viernes, 26 de septiembre de 2008

2 DE TESALONISENSES

2 TESALONICENSES
CAPÍTULO 2
1-4 (ver EGW com. 1 Juan 2: 18). El hombre de pecado y el segundo advenimiento.
En los días del apóstol Pablo, los hermanos tesalonicenses actuaban bajo la falsa impresión de que el Señor volvería en sus días, y Pablo escribió para corregirla. Por eso declaró los acontecimientos que debían suceder antes de que ocurriera el advenimiento. Afirmó: "Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios".
Antes de que los hermanos pudieran esperar la venida de Cristo, debía manifestarse el hombre de pecado y hacer su obra de ensalzamiento y blasfemia. Ese gran suceso debía ser precedido por una apostasía; se revelaría una forma de anticristo, y debía actuar la levadura de apostasía con poder creciente hasta el fin del tiempo (RH 31-7-1888).
3-4 (Mat. 5: 17-18; ver EGW com. 1 Tim. 2: 5; Apoc. 13: 11-17; 14: 8, 9-12; 18: 1-5). El representante de Satanás.-
Hay uno señalado en la profecía como el hombre de pecado. Es el representante de Satanás. Aceptando las sugestiones de Satanás acerca de la ley de Dios -que es tan inmutable como el trono divino-, aparece este hombre de pecado y manifiesta ante el mundo que él ha cambiado la ley, y que el primer día de la semana es ahora el día de reposo y no el séptimo día. Profesando infalibilidad exige el derecho de cambiar la ley de Dios para adaptarla según sus propios fines. Al hacerlo se exalta por encima de Dios y deja que el mundo deduzca que Dios es falible. Si fuera cierto que Dios hizo una forma de gobierno que necesita ser cambiado, esto demostraría sin duda su falibilidad.
Pero Cristo declaró que ni una jota ni una tilde perecerían mientras los cielos y la tierra permanecieran. La obra que él vino a hacer fue precisamente exaltar esa ley, y mostrar a los mundos creados y al cielo que Dios es justo y que su ley no necesita ser cambiada. Pero aquí está el hombre que es la mano derecha de Satanás listo para continuar con la obra que Satanás comenzó en el cielo, esto es, tratar de enmendar la ley de Dios. Y el mundo cristiano ha aprobado sus esfuerzos adoptando este hijo del papado: la institución del domingo. Lo han prohijado, y continuarán haciéndolo hasta que el protestantismo le extienda la mano de camaradería al poder romano.
Luego se decretará una ley contra el día de reposo de la creación de Dios, y entonces será que Dios hará "su extraña obra, . . . su extraña operación" en la tierra. Dios ha tolerado por largo tiempo la perversidad de la raza humana, ha tratado de ganárselos; pero llegará el tiempo cuando llenarán la copa de su iniquidad, y entonces Dios actuará. Este tiempo casi ha llegado. Dios lleva un registro de las naciones y los cálculos han aumentado contra ellos en los libros del cielo; y cuan se decrete una ley de que la transgresión del primer día de la semana será castigada, entonces su copa estará llena (RH 9-3-1886).
El hombre de pecado y el día de reposo.-
El hombre de pecado se ha exaltado contra Dios sentándose en el templo de Dios y presentándose como si fuera Dios. Ha pisoteado el gran memorial de la creación de Dios establecido para conmemorar su obra [creadora], y en su lugar ha presentado al mundo un día común de trabajo. Este día lo ha establecido como un día de reposo rival, para ser observado y honrado. De esta manera el mundo se ha vuelto contra Dios porque él santificó su día de reposo.
Pero aunque todos los miembros de la familia humana aceptaran este hijo del papado, en ninguna manera invalidaría el santo sábado de Jehová. Los que aceptan el falso día de reposo exaltan al hombre de pecado y atacan el gobierno de Dios. Pero el hombre de pecado no podrá anular lo que Dios ha declarado que permanecerá para siempre. La obra que debe hacerse ahora en nuestro mundo es exaltar la ley del Señor y llamar a ella la atención de la gente. El tiempo ha llegado cuando la verdad debe ser proclamada contra la falsedad y el error (RH 26-7-1898).
Cómo ha estimado Dios el poder papal.-
Los papas se han ensalzado por encima del Dios del cielo por la forma en que han tratado 923 la Palabra divina. Esta es la razón por la que en la profecía se especifica al poder papal como al "hombre de pecado". Satanás es el originador del pecado. El poder que hace que se altere cualquiera de los santos preceptos de Dios, es el hombre de pecado. El poder papal ha hecho precisamente esta obra bajo la dirección especial de Satanás.
Aunque los que están a la cabeza del papado pretenden tener gran amor por Dios, él los considera como que lo aborrecen. Han convertido la verdad de Dios en mentira. Adulterar los mandamientos de Dios y colocar en su lugar tradiciones humanas es la obra de Satanás. Así se aparta al mundo religioso de Dios, pues él declara "Yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen". Dios cumplirá esta palabra (MS 126, 1901).
7-12 (ver EGW com. Mat. 7: 21-23; Apoc. 14: 9- 12; 17: 1-5). Milagros de Satanás "ante vuestros propios ojos".-
El tiempo viene cuando Satanás obrará milagros delante de vuestros propios ojos pretendiendo que él es Cristo; y si vuestros pies no están firmemente establecidos sobre la verdad de Dios, seréis apartados de vuestro fundamento. La única seguridad que tenéis es la de escudriñar la verdad como si fuera tesoros escondidos. Cavad en busca de la verdad como lo harías buscando tesoros dentro de la tierra, y presentad la Palabra de Dios, la Biblia, ante vuestro Padre celestial, y decid: Ilumíname; enséñame qué es la verdad. . . Debéis guardar en la mente la Palabra de Dios, pues podríais estar separados y colocados donde no tengáis el privilegio de encontraros con los hijos de Dios (RH 3-4-1888).
(2 Cor. 11: 14; Sant. 5: 13-16; Apoc. 13: 13-14.) Engaños de Satanás mediante milagros.-
Nadie necesita ser engañado. La ley de Dios es tan sagrada como su trono, y por ella será juzgado cada ser humano que viene a este mundo. No hay otra norma por la cual se juzgue el carácter. "Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido". Ahora bien, ¿se decidirá el caso de acuerdo con la Palabra de Dios, o se honrarán las pretensiones humanas?
Cristo dice: "Por sus frutos los conoceréis". Si aquellos por medio de los cuales se efectúan curaciones, debido a esas manifestaciones están dispuestos a excusar su desdén por la ley de Dios y continúan en su desobediencia, aunque tengan poder en cualquier grado o hasta un grado máximo, eso no significa que tienen el gran poder de Dios; por el contrario, es el poder de obrar milagros del gran engañador. El es transgresor de la ley moral y emplea todo engaño a su alcance para que los hombres sean enceguecidos y no reconozcan su verdadero carácter. Se nos advierte que en los últimos días obrará mediante señales y prodigios mentirosos; y continuará con esos prodigios hasta la terminación del tiempo de gracia, para que pueda mostrarlos como una prueba de que es un ángel de luz y no de tinieblas (RH 17-11-1885).
Heb. 12: 26-27; Apoc. 12: 11; 14: 5.) Prueba del tiempo del zarandeo.-
Satanás hará sus milagros para engañar; establecerá su poder como si fuera supremo. Quizá parezca que la iglesia está por caer; pero no caerá. Permanecerá, mientras que los pecadores en Sión serán eliminados por la zaranda: el tamo será separado del precioso trigo. Esta es una prueba terrible, y sin embargo se llevará a cabo. Nadie sino únicamente los que han llegado a ser vencedores por la sangre del Cordero y la palabra del testimonio de ellos, serán hallados con los leales y fieles, sin mácula ni mancha de pecado, sin engaño en sus bocas. . . Los del remanente que purifican sus almas obedeciendo la verdad, obtienen vigor del proceso de la prueba, exhiben la belleza de la santidad en medio de la apostasía circundante (Carta 55, 1886).
CAPÍTULO 3
8.
Ver EGW com. Hech. 18: 1-3; 20: 17-35.
10. Completa consagración de Pablo.-
"Si alguno no quiere trabajar, [que] tampoco coma", se aplica a la vida espiritual y religiosa tanto como a las cosas terrenales y temporales.
Pablo no sólo soportaba el duro esfuerzo de sus facultades físicas en trabajos comunes sin el menor sentimiento de que se estaba rebajando o degradando y sin descontento, sino que llevaba la carga y al mismo tiempo trabajaba con la mente para progresar en conocimientos espirituales y para lograrlos. Practicaba las lecciones que enseñaba. Recibía repetidas visiones de Dios, y por la luz que se le daba sabía que cada hombre debe trabajar con mente, músculos y tendones. Este fiel discípulo de Cristo y apóstol de Jesucristo 924 se había consagrado sin reservas al servicio de Dios (Carta 2, 1889).
10, 14-15 (Rom. 12: 11). La ociosidad es un pecado.-
El apóstol consideraba en sus días que la ociosidad es un pecado, y los que se complacen ahora en este mal deshonran su profesión de fe. Están inclinados a criticar al fiel obrero y traen baldón sobre el Evangelio de Cristo. Apartan de la senda de la verdad y la rectitud a los que de otra manera creerían.
Debiera advertírsenos a que no nos relacionemos con aquellos que por su proceder colocan una piedra de tropiezo en el camino de otros. "Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta -dice el apóstol-, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadlo como a hermano". Si no acepta la admonición de los siervos del Señor y sigue su propia voluntad y su propio juicio debido a la inspiración de Satanás, su guía, traerá sobre él su propia ruina y llevará su propio pecado.
La costumbre de mantener a hombres y mujeres en la ociosidad mediante regalos privados y con dinero de la iglesia, fomenta sus hábitos pecaminosos, y este proceder debe evitarse con mucho cuidado. Cada hombre, mujer y niño debiera ser educado para que haga un trabajo práctico y útil. Todos deben aprender algún oficio. Podría ser fabricando carpas o una ocupación de otra naturaleza; pero todos deben ser educados en el uso de los miembros de su cuerpo para algún propósito, y Dios está listo y dispuesto a aumentar la adaptabilidad de todos los que quieran educarse para adquirir hábitos de laboriosidad.
Si una persona goza de buena salud, tiene recursos y no necesita trabajar para sostenerse, debe trabajar para adquirir medios que pueda entregar a la causa de Dios. Estos no debieran "ser perezosos" sino "fervientes en espíritu, sirviendo al Señor". Dios bendecirá a todos los que sean cuidadosos con su influencia en este respecto frente a otros (MS 93, 1899).

No hay comentarios: