató de demostrar que la fe genuina no puede existir sin las obras correspondientes. Se presenta el caso de Abrahán. "¿No ves -dice- que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?" De modo que la fe genuina efectúa una obra genuina en el creyente. La fe y la obediencia producen una sólida y valiosa vida cristiana.
Hay una creencia que no es una fe salvadora. La Palabra declara que los demonios creen y tiemblan. La pretendida fe que no obra por el amor y purifica el alma, no justificará a hombre alguno... Abrahán creyó a Dios. ¿Y cómo sabemos que creyó? Sus obras comprobaron el carácter de su fe, y su fe le fue contada por justicia.
En nuestros días necesitamos la fe de Abrahán para iluminar las tinieblas que se acumulan alrededor de nosotros excluyendo la bella luz solar del amor de Dios y empequeñeciendo el crecimiento espiritual. Nuestra fe debe abundar en buenas obras, pues "la fe sin obras está muerta". Cada deber cumplido, cada sacrificio hecho en el nombre de Jesús, proporcionan una abundantísima recompensa. En el mismo cumplimiento del deber Dios habla y da su bendición (ST 19-5-1898).
22.
Ver EGW com. Luc. 17: 1 O; Efe. 2:8-9.
CAPÍTULO 3
2. Uno de los dones más excelentes.-
El talento del habla se clasifica entre los dones más excelentes (MS 92, 1899).
(Cap. 1:26.) Poder para refrenar la lengua.-
Por medio de la ayuda que Cristo puede dar, seremos capaces de refrenar la lengua. Aunque él fue probado [terriblemente] para que hablara precipitadamente y con ira, ni una sola vez pecó con sus labios. Con paciente calma hizo frente a las burlas, los sarcasmos y al ridículo de sus compañeros en el banco de carpintero. En vez de replicar con ira, comenzaba a cantar uno de los bellos salmos de David, y sus compañeros se unían con él, en el himno antes de que se dieran cuenta de lo que estaban haciendo. Qué información se produciría en este mundo los hombres y las mujeres de hoy día siguieran el ejemplo de Cristo en el uso de las palabras (RH 26-5-1904).
8.
Ver EGW com. Sal. 5:5-12.
13-14. La fragancia celestial de la verdad.-
[Se cita Sant. 3:13-14.] ¿Qué es mentir contra la verdad? Pretender que se cree en la verdad mientras que el espíritu, las palabras y la conducta no representan a Cristo sino a Satanás. Suponer lo malo, ser impaciente y duro, es mentir contra la verdad. Pero el amor, la paciencia y la clemencia están de acuerdo con los principios de la verdad. La verdad siempre es pura, siempre bondadosa; respira una fragancia celestial sin mezcla de egoísmo (RH 12-3-1895).
15-16 (Heb. 12:15). Subiendo al asiento del juez.-
Se cita Sant. 3:15-18.1... El que abre su corazón a las sugestiones del enemigo permitiendo que entren malas conjeturas y alberga recelos, con frecuencia interpreta mal estos nocivos pensamientos y los llama perspicacia especial, discriminación o discernimiento para detectar culpas y sondear los motivos indebidos de otros. Considera que le ha sido otorgado un precioso don, y se aparta precisamente de los hermanos con quienes debiera estar en armonía; se sube al asiento del juez y cierra su corazón al que supone que está en error, como si él mismo estuviera por encima de toda tentación. Jesús se separa de él y lo deja que camine en la luz de las chispas que él mismo ha encendido.
Ninguno entre vosotros continúe gloriándose contra la verdad al declarar que este espíritu es una consecuencia necesaria de tratar fielmente con pecadores y de mantenerse en defensa de la verdad. Tal sabiduría tiene muchos admiradores; pero es muy engañosa y dañina. No procede de lo alto sino es producto de un corazón no regenerado. Su originador es Satanás. Ningún acusador de otros se gloríe de tener discernimiento, pues al hacerlo cubre los atributos de Satanás con las vestiduras de justicia. Os exhorto, mis hermanos, que purifiquéis el templo del alma de todas estas cosas que contaminan, pues son raíces de amargura.
Cuán ciertas son las palabras del apóstol: "Donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa". En una institución o en una iglesia, una persona que da rienda suelta a pensamientos despiadados hablando mal de los hermanos, puede agitar las peores pasiones del corazón humano y puede propagar una levadura de mal que actuará en todos los que se relacionen con ella. En esa forma gana la victoria el enemigo de toda justicia, y el resultado de su obra es invalidar la oración del Salvador cuando suplicó 949 que sus discípulos fueran uno como él es uno con el Padre (RH 12-3-1895).
17 (ver EGW com. Juan 13:34). La clase correcta de sensibilidad.-
Los que se critican y condenan mutuamente están quebrantando los mandamientos de Dios y son una ofensa para él. No aman ni a Dios ni a sus prójimos. Hermanos y hermanas, quitemos la basura de la crítica, los recelos y las quejas, y no seáis quisquillosos. Algunos son tan sensibles que no se puede razonar con ellos. Sed muy sensibles en cuanto a lo que significa guardar la ley de Dios y en cuanto a si estáis guardando o quebrantando la ley. En esto es en lo que Dios quiere que seamos sensibles (GCB 1-4-1903).
CAPÍTULO 4
4.
Ver EGW com. Mat. 6:24.
7-8. Las molestias se desvanecen cuando Jesús se acerca.-
"Resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros". Cuán preciosa para el alma tentada es esta promesa positiva. Ahora bien, si el que está en dificultades y tentaciones mantiene los ojos fijos en Jesús y se acerca a Dios hablando de su bondad y misericordia, Jesús se acerca a él y se desvanecen sus molestias, de las cuales pensaba que eran casi insoportables (Carta 43, 1892).
Quebrantando el poder de Satanás..-
El alma que ama a Dios anhela obtener fortaleza de él por medio de una constante comunión con él. Cuando el alma se habitúa a conversar con Dios es quebrantado el poder del maligno, pues Satanás no puede permanecer cerca del alma que se aproxima a Dios (RH 312-1889).
8 (cap. 5:16; ver EGW com. Heb. 1:14). A salvo en la presencia de Dios.-
"Acercaos a Dios". ¿Cuál es el resultado de esto? No podemos acercarnos a Dios y contemplar su belleza y compasión sin que comprendamos nuestros defectos y seamos llenos del deseo de ascender. "Y él se acercará a vosotros". El Señor se acercará al que confiesa a sus hermanos las faltas con las cuales los ha ofendido y luego va a Dios con humildad y contrición.
El que siente su propio peligro está alerta para no contristar al Espíritu Santo y luego apartarse de Dios, porque sabe que el Señor no se complace con su proceden Cuánto mejor y más seguro es acercarse a Dios para que la límpida luz que brilla de su Palabra pueda curar las heridas que el pecado ha abierto en el alma. Mientras más cerca estemos de Dios más seguros estaremos, pues Satanás odia y teme la presencia de Dios (Carta 40, 1901).
(Juan 17: 21-23.) Respondiendo a la oración de Cristo.-
Si individualmente nos acercamos a Dios, ¿no veis cuál será el resultado? ¿No podéis datos cuenta que nos acercaremos los unos a los otros? No podemos acercarnos a Dios y venir a la misma cruz sin que nuestros corazones se combinen en perfecta unidad en respuesta a la oración de Cristo: "Para que todos sean uno" como él es uno con el Padre. Y por lo tanto debiéramos buscar en espíritu, en entendimiento y en fe que podamos ser uno para que Dios sea glorificado en nosotros como es glorificado en el Hijo; y para que Dios nos ame como ama al Hijo (MS 7, 1890).
Acercaos en oración
"Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros". Acercaos a él mediante la oración, la contemplación y la lectura de su Palabra. Cuando él se acerca a vosotros, levanta para vosotros un estandarte contra el enemigo. Tengamos valor porque el enemigo no puede pasar adelante de ese estandarte (MS 92, 190 l).
(Cap. 1: 8; Mat. 6: 24.) Se define la obra esencial para el pecador.-
El Señor dice: "Acercaos a Dios". ¿Cómo? Por medio de un examen secreto y ferviente de vuestro corazón, dependiendo de Dios como un niño, de todo corazón y con humildad; haciendo conocer a Jesús todas vuestras debilidades y confesando vuestros pecados. Así podréis acercamos a Dios y él se acercará a vosotros.
Pero leamos el resto de la lección dada para nuestra instrucción a fin de que podamos comprender más plenamente lo que significa acercarse a Dios. "Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones". Aquí se define claramente la obra que es esencial que haga el pecador. Es una obra que no es agradable para la inclinación del corazón humano; pero a menos que se haga, el alma no está en condiciones de apreciar la pureza y perfección del carácter de Cristo, y tampoco está en condiciones de entender cuán odioso es el pecado. Se da la exhortación: "Los de doble ánimo, purificad vuestros corazones". Muchos que profesan ser cristianos tienen al mismo tiempo el molde del mundo en ellos, y no depositan su amor en Dios. Son de doble 950 ánimo y tratan de servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas. Pero el Redentor de¡ mundo ha declarado: "No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mat. 6:24). Como tratan de servir a dos señores, son inestables en todos sus caminos y no se puede depender de ellos. Según todas las apariencias están sirviendo a Dios, pero al mismo tiempo en su corazón se rinden a las tentaciones de Satanás y fomentan el pecado. Quizá hablen palabras que son más blandas que el aceite, y sin embargo su corazón está lleno de impostoras y engaños en todas sus prácticas. Aparentan ser justos, sin embargo su corazón es desesperadamente perverso.
¿De qué aprovecha decir cosas agradables, lamentarse por la obra de Satanás, y sin embargo al mismo tiempo participar en el cumplimiento de todos sus engaños? Esto es ser de doble ánimo (Carta 13, 1893).
8-9 (Mat. 5:4; 2 Cor. 7:10). El dolor del verdadero arrepentimiento.-
"Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza". Es correcto ser alegre y jovial; es correcto cultivar la alegría de espíritu mediante la santificación de la verdad; pero no es correcto complacerse en necias bromas y chistes, en liviandades y frivolidades, en palabras de crítica y condenación a otros.
Los que observan que tales personas hacen una profesión de religión, saben que están engañadas; se dan cuenta que las manos de tales profesos cristianos necesitan ser limpiadas, que sus corazones necesitan ser purificados. Necesitan experimentar genuino arrepentimiento por el pecado. ¿De qué tienen que lamentarse? Debieran lamentarse por su inclinación al pecado, por el peligro en que están de corrupción interior y tentación exterior Debieran temer porque tienen un concepto tan reducido de la pecaminosidad del pecado y una idea tan pequeña de lo que constituye el pecado (Carta 13, 1893).
10 (1 Ped. 5:6). Humillaos antes del perdón..-
Dios no concede perdón a aquel cuyo arrepentimiento no produce humildad (MS 111, 1888).
CAPÍTULO 5
14-16. Milagros y remedios naturales.-
Los milagros de Dios no siempre tienen la apariencia externa de milagros. Con frecuencia tienen lugar en una forma que parece como el acontecer natural de los sucesos. Cuando oramos por los enfermos también trabajamos por ellos. Contestamos nuestras propias oraciones usando los remedios que están a nuestro alcance. El agua, debidamente aplicada, es un poderosísimo remedio. Cuando se la usa con inteligencia, se ven resultados favorables. Dios nos ha dado inteligencia y quiere que aprovechemos al máximo sus bendiciones que dan salud. Pedimos que Dios dé pan al hambriento, entonces debemos actuar como su mano ayudadora para aliviar el hambre. Debemos usar cada bendición que Dios ha puesto a nuestro alcance para liberar a los que están en peligro.
Los remedios naturales, usados de acuerdo con la voluntad de Dios, producen resultados sobrenaturales. Pedimos un milagro, y el Señor dirige la mente a algún remedio sencillo. Pedimos ser librados de la pestilencia que anda en oscuridad, que avanza avasalladora¡]adora con tanto poder por el mundo, y debemos entonces cooperar con Dios observando las leyes de la salud y de la vida. Luego de haber hecho todo lo que podemos hacer, debemos continuar pidiendo salud y vigor con fe. Debemos comer el alimento que conserve la salud del cuerpo.
Dios no nos estimula a que supongamos que él hará por nosotros lo que podemos hacer por nosotros mismos. Las leyes naturales deben ser obedecidas. No debemos dejar de hacer nuestra parte. Dios nos dice: "Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad".
No podemos desobedecer las leyes de la naturaleza sin desobedecer las leyes de Dios. No podemos esperar que el Señor obre un milagro para nosotros mientras descuidamos los remedios sencillos que él ha proporcionado para nuestro uso, y que aplicados oportuna y debidamente producirán un resultado milagroso. Por lo tanto orad, creed y obrad (Carta 66, 190 l).
Curada a pesar de un ministro impío.-
Me fue presentado el caso del pastor.. Lo buscaron desde un lugar distante, unos 130 km, para que orara por una hermana enferma que lo mandó llamar siguiendo las enseñanzas de Santiago. Fue a verla y oró con fervor, y ella también oró. Ella creía que el pastor era un hombre de Dios, un hombre de fe. Los médicos la habían desahuciado diagnosticando que moriría de tuberculosis; pero 951 fue curada inmediatamente. Se levantó y preparó una cena, cosa que no había hecho durante diez años. Pero ese pastor era una persona vil; su vida era corrupta, y sin embargo se había hecho un prodigio, y él se atribuyó toda la gloria para sí.
La escena antes mencionada me fue presentada de nuevo. Vi que esa mujer era una verdadera discípula de Cristo; su fe era lo que la había sanado. Vi las oraciones de ambos: una era brumosa, oscura, cayó hacia abajo; la otra oración estaba mezclada con luz o pequeños destellos que me parecieron como diamantes, y ascendía hacia Jesús y él la elevó a su Padre como fragante incienso, y un rayo de luz fue enviado inmediatamente a la afligida, quien se restableció y fortaleció con su influencia. Dijo el ángel: Dios reunirá cada partícula de fe genuina y sincera; serán reunidas como diamantes, y sin duda producirán un eco o respuesta, y Dios separará lo que es precioso de lo vil. Aunque él soporta con paciencia al hipócrita y pecador, sin embargo éste será descubierto. Aunque por un tiempo florezca como el laurel junto al que es honrado, sin embargo llegará el tiempo cuando su necedad será puesta de manifiesto (Carta 2, 185 l).
(2 Tes. 2:7-12.) La obra de falsos sanadores.-
Hombres que están bajo la influencia de malos espíritus obrarán milagros. Harán que algunas personas caigan enfermas proyectando sobre ellas su hechizo, y después quitarán el hechizo induciendo así a otros a decir que quienes estaban enfermos han sido curados milagrosamente. Satanás ha hecho esto vez tras vez (Carta 259, 1903).
16 (ver EGW com. 4:8). La elocuencia que Dios acepta.-
Está completamente fuera de lugar el que se esfuerza por emplear un lenguaje elocuente cuando ora. La elocuencia que Dios acepta es el clamor ferviente y anhelante del alma que siente que debe recibir ayuda.
Las oraciones largas no son esenciales. Los que trabajan con el debido espíritu orarán con el debido espíritu. El que trabaja como Cristo trabajó, orará de buena fe. Y la Palabra de Dios nos asegura: "La oración eficaz del justo puede mucho" (Carta 121, 1901).

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