jueves, 25 de septiembre de 2008

JOB:

CAPÍTULO 1
1. Moisés escribió el libro de Job.-
No se perdieron los largos años pasados en la soledad del desierto. Moisés no sólo estaba ganando una preparación para la gran obra que estaba delante de él, sino que durante ese tiempo, bajo la inspiración del Espíritu Santo, escribió el libro del Génesis y también el libro de Job, [libro] que leería con el más profundo interés el pueblo de Dios hasta el fin del tiempo (ST 19-2-1880).
5. Job como un fiel sacerdote.-
Los padres harían bien en aprender del varón de Uz una lección de firmeza y dedicación. Job no descuidaba sus deberes hacia los que no pertenecían a su familia; era benévolo, bondadoso, tenía en cuenta los intereses ajenos; y al mismo tiempo trabajaba fervientemente para la salvación de su familia. Temía que sus hijos e hijas hubieran podido desagradar a Dios en medio de sus fiestas. Como fiel sacerdote de la familia, ofrecía sacrificios por cada miembro de ella. Conocía el carácter ofensivo del pecado, y el pensamiento de que sus hijos pudieran haber olvidado las demandas divinas lo encaminaba a Dios como intercesor en favor de ellos (RH 30-8-1881).
CAPÍTULO 4
7-9. (cap. 38: 1, 2) Las calamidades no son indicio de pecados.-
Es muy natural que los seres humanos piensen que las grandes calamidades son una señal segura de grandes crímenes y enormes pecados; sin embargo, los hombres se equivocan con frecuencia al medir así el carácter. No estamos viviendo en el tiempo del juicio final. [Ahora] están mezclados el bien y el mal, y las calamidades descienden sobre todos. A veces ciertamente los hombres traspasan
la línea hasta donde actúa el cuidado protector de Dios, y entonces Satanás ejerce su poder sobre ellos y Dios no se interpone. Job fue terriblemente afligido, y sus amigos procuraron hacerle reconocer que su sufrimiento era el resultado del pecado, e hicieron que él se sintiera bajo condenación. Presentaron el caso de él como el de un gran pecador; pero el Señor los reprendió por la forma en que juzgaban a su fiel siervo (MS 56, 1984).
9. Los amigos de Job descubrieron erróneamente a Dios.-
Hay maldad en nuestro mundo, pero no todo el sufrimiento es el resultado de una conducta pervertida. Se nos presenta a Job claramente como un hombre al quien el Señor permitió que Satanás afligiera. El enemigo lo despojó de todo lo que poseía; se rompieron sus vínculos familiares; perdió a sus hijos. Durante un tiempo el cuerpo se le cubrió de llagas repugnantes, y sufrió muchísimo. Sus amigos vinieron para consolarlo, pero trataron de convencerlo de que era responsable de sus aflicciones por su proceder pecaminoso. Sin embargo, él se defendió y negó la acusación declarando: 1159 "Consoladores molestos sois todos vosotros". Al intentar hacerlo culpable delante de Dios y merecedor de su castigo, lo sometieron a una penosa prueba y describieron erróneamente el carácter de Dios. Con todo, Job no se apartó de su lealtad, y Dios recompensó a su fiel siervo (MS 22, 1898).
CAPÍTULO 38
(Rom. 11: 33.) Dios hace preguntas que los eruditos no pueden contestar
.
Hombres del mayor intelecto no pueden entender los misterios de Jehová como se revelan en la naturaleza. La inspiración divina hace muchas preguntas que el erudito más capaz no puede contestar. No se hicieron esas preguntas con la suposición de que pudiéramos contestarlas, sino para llamar nuestra atención a los profundos misterios de Dios y para que los hombres sepan que su sabiduría es limitada, que en las cosas comunes de la vida diaria hay misterios que sobrepujan la comprensión de la mente finita, que los juicios y propósitos de Dios son indescifrables y su sabiduría inescrutable. Si acaso Dios se revela al hombre, lo hace oculto en la densa nube del misterio.
El propósito de Dios es ocultar más de sí mismo de lo que le revela al hombre. Si los seres humanos pudieran entender plenamente los caminos y las obras de Dios, entonces no creerían que él es el Ser infinito. El, en su sabiduría, en sus razones y propósitos, no puede ser comprendido por el hombre. "Son ... inescrutables sus caminos" [Rom. 11: 33]. Su amor nunca puede ser explicado por los principios naturales. Si esto se pudiera hacer, no pensaríamos en que podemos confiarle los intereses de nuestra alma. Los escépticos se niegan a creer porque su mente limitada no puede abarcar el poder infinito mediante el cual Dios se revela a los hombres. Ni aun el mecanismo del cuerpo humano se puede entender plenamente; presenta misterios que desconciertan a los más inteligentes.
Sin embargo, como las investigaciones de la ciencia humana no pueden explicar los caminos y las obras del Creador, los hombres prefieren dudar de la existencia de Dios, y atribuyen a la naturaleza un poder infinito. La existencia de Dios, su carácter y su ley son hechos que ni los pensadores más capacitados pueden discutir. Niegan las demandas de Dios y descuidan los intereses de sus almas porque no pueden entender los caminos de Dios ni sus obras. Sin embargo, Dios procura siempre instruir a los hombres limitados para que puedan ejercer fe en él y confíen plenamente en sus manos. Cada gota de lluvia o copo de nieve, cada brizna de hierba, cada hoja y flor y arbusto testifican de Dios. Esas cosas pequeñas, tan comunes alrededor de nosotros, enseñan la lección de que nada queda excluido sin que lo advierta el Dios infinito, y de que nada es demasiado pequeño para que escape a su atención (GCB 18-2-1897).
1, 2.
Ver EGW com. cap. 4: 7-9.
11. El poder que domina las olas puede dominar la rebelión.-
Nada puede suceder en parte alguna del universo sin que lo sepa Aquel que es omnipresente. Ni un solo suceso de la vida humana es desconocido para nuestro Hacedor. Mientras que Satanás trama constantemente el mal, el Señor nuestro Dios lo rige todo de modo que nada dañe a sus hijos obedientes y confiados. El mismo poder que domina las turbulentas olas del océano puede refrenar todo el poder de la rebelión y del crimen: "Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante".
¡Qué lecciones de humildad y fe podemos aprender cuando investigamos el proceder de Dios con sus criaturas! El Señor sólo puede hacer poco por los hijos de los hombres, porque están llenos de orgullo y vanagloria. Exaltan el yo magnificando su propia fuerza, conocimiento y sabiduría. Es necesario que Dios defraude sus esperanzas y frustre sus planes para que puedan aprender a confiar únicamente en él. Todas nuestras facultades proceden de Dios; no podemos hacer nada fuera de la fortaleza que él nos ha dado. ¿Dónde está el hombre, la mujer o el niño a quien Dios no sostenga? ¿Dónde está el lugar desolado que Dios no llene? ¿Dónde está la necesidad que nadie sino Dios puede suplir?...
El quiere que lo convirtamos en nuestro protector y guía en todos los deberes y asuntos de la vida (ST 14-7-1881).
CAPÍTULO 42
10. Orad por los que nos perjudican.-
Esforcémonos para caminar en la luz así como Cristo está en la luz. El Señor quitó la aflicción 1160 de Job cuando él oró no sólo por sí mismo sino por los que se le oponían. Cuando deseó fervientemente que se ayudara a las almas que habían pecado contra él [entonces] él mismo recibió ayuda. Oremos no sólo por nosotros mismos sino también por los que
nos han hecho daño y continúan perjudicándonos. Orad, orad sobre todo mentalmente. No deis descanso al Señor; pues sus oídos están abiertos para oír las oraciones sinceras, insistentes, cuando el alma se humilla ante él (Carta 88, 1906).

4 comentarios:

Claire Coock Gold dijo...

Me gustó mucho los comentarios de EGW, sí que juzgamos mal lel caracter de las personas que sufren calamidad, toda la humanidad gime, sufre unos de una y otros de otra forma, pero Dios está al control de cada ser humano y cuida aun de los malos a favor de los que van a ser herederos de la salvación Hebreos 1:14. Tenemos que arrancar de la cabeza ese mito que al que le fue mal era porque estaba en pecado.

Unknown dijo...

Buen mensaje

Unknown dijo...

Esta bien la información

Unknown dijo...

No tienes el capítulo 10?