viernes, 26 de septiembre de 2008

HAGEO:

CAPÍTULO 1
1-2. Súplicas en busca de una dilación deshonran a Dios.-
[Se cita Hag. 1: 1-2.] La expresión "este pueblo dice", es significativa. Los israelitas no habían demostrado buena voluntad en la hora de su oportunidad. Se espera pronta obediencia de parte de aquellos a quienes el Señor elige y guía. Las súplicas en busca de una dilación son una deshonra para Dios. Y sin embargo, los que prefieren proceder a su antojo con frecuencia 1197 inventan excusas artificiosas de justificación propia. Por eso los israelitas declararon que habían comenzado a reedificar, pero que no habían concluido su obra debido a los estorbos ideados por sus enemigos. Razonaban que esos estorbos eran una indicación de que no era el tiempo adecuado para reedificar. Declaraban que el Señor había interpuesto dificultades para reprobar su ardiente apresuramiento. Por eso, en un mensaje mediante su profeta, Dios no se refiere a ellos como a "mi pueblo" sino como a "este pueblo".
Los israelitas no tenían una verdadera excusa para abandonar su trabajo del templo. Cuando surgieron las dificultades más serias fue el tiempo cuando debieron perseverar en la edificación. Pero fueron movidos por el deseo egoísta de evitar el peligro despertando la oposición de sus enemigos. No tenían fe, que es la sustancia de las cosas que se esperan, la evidencia de las cosas que no se ven. Vacilaron sin atreverse a avanzar por fe en las providencias con que Dios les abría el camino, porque no podían ver el fin desde el principio. Cuando surgieron dificultades, fácilmente se apartaron de la obra.
La historia se repetirá. Habrá fracasos religiosos porque los hombres no tienen fe. Cuando miran las cosas que se ven, aparecen imposibilidades; pero Dios puede guiarlos paso a paso en la dirección que desea que sigan. Su obra avanzará sólo cuando sus siervos avancen por fe. Aunque tengan que pasar por tiempos de prueba, sin embargo siempre debieran recordar que están luchando con un enemigo debilitado y vencido. Finalmente el pueblo de Dios triunfará sobre todos los poderes de las tinieblas (RH 5-12-1907).
2. La incorrecta interpretación de la profecía estorba la obra de Dios.-
El Señor tiene recursos. Su mano está en la organización. Cuando llegó el tiempo para que su templo fuera reedificado, él influyó sobre Ciro como su instrumento, para que discerniera las profecías concernientes a él mismo y concediera la libertad al pueblo judío. Más todavía: Ciro les proporcionó las facilidades necesarias para reedificar el templo del Señor. Esa obra comenzó en tiempo de Ciro, y sus sucesores prosiguieron con la obra comenzada.
[Se cita Isa. 45: 1 y 44: 28.]
Los samaritanos trataron de estorbar esa obra. Mediante sus informes falsos despertaron recelos en la mente de algunos desconfiados por naturaleza, y debido a este desaliento, los judíos se volvieron incrédulos e indiferentes respecto a la obra que el Señor había manifestado que él realizaba y se les opuso el usurpador Esmerdis. "Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia". Cuando Darío subió al trono, anuló la obra y la prohibición del usurpador. Pero aun entonces los que debieran haber demostrado mayor interés continuaron en su indiferencia. Aplicaron mal la profecía dada por la Inspiración. Interpretaron mal la Palabra de Dios, y declararon que no había llegado todavía el tiempo para edificar, y que no emprenderían la obra hasta que se cumplieran plenamente los días. Pero mientras que dejaron de edificar la casa del Señor, el templo en el cual podrían adorar a Dios hasta que hubiera llegado plenamente el fin del tiempo especificado como el lapso de la cautividad de los judíos, construyeron mansiones para ellos mismos (MS 116, 1897).
13. El reproche se convierte en estímulo.-
Fue después del segundo mensaje de Hageo cuando el pueblo comprendió que el Señor lo apremiaba. No se atrevieron a menospreciar la repetida advertencia de que su prosperidad y la bendición de Dios dependían de que obedecieran completamente las instrucciones recibidas. Tan pronto como decidieron cumplir las órdenes del Señor, sus mensajes de reproche se convirtieron en palabras de estímulo. ¡Oh, cuán misericordioso es nuestro Dios! El dice: "Estoy contigo". El Señor Dios omnipotente reina. Le aseguró al pueblo que si le obedecía, se colocaría en una situación donde Dios podría bendecirlo para la propia gloria de su nombre. Si el pueblo de Dios tan sólo confía en él y cree en él, Dios lo bendecirá (MS 116, 1897).
CAPÍTULO 2
1-9, 11-12. Parábolas que muestran lo que Dios aprueba.-
Hablando de la edificación de la casa de Dios, el profeta Hageo muestra en parábolas lo que Dios aprueba y lo que condena.
[Se cita Hag. 2:1-9, 11-12.]
Esta es una parábola. El sacrificio del cual se habla como carne santificada era una representación de Cristo, que era el fundamento del sistema judaico y que siempre ha de ser considerado como Aquel que hace que 1198 sea posible la purificación del hombre de sus pecados (MS 95, 1902).
9. Superioridad y propósito del segundo templo.-
[Se cita Hag. 2: 9.] La gloria externa del templo no era la gloria del Señor Se hizo saber en qué consistía la bendición que había de reposar sobre el templo. Al ser restaurado en un estilo más sencillo que el del primer templo, el pueblo vería en su debida perspectiva su error pasado al depender de la pompa y el esplendor de las formas y ceremonias externas. También el templo había de ser erigido en ese tiempo para quitar el baldón de la deslealtad de ellos para con Dios. Hageo les hizo saber que mediante un sincero arrepentimiento y la pronta terminación del templo, debían procurar ser limpiados del pecado de desobediencia que los había apartado de Dios y había postergado la realización de la orden de levantarse y edificar.
Al descuidar el templo, que era el espejo de la presencia de Dios, el pueblo había deshonrado grandemente al Señor. Ahora recibió la instrucción de honrar la casa de Dios como algo sagrado, no debido a su magnificencia como lo hicieron los judíos en los días de Cristo, sino porque Dios había prometido estar allí. Y el segundo templo había de ser superior al primero porque el Mesías lo honraría en un sentido especial con su misma presencia (RH 12-12-1907).
10-13, 14. Servicio aceptable.-
A fin de que los calificadores del segundo templo no cometieran errores, el Señor los instruyó claramente por medio de una parábola en cuanto a la naturaleza del servicio aceptable a su vista... [Se cita Hag. 2: 10-13.]
Mediante la figura de un cuerpo muerto en estado de putrefacción, se representa a un alma corrompida por el pecado. Todos los lavamientos y las aspersiones que se ordenaban en la ley ceremonial eran lecciones en forma de parábolas que enseñaban la necesidad de una obra de regeneración interna del corazón para la purificación del alma muerta en delitos y pecados, y también la necesidad del poder santificador del Espíritu Santo [se cita Hag. 2: 14] (RH 19-12- 1907).
14-19. El corazón al descubierto.-
[Se cita Hag. 2: 14-19.] El corazón queda al descubierto en este pasaje. El Señor escudriña todas las obras de los hijos de los hombres. El puede disminuir, puede incrementar y bendecir.
Los llamados creyentes, que revelan por sus actos que todavía están aferrados a prácticas egoístas, están actuando mediante principios mundanos. Los principios de justicia e integridad no son aplicados a la vida práctica (MS 95,1902).
23. Guijarros o gemas pulidas.-
Los cristianos son las joyas de Cristo. Deben refulgir brillantemente para él, irradiando la luz de su belleza. Su lustre depende del pulimento que reciben. Pueden elegir ser pulidos o quedarse sin pulimento. Pero todo aquel que es tenido por digno de sin lugar en el templo del Señor debe someterse al proceso del pulimento. Sin el pulimento que el Señor da, no pueden reflejar más luz que la de tan guijarro común.
Cristo dice al hombre: "Eres mío. Te he comprado. Ahora eres tan sólo una piedra áspera; pero si te colocas en mis manos, te puliré, y el brillo con que relumbrarás proporcionará honra a mi nombre. Nadie te arrancará de mi mano. Te haré mi tesoro especial. El día de mi coronación serás una joya en mi corona de gozo".
El divino Artífice dedica poco tiempo al material inservible. Sólo pule las joyas preciosas como las de un palacio, eliminando todos los bordes ásperos. Este proceso es severo y angustioso; lastima el orgullo humano. Cristo corta hasta lo hondo en la experiencia que el hombre, en su suficiencia propia, ha considerado como completa, y elimina del carácter el ensalzamiento del yo. Elimina cortando la superficie sobrante, y colocando la piedra en la rueda de pulir hace presión sobre ella para que pueda eliminarse toda la aspereza. Después, sosteniendo en alto la joya frente a la luz, el Maestro ve en ella un reflejo de sí mismo, y la declara digna de tan lugar en su cofre.
"En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré... y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos". Bendita sea la experiencia, aunque severa, que da nuevo valor a la piedra y hace que brille con vivo fulgor (RH 19-12-1907).
La vida escondida en Cristo se conserva.-
Dios no tolerará que uno de sus leales obreros sea dejado solo para luchar contra grandes desventajas, y sea vencido. Guarda como una joya preciosa a cada uno cuya vida está escondida con Cristo en Dios. De cada uno de ellos dice: "Te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí" (MS 95, 1902). 1199

1 comentario:

Unknown dijo...

uff me tiene tremendamente conmovida este libro de hageo y de la forma tan poetica y ungida que tiene para escribir Ellen. Gracias a Felipe Palacios por compartirme esta joya. saludos