CAPÍTULO 1
2, 3. Voz del príncipe de las tinieblas.-
Se suponía que el dios de Ecrón daba informaciones acerca de sucesos futuros mediante sus sacerdotes. Mucha gente iba para hacerle preguntas, pero las predicciones allí pronunciadas y la información dada procedían directamente del príncipe de las tinieblas (RH 15-1-1914).
3. ¿No hay Dios en Israel?
Dios es vuestro consejero, y siempre corremos el peligro de mostrar desconfianza en Dios cuando buscamos el parecer y el consejo de los hombres que no depositan su confianza en él y que están tan desprovistos de sabiduría en algunos asuntos que, al seguir su propio juicio, retardarán la obra. No reconocen que Dios es infinito en sabiduría. Debemos reconocer a Dios en todos nuestros consejos, y cuando le pedimos debemos creer que recibiremos las cosas que le pedimos. Si dependéis de los hombres que no aman a Dios ni obedecen sus mandamientos, ciertamente os veréis en muchas dificultades. Los que no están relacionados con Dios, lo están con el enemigo de Dios; y el enemigo trabajará con ellos para guiarlos por senderos falsos. No honramos a Dios cuando nos apartamos del único Dios verdadero para consultar con el dios de Ecrón. Se levanta la pregunta: ¿Será porque no hay Dios en Israel por lo que habéis ido al dios de Ecrón para consultar? (MS 41, 1894).
CAPÍTULO 2
1-6. Algunos necesitan muchos traslados.-
Otras veces Dios estima que un obrero necesita estar más íntimamente relacionado con la Divinidad, y para que eso se realice, lo separa de sus amigos y de sus relaciones. Cuando preparaba a Elías para la traslación lo hizo ir de lugar en lugar para que no se estableciera cómodamente y dejara así de obtener el poder espiritual. Y era el designio de Dios que la influencia de Elías fuera un poder para ayudar a muchas almas a fin de que ganaran una experiencia más amplia y más útil.
A los que no se les permite descansar con tranquilidad, que son trasladados continuamente, levantando sus tiendas esta noche en un lugar y mañana de noche en otro, recuerden que el Señor los está guiando y que ésta es su forma de ayudarlos a formar caracteres perfectos. En todas las mudanzas que se nos requiere que hagamos, Dios debe ser reconocido como nuestro compañero, nuestro guía, nuestra seguridad (RH 2-5-1907).
1-8. Nuestras escuelas de los profetas.-
Precisamente antes de que Elías fuese llevado al cielo, visitó las escuelas de los profetas e instruyó a los alumnos en los puntos más importantes de su educación. Repitió entonces las lecciones que les había dado en visitas anteriores, e impresionó en la mente de los jóvenes la importancia de permitir que resaltara la sencillez en cada rasgo de su educación. Tan sólo en esa forma podían recibir el molde del cielo y salir a trabajar en los caminos del Señor. Si se las maneja de acuerdo con los designios de Dios, nuestras escuelas, en estos días finales del mensaje, harán una obra similar a la que hicieron las escuelas de los profetas (RH 24-10-1907).
9. Nuestra unión con el Espíritu Santo significa éxito.-
El éxito del ministerio de Elías no se debió a ninguna cualidad inherente que poseyese, sino a su sumisión al Espíritu Santo, el cual se le dio como se lo dará a todos los que pongan en ejercicio una fe viviente en Dios. En su imperfección el hombre tiene el privilegio de unirse con Dios por medio de Jesucristo (MS 148, 1899).
9, 15. Poder unido con tierna compasión.-
Eliseo recibió una doble porción del espíritu que había descansado sobre Elías. En él, el poder del espíritu de Elías se unió con la dulzura, la misericordia y la tierna compasión del Espíritu de Cristo (Carta 93, 1902).
11- 15 (Zac. 4: 6). La desviación descalifica para el servicio.-
De allí en adelante Eliseo estuvo en el lugar de Elías. Fue llamado al puesto del más alto honor porque había sido fiel sobre unas pocas cosas. Surgió en su mente la pregunta: "¿Estoy calificado para un puesto tal?" Pero no dejó que su mente dudara. El requisito máximo para cualquiera que ocupe un puesto de confianza es obedecer implícitamente la Palabra del Señor. Eliseo pudo haber empleado su facultad de razonamiento para cualquier otro tema, menos para el que no admitía razonamiento. Debía obedecer la Palabra del Señor en todo tiempo y en todo lugar. Eliseo había puesto la mano al arado, y no iba a mirar hacia atrás. Reveló su determinación y firme confianza en Dios.
Hemos de estudiar cuidadosamente esta lección. En ningún caso hemos de desviarnos de nuestra lealtad. Ninguna obligación que Dios presente delante de nosotros debe ser motivo para que trabajemos, sin advertirlo, en contra del Señor. Nuestro consejero debe ser la Palabra de Dios. Él eligirá únicamente a los que le presten una perfecta y completa obediencia. Los que siguen al Señor han de ser firmes y rectos en obedecer sus instrucciones. Cualquier desviación que los lleve a seguir ideas o planes humanos los descalifica para que sean dignos de confianza. Aun si tienen que caminar como lo hizo Enoc -sólo con Dios-, sus hijos deben separarse de los que no obedecen al Señor, que muestran que no tienen una relación vital con Dios. El Señor Dios es un ejército, y todos los que están en su servicio comprenderán el significado de sus palabras dichas a Zorobabel: "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Yl 28-4- 1898).
15. Lecciones de Elías y Eliseo.-
Se necesita presentar la historia de Elías y Eliseo con claros trazos para que nuestro pueblo pueda entender la importancia de la obra de reforma que debe llevarse a cabo en esta época. ¡Ojalá nuestro pueblo pudiera tener la seguridad de que tiene los pies afirmados sobre el fundamento seguro!
Las lecciones que se deben aprender de la obra de la vida de Elías y Eliseo significan mucho para todos los que se esfuerzan por afirmar los pies de hombres y mujeres sobre la Roca eterna. Los obreros deben humillar el corazón si desean entender los propósitos de Dios para ellos. Deben esforzarse ellos mismos en el sentido más pleno, si quieren influir sobre otros para que entren por la puerta correcta. La presentación de la verdad debe hacerse con gracía y con poder ante los que necesitan luz y una influencia edificante (Carta 30, 1912).
CAPÍTULO 4
38-44 (cap. 6: 1-7). Se respetaban las escuelas por el conocimiento y la piedad de sus maestros.-
Samuel fundó los primeros establecimientos organizados para la instrucción religiosa y el desarrollo de los dones proféticos. Entre las principales materias de estudio estaban la ley de Dios con las instrucciones dadas a Moisés, la historia y la música sagradas y la poesía. En estas "escuelas de los profetas" los jóvenes varones eran educados por quienes no sólo estaban bien versados en la verdad divina sino que ellos mismos mantenían una íntima comunión con Dios y habían recibido la gracia especial de su Espíritu. Esos educadores disfrutaban del respeto y de la confianza del pueblo tanto por su conocimiento como por su piedad. El poder del Espíritu Santo con frecuencia se manifestaba claramente en sus asambleas, y no era raro el empleo del don profético. Estas escuelas o institutos superiores, fueron de un valor incalculable para Israel, no sólo como un recurso para la propagación de la verdad religiosa sino para la preservación del espíritu de una piedad vital (ST 20-7-1882).
CAPÍTULO 6
1-7.
Ver com. de EGW cap. 4: 38-44. 1032
CAPÍTULO 8
16, 18. El plan de Jezabel no tuvo éxito.-
Jezabel, con sus artificios seductores, consiguió que Josafat fuera su amigo. Ella arregló el casamiento de su hija Atalía con Joram, el hijo de Josafat. Ella sabía que su hija, criada bajo su dirección y tan inescrupulosa como ella misma, podía llevar a cabo sur propósitos. Pero, ¿fue así? No; los hijos de los profetas, que se habían educado en las escuelas que estableció Samuel, fueron inmutables en favor de la verdad y de la justicia (MS 116, 1899).
CAPÍTULO 10
1-31. La peligrosa religión de Jehú.-
Los hombres son lentos para aprender la lección de que el espíritu manifestado por Jehú nunca mantendrá unidos los corazones. No es seguro que nos pleguemos a una religión como la de Jehú, pues esto provocará tristeza de corazón en los verdaderos obreros de Dios. Dios no ha dado a ninguno de sus siervos la obra de castigar a los que no prestan atención a sus amonestaciones y reproches. Cuando el Espíritu Santo mora en el corazón, inducirá al instrumento humano a ver sus propios defectos de carácter, a compadecerse de las debilidades de otros, a perdonar como desea que se le perdone; será compasivo, cortés, semejante a Cristo (RH 10-4-1900).
CAPÍTULO 15
5.
Ver com. de EGW 2 Crón. 26: 16-21.
CAPÍTULO 20
12-15 (Isa. 39: 1-4). ¿Qué han visto?-
¿Qué han visto en tu casa tus amigos v conocidos? En vez de revelar los tesoros de la gracia de Cristo, ¿haces ostentación de las cosas que desaparecerán con el uso? 0 a las personas con quienes te relaciones, ¿les comunicas algún nuevo pensamiento del carácter y de la obra de Cristo? ¿Tienes siempre alguna nueva revelación del amor compasivo de Cristo para impartirla a los que no lo conocen? (ST 1-10-1902).
CAPÍTULO 22
10, 11 (2 Crón. 34: 18, 19). El arrepentimiento de Josías nos indica la obra que nos corresponde.-
Josías se humilló cuando oyó las palabras de amonestación y condenación debido a que Israel había hollado los preceptos del cielo. Lloró delante del Señor; realizó una obra completa de arrepentimiento y reforma, y Dios aceptó sus esfuerzos. En un pacto solemne, toda la congregación de Israel se comprometió a guardar los inandamientos de Jehová. Esta es nuestra obra hoy día. Debemos arrepentirnos del mal de nuestras obras pasadas y buscar a Dios de todo corazón. Hemos de creer que Dios dice en serio lo que ha dicho, y no debeinos entrar en componendas con el mal en ninguna forma. Debiéramos humillarnos grandemente ante Dios y considerar preferible cualquier pérdida antes que perder su favor (RH 31-1-1888).
13.
Ver com. de EGW 2 Crón. 34: 21.
14.
Ver com. de EGW 2 Crón. 34: 22.
CAPÍTULO 23
1-3 (2 Crón. 34: 29-31). La necesidad de una reforma.-
Josías había leído ante los sacerdotes y el pueblo el libro de la ley, hallado al lado del arca en la casa de Dios. Su sensible conciencia se turbó profundamente cuando vio cuán lejos se había apartado el pueblo de los requerimientos del pacto que había hecho con Dios. Vio que el pueblo complacía el apetito en una forma terrible y pervertía sus sentidos con el consumo de vino. Los hombres que desempeñaban cargos sagrados se incapacitaban con frecuencia para los deberes de su misión debido a que se complacían con el vino.
El apetito y la pasión conquistaban rápidamente el dominio sobre la razón y el juicio de la gente, hasta el punto de que no podía discernir que el castigo de Dios vendría como consecuencia de suconducta corrupta. Josías, el joven reformador, con temor de Dios demolió los santuarios profanos y los aborrecibles ídolos levantados para el culto falso así como los altares erigidos para ofrecer sacrificios a las deidades paganas. Sin embargo, todavía en los días de Cristo se podían ver los recordativos de la triste apostasía del rey de Israel y su pueblo (HR abril, 1878).
El libro, un aliado en la obra de reforma.-
En su cargo de rey, le correspondía a Josías cumplir en la nación judía los principios enseñados en el libro de la ley. Se esforzó 1033 por cumplir esto fielmente. En el mismo libro de la ley encontró un tesoro de conocimiento, un aliado poderoso para la obra de reforma (GCB 1-4-1903).
2 (2 Crón. 34: 30). Cómo entendía Josías su encumbrada posición.-
Ser lector del libro de la ley -que contiene un "así dice Jehová"- era considerado por Josías como el puesto más elevado que pudiera ocupar . . . La obra más encumbrada de los príncipes de Israel -de médicos, de maestros en nuestras escuelas, tanto como de ministros y de los que están en puestos de responsabilidad en los establecimientos del Señor- es cumplir con la misión que descansa sobre ellos de fijar las Escrituras en la mente de la gente como un clavo en un lugar seguro, de usar los talentos recibidos de Dios para impresionar la verdad de que "el principio de la sabiduría es el temor de Jehová". Para los dirigentes de Israel el propagar un conocimiento de las Escrituras en todos sus confines es promover la salud espiritual, pues la Palabra de Dios es una hoja del árbol de la vida (MS 14, 1903).
10. No se necesita sacrificar los hijos a Moloc.-
¿Qué no logrará la religión en el hogar? Hará precisamente la obra que Dios se propuso que hiciera en cada familia. Se criará a los hijos en la instrucción y en la admonición del Señor. Se los educará y preparará, no para ser adictos de la sociedad sino miembros de la familia del Señor. No se los sacrificará a Moloc. Los padres se convertirán en súbditos bien dispuestos de Cristo. Tanto el padre como la madre se consagrarán a la obra de preparar debidamente a los hijos que les han sido dados. Decidirán trabajar firmemente en el amor de Dios, con la máxima ternura y compasión, para salvar las almas que están bajo su dirección. No se dejarán absorber por las costumbres del mundo; no se entregarán a fiestas, conciertos, bailes, a dar y a asistir a banquetes porque así lo hacen los gentiles (NH No. 29, pág. 2).
13, 14 (1 Rey. 11: 4-8).Recordativos de la apostasía.-
Sólo la bondad es verdadera grandeza. Todos transmitirán una herencia de bien o de mal. Sobre la eminencia meridional del monte de los Olivos estaban las piedras recordativas de la apostasía de Salomón. Enormes ídolos, desproporcionados bloques de madera y de piedra aparecían por encima de los bosquecillos de mirtos y olivos. Josías, el joven reformador, en su celo religioso destruyó esas imágenes de Astarot, Quemos y Moloc; pero los fragmentos rotos y las masas de ruinas quedaron frente al monte Moriah donde estaba el templo de Dios. Cuando los forasteros preguntaban a las generaciones posteriores: "¿Qué significan estas ruinas delante del templo del Señor?", se les contestaba: "Allí está el monte del Delito de Salomón, donde edificó altares para el culto a los ídolos a fin de agradar a sus esposas paganas" (Carta 8b, 1891).
29,30 (2 Rey. 22: 19, 20; 2 Crón. 34: 26-33; 35: 20-24). El error de Josías.-
Los que no tienen plena confianza en la Palabra de Dios, no esperen que pueda ayudarlos la sabiduría humana; pues ésta, apartada de Dios, es como las ondas del mar llevadas y agitadas por el viento. El mensaje de Cristo es: "Él os guiará a toda verdad". No rechacéis la luz dada.
Leed la historia de Josías. Este había hecho una buena obra. Durante su reinado se descartó la idolatría, y evidentemente se la desarraigó con éxito. Se reabrió el templo, y se restableció el sistema ceremonial de sacrificios. Su obra fue bien hecha.
Pero al final murió en una batalla. ¿Por qué? Porque no prestó atención a las amonestaciones que se le dieron . . . Se cita 2 Crón. 34: 26-33; 35: 20-24.1
Ya que Josías murió en combate, ¿quién acusará a Dios diciendo que no respetó su promesa de que bajaría en paz a su tumba? El Señor no dio órdenes para que Josías guerreara contra el rey de Egipto. Cuando el Señor dio órdenes al rey de Egipto indicándole que había llegado el tiempo de que le sirviera mediante una guerra, y los embajadores dijeron a Josías que no hiciera guerra contra Necao, sin duda Josías se congratuló de que no había recibido directamente ningún mensaje del Señor. Regresar con su ejército habda sido humillante, de modo que prosiguió. Y por eso murió en batalla, una batalla en la cual no debería haber participado. El hombre que había recibido tanta honra del Señor, no respetó la palabra de Dios. El Señor había hablado en favor de él; había predicho buenas cosas para él, pero Josías se llenó de confianza propia y no hizo caso de la advertencia. Fue contra el mensaje de Dios, eligiendo seguir sus propios caminos, y Dios no lo protegió de las consecuencias de su acto.
En estos días nuestros, los hombres eligen seguir sus propios deseos y hacer su propia voluntad. ¿Podemos sorprendernos de que haya tanta ceguera espiritual? (MS 163, 1903).
CAPÍTULO 24
10-16 (2 Crón. 36: 20). Los israelitas demostraron ser indignos de confianza.-
Los hijos de Israel fueron llevados cautivos a Babilonia porque se separaron de Dios y no mantuvieron más los principios que se les habían dado para que permanecieran alejados de los métodos y las prácticas de las naciones que deshonraban a Dios. El Señor no podía darles prosperidad, no podía cumplir su pacto con ellos mientras fueran desleales a los principios que les había dado para que los mantuvieran celosamente. Por su espíritu y sus acciones representaron mal el carácter de Dios, y él permitió que fueran llevados cautivos. Debido a su separación de Dios, él los humilló. Los dejó que siguieran sus propios caminos, y el inocente sufrió con el culpable.
El pueblo elegido del Señor demostró ser indigno de confianza; demostró ser egoísta, calculador, vil. Pero entre los hijos de Israel había dignos ciudadanos cristianos, tan leales a los principios como el acero, y Dios se complacía grandemente en esos fieles. Los tales no se dejaron corromper por el egoísmo, no echaron a perder la obra de Dios siguiendo prácticas y métodos erróneos; eran hombres que estaban dispuestos a honrar a Dios aun perdiendo todas las cosas. Tuvieron que sufrir con los culpables, pero en la providencia de Dios su cautiverio en Babilonia fue el medio de hacerlos destacar, y su ejemplo de integridad inmaculada brilla con lustre celestial (RH 2-5-1899).
17-20 (2 Rey. 25: 7; 2 Crón. 36: 11-13; Jer. 27: 12-22; 39: 4-7). Sedequías rehusó la protección de Dios.-
Sedequías fue fielmente instruido por el profeta Jeremías en cuanto a la manera en que podría ser preservado de las calamidades que con seguridad le sobrevendrían si no cambiaba su conducta y servía al Señor. Vinieron las calamidades porque no se colocó bajo la protección de Dios mediante la obediencia. Después de sacarle los ojos, lo llevaron a Babilonia cautivo, encadenado.
¡Qué triste y tremenda admonición es ésta para los que se endurecen cuando se los reprocha, y no se humillan arrepentidos para que Dios pueda salvarlos! (Carta 281, 1905).
CAPÍTULO 25
9 (2 Crón. 36: 19; Jer. 39: 8). Fracasaron como misioneros.-
¿Por qué permitió el Señor que Jerusalén fuera destruida por fuego la primera vez? ¿Por qué permitió que los israelitas fueran vencidos por sus enemigos y llevados a tierras paganas? Porque fracasaron en ser misioneros suyos, y levantaron murallas de separación entre ellos y las gentes que los rodeaban. El Señor los esparció para que se pudiera llevar al mundo el conocimiento de su verdad. Si eran leales, fieles y sumisos, Dios los traería de vuelta a su propio país (GCB 7-4- 1903).
2, 3. Voz del príncipe de las tinieblas.-
Se suponía que el dios de Ecrón daba informaciones acerca de sucesos futuros mediante sus sacerdotes. Mucha gente iba para hacerle preguntas, pero las predicciones allí pronunciadas y la información dada procedían directamente del príncipe de las tinieblas (RH 15-1-1914).
3. ¿No hay Dios en Israel?
Dios es vuestro consejero, y siempre corremos el peligro de mostrar desconfianza en Dios cuando buscamos el parecer y el consejo de los hombres que no depositan su confianza en él y que están tan desprovistos de sabiduría en algunos asuntos que, al seguir su propio juicio, retardarán la obra. No reconocen que Dios es infinito en sabiduría. Debemos reconocer a Dios en todos nuestros consejos, y cuando le pedimos debemos creer que recibiremos las cosas que le pedimos. Si dependéis de los hombres que no aman a Dios ni obedecen sus mandamientos, ciertamente os veréis en muchas dificultades. Los que no están relacionados con Dios, lo están con el enemigo de Dios; y el enemigo trabajará con ellos para guiarlos por senderos falsos. No honramos a Dios cuando nos apartamos del único Dios verdadero para consultar con el dios de Ecrón. Se levanta la pregunta: ¿Será porque no hay Dios en Israel por lo que habéis ido al dios de Ecrón para consultar? (MS 41, 1894).
CAPÍTULO 2
1-6. Algunos necesitan muchos traslados.-
Otras veces Dios estima que un obrero necesita estar más íntimamente relacionado con la Divinidad, y para que eso se realice, lo separa de sus amigos y de sus relaciones. Cuando preparaba a Elías para la traslación lo hizo ir de lugar en lugar para que no se estableciera cómodamente y dejara así de obtener el poder espiritual. Y era el designio de Dios que la influencia de Elías fuera un poder para ayudar a muchas almas a fin de que ganaran una experiencia más amplia y más útil.
A los que no se les permite descansar con tranquilidad, que son trasladados continuamente, levantando sus tiendas esta noche en un lugar y mañana de noche en otro, recuerden que el Señor los está guiando y que ésta es su forma de ayudarlos a formar caracteres perfectos. En todas las mudanzas que se nos requiere que hagamos, Dios debe ser reconocido como nuestro compañero, nuestro guía, nuestra seguridad (RH 2-5-1907).
1-8. Nuestras escuelas de los profetas.-
Precisamente antes de que Elías fuese llevado al cielo, visitó las escuelas de los profetas e instruyó a los alumnos en los puntos más importantes de su educación. Repitió entonces las lecciones que les había dado en visitas anteriores, e impresionó en la mente de los jóvenes la importancia de permitir que resaltara la sencillez en cada rasgo de su educación. Tan sólo en esa forma podían recibir el molde del cielo y salir a trabajar en los caminos del Señor. Si se las maneja de acuerdo con los designios de Dios, nuestras escuelas, en estos días finales del mensaje, harán una obra similar a la que hicieron las escuelas de los profetas (RH 24-10-1907).
9. Nuestra unión con el Espíritu Santo significa éxito.-
El éxito del ministerio de Elías no se debió a ninguna cualidad inherente que poseyese, sino a su sumisión al Espíritu Santo, el cual se le dio como se lo dará a todos los que pongan en ejercicio una fe viviente en Dios. En su imperfección el hombre tiene el privilegio de unirse con Dios por medio de Jesucristo (MS 148, 1899).
9, 15. Poder unido con tierna compasión.-
Eliseo recibió una doble porción del espíritu que había descansado sobre Elías. En él, el poder del espíritu de Elías se unió con la dulzura, la misericordia y la tierna compasión del Espíritu de Cristo (Carta 93, 1902).
11- 15 (Zac. 4: 6). La desviación descalifica para el servicio.-
De allí en adelante Eliseo estuvo en el lugar de Elías. Fue llamado al puesto del más alto honor porque había sido fiel sobre unas pocas cosas. Surgió en su mente la pregunta: "¿Estoy calificado para un puesto tal?" Pero no dejó que su mente dudara. El requisito máximo para cualquiera que ocupe un puesto de confianza es obedecer implícitamente la Palabra del Señor. Eliseo pudo haber empleado su facultad de razonamiento para cualquier otro tema, menos para el que no admitía razonamiento. Debía obedecer la Palabra del Señor en todo tiempo y en todo lugar. Eliseo había puesto la mano al arado, y no iba a mirar hacia atrás. Reveló su determinación y firme confianza en Dios.
Hemos de estudiar cuidadosamente esta lección. En ningún caso hemos de desviarnos de nuestra lealtad. Ninguna obligación que Dios presente delante de nosotros debe ser motivo para que trabajemos, sin advertirlo, en contra del Señor. Nuestro consejero debe ser la Palabra de Dios. Él eligirá únicamente a los que le presten una perfecta y completa obediencia. Los que siguen al Señor han de ser firmes y rectos en obedecer sus instrucciones. Cualquier desviación que los lleve a seguir ideas o planes humanos los descalifica para que sean dignos de confianza. Aun si tienen que caminar como lo hizo Enoc -sólo con Dios-, sus hijos deben separarse de los que no obedecen al Señor, que muestran que no tienen una relación vital con Dios. El Señor Dios es un ejército, y todos los que están en su servicio comprenderán el significado de sus palabras dichas a Zorobabel: "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Yl 28-4- 1898).
15. Lecciones de Elías y Eliseo.-
Se necesita presentar la historia de Elías y Eliseo con claros trazos para que nuestro pueblo pueda entender la importancia de la obra de reforma que debe llevarse a cabo en esta época. ¡Ojalá nuestro pueblo pudiera tener la seguridad de que tiene los pies afirmados sobre el fundamento seguro!
Las lecciones que se deben aprender de la obra de la vida de Elías y Eliseo significan mucho para todos los que se esfuerzan por afirmar los pies de hombres y mujeres sobre la Roca eterna. Los obreros deben humillar el corazón si desean entender los propósitos de Dios para ellos. Deben esforzarse ellos mismos en el sentido más pleno, si quieren influir sobre otros para que entren por la puerta correcta. La presentación de la verdad debe hacerse con gracía y con poder ante los que necesitan luz y una influencia edificante (Carta 30, 1912).
CAPÍTULO 4
38-44 (cap. 6: 1-7). Se respetaban las escuelas por el conocimiento y la piedad de sus maestros.-
Samuel fundó los primeros establecimientos organizados para la instrucción religiosa y el desarrollo de los dones proféticos. Entre las principales materias de estudio estaban la ley de Dios con las instrucciones dadas a Moisés, la historia y la música sagradas y la poesía. En estas "escuelas de los profetas" los jóvenes varones eran educados por quienes no sólo estaban bien versados en la verdad divina sino que ellos mismos mantenían una íntima comunión con Dios y habían recibido la gracia especial de su Espíritu. Esos educadores disfrutaban del respeto y de la confianza del pueblo tanto por su conocimiento como por su piedad. El poder del Espíritu Santo con frecuencia se manifestaba claramente en sus asambleas, y no era raro el empleo del don profético. Estas escuelas o institutos superiores, fueron de un valor incalculable para Israel, no sólo como un recurso para la propagación de la verdad religiosa sino para la preservación del espíritu de una piedad vital (ST 20-7-1882).
CAPÍTULO 6
1-7.
Ver com. de EGW cap. 4: 38-44. 1032
CAPÍTULO 8
16, 18. El plan de Jezabel no tuvo éxito.-
Jezabel, con sus artificios seductores, consiguió que Josafat fuera su amigo. Ella arregló el casamiento de su hija Atalía con Joram, el hijo de Josafat. Ella sabía que su hija, criada bajo su dirección y tan inescrupulosa como ella misma, podía llevar a cabo sur propósitos. Pero, ¿fue así? No; los hijos de los profetas, que se habían educado en las escuelas que estableció Samuel, fueron inmutables en favor de la verdad y de la justicia (MS 116, 1899).
CAPÍTULO 10
1-31. La peligrosa religión de Jehú.-
Los hombres son lentos para aprender la lección de que el espíritu manifestado por Jehú nunca mantendrá unidos los corazones. No es seguro que nos pleguemos a una religión como la de Jehú, pues esto provocará tristeza de corazón en los verdaderos obreros de Dios. Dios no ha dado a ninguno de sus siervos la obra de castigar a los que no prestan atención a sus amonestaciones y reproches. Cuando el Espíritu Santo mora en el corazón, inducirá al instrumento humano a ver sus propios defectos de carácter, a compadecerse de las debilidades de otros, a perdonar como desea que se le perdone; será compasivo, cortés, semejante a Cristo (RH 10-4-1900).
CAPÍTULO 15
5.
Ver com. de EGW 2 Crón. 26: 16-21.
CAPÍTULO 20
12-15 (Isa. 39: 1-4). ¿Qué han visto?-
¿Qué han visto en tu casa tus amigos v conocidos? En vez de revelar los tesoros de la gracia de Cristo, ¿haces ostentación de las cosas que desaparecerán con el uso? 0 a las personas con quienes te relaciones, ¿les comunicas algún nuevo pensamiento del carácter y de la obra de Cristo? ¿Tienes siempre alguna nueva revelación del amor compasivo de Cristo para impartirla a los que no lo conocen? (ST 1-10-1902).
CAPÍTULO 22
10, 11 (2 Crón. 34: 18, 19). El arrepentimiento de Josías nos indica la obra que nos corresponde.-
Josías se humilló cuando oyó las palabras de amonestación y condenación debido a que Israel había hollado los preceptos del cielo. Lloró delante del Señor; realizó una obra completa de arrepentimiento y reforma, y Dios aceptó sus esfuerzos. En un pacto solemne, toda la congregación de Israel se comprometió a guardar los inandamientos de Jehová. Esta es nuestra obra hoy día. Debemos arrepentirnos del mal de nuestras obras pasadas y buscar a Dios de todo corazón. Hemos de creer que Dios dice en serio lo que ha dicho, y no debeinos entrar en componendas con el mal en ninguna forma. Debiéramos humillarnos grandemente ante Dios y considerar preferible cualquier pérdida antes que perder su favor (RH 31-1-1888).
13.
Ver com. de EGW 2 Crón. 34: 21.
14.
Ver com. de EGW 2 Crón. 34: 22.
CAPÍTULO 23
1-3 (2 Crón. 34: 29-31). La necesidad de una reforma.-
Josías había leído ante los sacerdotes y el pueblo el libro de la ley, hallado al lado del arca en la casa de Dios. Su sensible conciencia se turbó profundamente cuando vio cuán lejos se había apartado el pueblo de los requerimientos del pacto que había hecho con Dios. Vio que el pueblo complacía el apetito en una forma terrible y pervertía sus sentidos con el consumo de vino. Los hombres que desempeñaban cargos sagrados se incapacitaban con frecuencia para los deberes de su misión debido a que se complacían con el vino.
El apetito y la pasión conquistaban rápidamente el dominio sobre la razón y el juicio de la gente, hasta el punto de que no podía discernir que el castigo de Dios vendría como consecuencia de suconducta corrupta. Josías, el joven reformador, con temor de Dios demolió los santuarios profanos y los aborrecibles ídolos levantados para el culto falso así como los altares erigidos para ofrecer sacrificios a las deidades paganas. Sin embargo, todavía en los días de Cristo se podían ver los recordativos de la triste apostasía del rey de Israel y su pueblo (HR abril, 1878).
El libro, un aliado en la obra de reforma.-
En su cargo de rey, le correspondía a Josías cumplir en la nación judía los principios enseñados en el libro de la ley. Se esforzó 1033 por cumplir esto fielmente. En el mismo libro de la ley encontró un tesoro de conocimiento, un aliado poderoso para la obra de reforma (GCB 1-4-1903).
2 (2 Crón. 34: 30). Cómo entendía Josías su encumbrada posición.-
Ser lector del libro de la ley -que contiene un "así dice Jehová"- era considerado por Josías como el puesto más elevado que pudiera ocupar . . . La obra más encumbrada de los príncipes de Israel -de médicos, de maestros en nuestras escuelas, tanto como de ministros y de los que están en puestos de responsabilidad en los establecimientos del Señor- es cumplir con la misión que descansa sobre ellos de fijar las Escrituras en la mente de la gente como un clavo en un lugar seguro, de usar los talentos recibidos de Dios para impresionar la verdad de que "el principio de la sabiduría es el temor de Jehová". Para los dirigentes de Israel el propagar un conocimiento de las Escrituras en todos sus confines es promover la salud espiritual, pues la Palabra de Dios es una hoja del árbol de la vida (MS 14, 1903).
10. No se necesita sacrificar los hijos a Moloc.-
¿Qué no logrará la religión en el hogar? Hará precisamente la obra que Dios se propuso que hiciera en cada familia. Se criará a los hijos en la instrucción y en la admonición del Señor. Se los educará y preparará, no para ser adictos de la sociedad sino miembros de la familia del Señor. No se los sacrificará a Moloc. Los padres se convertirán en súbditos bien dispuestos de Cristo. Tanto el padre como la madre se consagrarán a la obra de preparar debidamente a los hijos que les han sido dados. Decidirán trabajar firmemente en el amor de Dios, con la máxima ternura y compasión, para salvar las almas que están bajo su dirección. No se dejarán absorber por las costumbres del mundo; no se entregarán a fiestas, conciertos, bailes, a dar y a asistir a banquetes porque así lo hacen los gentiles (NH No. 29, pág. 2).
13, 14 (1 Rey. 11: 4-8).Recordativos de la apostasía.-
Sólo la bondad es verdadera grandeza. Todos transmitirán una herencia de bien o de mal. Sobre la eminencia meridional del monte de los Olivos estaban las piedras recordativas de la apostasía de Salomón. Enormes ídolos, desproporcionados bloques de madera y de piedra aparecían por encima de los bosquecillos de mirtos y olivos. Josías, el joven reformador, en su celo religioso destruyó esas imágenes de Astarot, Quemos y Moloc; pero los fragmentos rotos y las masas de ruinas quedaron frente al monte Moriah donde estaba el templo de Dios. Cuando los forasteros preguntaban a las generaciones posteriores: "¿Qué significan estas ruinas delante del templo del Señor?", se les contestaba: "Allí está el monte del Delito de Salomón, donde edificó altares para el culto a los ídolos a fin de agradar a sus esposas paganas" (Carta 8b, 1891).
29,30 (2 Rey. 22: 19, 20; 2 Crón. 34: 26-33; 35: 20-24). El error de Josías.-
Los que no tienen plena confianza en la Palabra de Dios, no esperen que pueda ayudarlos la sabiduría humana; pues ésta, apartada de Dios, es como las ondas del mar llevadas y agitadas por el viento. El mensaje de Cristo es: "Él os guiará a toda verdad". No rechacéis la luz dada.
Leed la historia de Josías. Este había hecho una buena obra. Durante su reinado se descartó la idolatría, y evidentemente se la desarraigó con éxito. Se reabrió el templo, y se restableció el sistema ceremonial de sacrificios. Su obra fue bien hecha.
Pero al final murió en una batalla. ¿Por qué? Porque no prestó atención a las amonestaciones que se le dieron . . . Se cita 2 Crón. 34: 26-33; 35: 20-24.1
Ya que Josías murió en combate, ¿quién acusará a Dios diciendo que no respetó su promesa de que bajaría en paz a su tumba? El Señor no dio órdenes para que Josías guerreara contra el rey de Egipto. Cuando el Señor dio órdenes al rey de Egipto indicándole que había llegado el tiempo de que le sirviera mediante una guerra, y los embajadores dijeron a Josías que no hiciera guerra contra Necao, sin duda Josías se congratuló de que no había recibido directamente ningún mensaje del Señor. Regresar con su ejército habda sido humillante, de modo que prosiguió. Y por eso murió en batalla, una batalla en la cual no debería haber participado. El hombre que había recibido tanta honra del Señor, no respetó la palabra de Dios. El Señor había hablado en favor de él; había predicho buenas cosas para él, pero Josías se llenó de confianza propia y no hizo caso de la advertencia. Fue contra el mensaje de Dios, eligiendo seguir sus propios caminos, y Dios no lo protegió de las consecuencias de su acto.
En estos días nuestros, los hombres eligen seguir sus propios deseos y hacer su propia voluntad. ¿Podemos sorprendernos de que haya tanta ceguera espiritual? (MS 163, 1903).
CAPÍTULO 24
10-16 (2 Crón. 36: 20). Los israelitas demostraron ser indignos de confianza.-
Los hijos de Israel fueron llevados cautivos a Babilonia porque se separaron de Dios y no mantuvieron más los principios que se les habían dado para que permanecieran alejados de los métodos y las prácticas de las naciones que deshonraban a Dios. El Señor no podía darles prosperidad, no podía cumplir su pacto con ellos mientras fueran desleales a los principios que les había dado para que los mantuvieran celosamente. Por su espíritu y sus acciones representaron mal el carácter de Dios, y él permitió que fueran llevados cautivos. Debido a su separación de Dios, él los humilló. Los dejó que siguieran sus propios caminos, y el inocente sufrió con el culpable.
El pueblo elegido del Señor demostró ser indigno de confianza; demostró ser egoísta, calculador, vil. Pero entre los hijos de Israel había dignos ciudadanos cristianos, tan leales a los principios como el acero, y Dios se complacía grandemente en esos fieles. Los tales no se dejaron corromper por el egoísmo, no echaron a perder la obra de Dios siguiendo prácticas y métodos erróneos; eran hombres que estaban dispuestos a honrar a Dios aun perdiendo todas las cosas. Tuvieron que sufrir con los culpables, pero en la providencia de Dios su cautiverio en Babilonia fue el medio de hacerlos destacar, y su ejemplo de integridad inmaculada brilla con lustre celestial (RH 2-5-1899).
17-20 (2 Rey. 25: 7; 2 Crón. 36: 11-13; Jer. 27: 12-22; 39: 4-7). Sedequías rehusó la protección de Dios.-
Sedequías fue fielmente instruido por el profeta Jeremías en cuanto a la manera en que podría ser preservado de las calamidades que con seguridad le sobrevendrían si no cambiaba su conducta y servía al Señor. Vinieron las calamidades porque no se colocó bajo la protección de Dios mediante la obediencia. Después de sacarle los ojos, lo llevaron a Babilonia cautivo, encadenado.
¡Qué triste y tremenda admonición es ésta para los que se endurecen cuando se los reprocha, y no se humillan arrepentidos para que Dios pueda salvarlos! (Carta 281, 1905).
CAPÍTULO 25
9 (2 Crón. 36: 19; Jer. 39: 8). Fracasaron como misioneros.-
¿Por qué permitió el Señor que Jerusalén fuera destruida por fuego la primera vez? ¿Por qué permitió que los israelitas fueran vencidos por sus enemigos y llevados a tierras paganas? Porque fracasaron en ser misioneros suyos, y levantaron murallas de separación entre ellos y las gentes que los rodeaban. El Señor los esparció para que se pudiera llevar al mundo el conocimiento de su verdad. Si eran leales, fieles y sumisos, Dios los traería de vuelta a su propio país (GCB 7-4- 1903).
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