CAPÍTULO 2
1, 2. Un reavivamiento genuino.-
[Se cita Juec. 2: 1, 2] El pueblo se inclinó delante de Dios con contrición y arrepentimiento. Ofreció sacrificios e hizo confesión ante Dios y los unos a los otros. Los sacrificios que se ofrecieron no habitan tenido valor si [los israelitas] no hubieran mostrado verdadero arrepentimiento. Su contrición fue genuina. La gracia de Cristo operó en su corazón cuando confesaron sus pecados, ofrecieron sacrificios, y Dios los perdonó.
El reavivamiento fue genuino. Provocó una reforma entre el pueblo. Permanecieron fieles al pacto que habían hecho. El pueblo sirvió al Señor durante todos los días de Josué y durante todos los días de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto los grandes hechos del Señor. Se arrepintieron de sus pecados y les fueron perdonados, pero la semilla de maldad que había sido sembrada creció hasta dar frutos. Terminó la vida de inmutable integridad de Josué. No se oía más su voz de reproche y advertencia. Uno por uno los fieles centinelas que cruzaron el Jordán depusieron su armadura. Una nueva generación subió al escenario de acción. El pueblo se apartó de Dios. Su culto se mezcló con principios erróneos y ambicioso orgullo (RH 25-9-1900).
2 (2 Cor. 6: 14-18). Efectos dañinos de la asociación con el mundo.-
No es nada seguro que los cristianos elijan la compañía de los que no tienen relación con Dios y cuya conducta es desagradable para él. Sin embargo, cuántos profesos cristianos se atreven a entrar en terreno prohibido. Muchos invitan a sus hogares a parientes que son vanidosos, frívolos e impíos, y con frecuencia el ejemplo y la influencia de esos visitantes irreligiosos produce impresiones duraderas en la mente de los niños del hogar. La influencia que se ejerce así es similar a la que resultó de la asociación de los hebreos con los impíos cananeos.
Dios hace responsables a los padres por desobedecer su orden de separarse y separar a sus familias de esas influencias profanas. Aunque tenemos que vivir en el mundo, no debemos ser del mundo. Se nos prohíbe conformarnos con sus prácticas y sus modas. La amistad de los impíos es más peligrosa que su enemistad. Descarría y destruye a miles que, mediante un ejemplo correcto y santo, podrían ser inducidos a llegar a ser hijos de Dios. La mente de los jóvenes se familiariza así con la irreligión, la vanidad, la impiedad, el orgullo y la inmoralidad, y gradualmente se corrompe el corazón que no está escudado por la gracia divina. Casi imperceptiblemente, la juventud aprende a amar la atmósfera corrupta que rodea a los impíos. Los malos ángeles se congregan en torno de ellos, y pierden su deleite en lo que es puro, refinado y ennoblecedor.
Los profesos padres cristianos rinden máxima pleitesía a sus huéspedes mundanos e irreligiosos, entre tanto que esas mismas personas -a quienes se trata con tan atenta cortesía- descarrían a sus hijos apartándolos de la templanza y de la religión. Los jóvenes pueden estar tratando de seguir una vida religiosa, pero los padres han invitado al tentador para que entre en su hogar, y éste teje su red en torno de los hijos. Viejos y jóvenes se enfrascan en diversiones dudosas y en la excitación de placeres mundanos.
Muchos sienten que deben hacer algunas concesiones para agradar a sus parientes y amigos irreligiosos. Como no es siempre fácil trazar una línea divisoria, una concesión prepara el camino a la otra, hasta que los que una vez fueron verdaderos seguidores de Cristo se conforman en la vida y el carácter con las costumbres del mundo. Queda rota la relación con Dios. Son cristianos sólo de nombre. Cuando llega la hora de la prueba, entonces 996 se ve que su esperanza no tiene fundamento. Se han vendido a sí mismos y han vendido a sus hijos al enemigo (ST 2-6-1881).
¿Amistad con el mundo o el favor de Dios?-
Entre el pueblo preferido de Dios hay hombres en puestos de responsabilidad que están contentos con permanecer en un estado de frialdad y apostasía. Su piedad se desvanece cuando se acerca la tentación. Para ganar la amistad de los mundanos se arriesgan a las consecuencias de perder el favor de Dios. El Señor prueba a su pueblo tal como se hace con la plata. La prueba escrutadora se hace cada vez más severa hasta que el corazón se somete completamente a Dios o se endurece en la desobediencia y la rebelión (ST 2-6-1881).
CAPÍTULO 3
9.Se nombra juez a Otoniel.-
En su prosperidad Israel se olvidó de Dios, como se le había advertido que lo haría; pero vinieron los reveses. Los hebreos fueron sojuzgados por el rey de Mesopotamia y mantenidos bajo un duro yugo durante ocho años. En su angustia encontraron que los idólatras con quienes se relacionaban no podían ayudarles. Entonces se acordaron de las admirables obras de Dios, comenzaron a clamar ante él, y el Señor suscitó un libertador para ellos: a Otoniel, el hermano menor de Caleb. El Espíritu del Señor descansó sobre él, y salió a la guerra y el Señor entregó en sus manos al rey de Mesopotamia.
Cuando Otoniel fue designado como el hombre a quien Dios había elegido para guiar y liberar a Israel, no rehusó tomar la responsabilidad. Con la fortaleza de Dios, inmediatamente comenzó a reprimir la idolatría como el Señor había ordenado, a administrar justicia y a elevar la norma de moralidad y de religión. Cuando Israel se arrepintió de sus pecados, el Señor le manifestó su gran misericordia y actuó para su liberación.
Otoniel gobernó a Israel cuarenta años. Durante este tiempo el pueblo permaneció fiel a la ley divina, y por lo tanto disfrutó de paz y prosperidad; pero cuando la muerte de Otoniel terminó su atinado y saludable control, los israelitas otra vez recayeron en la idolatría. Y en esta forma el relato de apostasía y castigo, de confesión y liberación, se repitió vez tras vez (ST 9-6-1881).
CAPÍTULO 4
6.Dios instruyó a Débora para que llamara a Barac.-
El Señor comunicó a Débora su propósito de destruir a los enemigos de Israel, y le mandó que enviara a buscar un hombre llamado Barac, de la tribu de Neftalí, y le hiciera conocer las instrucciones que ella había recibido. Mandó pues ella llamar a Barac, y le ordenó que hiciera reunir a diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de Zabulón y luchara contra los ejércitos del rey Jabín (ST 16-6- 1881).
8, 9. Barac no confiaba en Israel.-
Barac sabía que los hebreos estaban esparcidos, desalentados y desarmados, y conocía también la fuerza y habilidad de sus enemigos. Aunque había sido designado por el Señor mismo como el elegido para libertar a Israel, y había recibido la seguridad de que Dios iría con él y subyugaría a sus enemigos, era tímido y estaba lleno de desconfianza. Aceptó el mensaje de Débora como la orden de Dios, pero tenía poca confianza en Israel, y temía que no obedeciera su llamamiento. Rehusó emprender una empresa tan dudosa a menos que Débora lo acompañara y sostuviera sus esfuerzos con su influencia y su consejo (ST 16-6-1881).
12-14. Los israelitas, mal pertrechados, van al monte Tabor.-
Barac puso en orden de batalla un ejército de diez mil hombres, y marchó al monte Tabor como el Señor le había indicado. Inmediatamente Sísara reunió una inmensa fuerza bien pertrechado, esperando rodear a los hebreos y hacer de ellos una fácil presa. Los israelitas estaban muy mal preparados para un encuentro, y contemplaron con terror el vasto ejército desplegado en la llanura debajo de ellos, dotado de todos los implementos bélicos y provisto con los temibles carros herrados, construidos como para causar una terrible destrucción. Grandes cuchillos, en forma de guadañas, estaban unidos a los ejes, de modo que cuando los carros entraban en las filas de los enemigos los cortaban como a trigo delante de la hoz (ST 16-6-1881).
17-22. Muerte de Sísara a manos de Jael.-
Al principio Jael ignoraba el carácter de su huésped, y resolvió ocultarlo; pero cuando después supo que era Sísara, el enemigo de Dios y de su pueblo, cambió su propósito. Cuando él yacía dormido delante de ella, venció su repugnancia natural ante un 997 acto tal y lo mató atravesándole un clavo por las sienes y clavándolo en tierra. Cuando Barac pasó por allí persiguiendo a sus enemigos Jael lo invitó para que entrara y viera a sus pies al vanaglorioso capitán muerto por la mano de una mujer (ST 16-6-1881).
CAPÍTULO 6
15 (Prov. 15: 33; 18: 12). A la honra precede la humildad.-
Gedeón sintió profundamente su propia insuficiencia para la gran obra que estaba delante de él. . .
El Señor no siempre elige para su obra a hombres de los mayores talentos, sino que escoge a los que puede usar mejor. Individuos que podrían hacer un buen servicio para Dios, quizá sean dejados en la oscuridad por un tiempo, aparentemente inadvertidas por su Maestro y sin ser empleados por él; pero si realizan fielmente los deberes de su humilde cargo, fomentando una disposición para trabajar y sacrificarse para Dios, a su debido tiempo él les confiará mayores responsabilidades.
A la honra precede la humildad. El Señor puede usar más eficazmente a los que mejor se dan cuenta de su propia indignidad e ineficiencia. Les enseñará a ejercer el valor de la fe. Los hará fuertes uniendo su debilidad con la fortaleza de él, sabios al unir su ignorancia con la sabiduría divina (ST 23-6-1881).
23. El mismo Salvador compasivo.-
[Se cita Juec. 6: 23.] Estas bondadosas palabras fueron dichas por el mismo compasivo Salvador que dijo a los tentados discípulos en el tempestuoso mar: "Yo soy, no temáis"; Aquel que apareció a los afligidos en el aposento alto habló idénticas palabras dirigidas a Gedeón: "Paz a ti". El mismo Jesús (que caminó humildemente como un hombre entre los hijos de los hombres, vino a su pueblo de la antigüedad para aconsejarlo y dirigirlo, para darle órdenes, para animarlo y reprenderlo (ST 23-6- 1881).
CAPÍTULO 7
2, 3 (Deut. 20: 5-8). Cristo tiene en cuenta los vínculos familiares.-
[Se citan Juec. 7: 2, 3; Deut. 20: 5-8.] ¡Qué vívida ilustración del tierno y compasivo amor de Cristo es ésta! El que instituyó las relaciones de la vida y los lazos de parentesco, tomó una medida especial para que no se los rompiera en exceso.
Dispuso que nadie fuera a la batalla contra su voluntad. Esta orden también presenta enfáticamente la influencia que puede ser ejercida por un hombre deficiente en fe y valor, y además muestra el efecto de nuestros pensamientos y sentimientos sobre nuestra propia conducta (ST 30-6-1881).
4.Las cualidades necesarias en los soldados de Cristo.-
En el verdadero carácter cristiano resalta la unidad de propósito, una determinación indominable que rehúsa rendirse a las influencias mundanas, que no se conforma con nada que sea menor que la norma bíblica. Si los hombres consienten en llegar a desanimarse en el servicio de Dios, el gran adversario les presentará abundantes motivos para desviarlos del claro sendero del deber hacia otro de comodidad e irresponsabilidad. Los que pueden ser sobornados o seducidos, desanimados o aterrorizados, no servirán en la contienda cristiana. Los que ponen su afecto en los tesoros u honores mundanales, no participarán activamente en la batalla contra principados y potestades, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Todos los que quieran ser soldados de la cruz de Cristo deben ceñirse la armadura y prepararse para el conflicto. No debieran ser intimidades por amenazas ni aterrorizados por riesgos. Deben ser precavidos en el peligro, y sin embargo firmes y valientes en afrontar al enemigo y reñir la batalla de Dios. La consagración del seguidor de Cristo debe ser completa. Padre, madre, esposa, hijos, casas, tierras, todo debe considerarse como secundario ante la obra y la causa de Dios. Debe estar dispuesto a llevar paciente, alegre y gozosamente cualquier cosa que en la providencia de Dios sea llamado a sufrir. Su recompensa final será compartir con Cristo el trono de gloria inmortal . . . [Se cita Juec. 7: 4. (ST 30-6-1881).
7. Orad, y nunca seréis sorprendidos.-
El Señor está dispuesto a hacer grandes cosas por nosotros. No ganaremos la victoria mediante números, sino mediante una entrega plena del alma a Jesús. Debemos avanzar en su fortaleza, confiando en el poderoso Dios de Israel.
Hay una lección para nosotros en el relato del ejército de Gedeón. . .
El Señor está dispuesto igualmente ahora a actuar mediante los esfuerzos humanos, y a 998 realizar grandes cosas mediante débiles instrumentos. Es esencial tener un conocimiento inteligente de la verdad, pues ¿en qué otra forma podríamos hacer frente a sus astutos oponentes? Debe estudiarse la Biblia no sólo por las doctrinas que enseña sino por sus lecciones prácticas. Nunca debierais ser sorprendidos, nunca debierais estar sin vuestra armadura puesta. Estad preparados para cualquier emergencia, para cualquier llamamiento del deber. Aguardad, velad por cada oportunidad para presentar la verdad; sed versados en las profecías, familiarizaos con las lecciones de Cristo. No confiéis en argumentos bien preparados. Un argumento solo no es suficiente. Debéis buscar a Dios puestos de rodillas; debéis salir para encontrar a las personas mediante el poder y la influencia de su Espíritu.
Actuad prestamente. Dios quiere que seáis soldados siempre listos como fueron los hombres que componían el ejército de Gedeón. Muchas veces los ministros son demasiado meticulosos, demasiado calculadores. Mientras se preparan para hacer una gran obra dejan pasar la oportunidad de hacer una buena obra. El ministro actúa como si toda la carga descansara sobre él, un pobre hombre limitado, cuando Jesús es el que lo lleva a él y también a su carga. Hermanos, confiad menos en el yo, y más en Jesús (RH 1-7-1884).
7, 16-18 (Jos. 6: 2-5). Los caminos de Dios no son los nuestros.-
Es peligroso que los hombres resistan al Espíritu de verdad, gracia y justicia, debido a que sus manifestaciones no están de acuerdo con las ideas de ellos y no entran dentro del molde de sus planes de acción. El Señor actúa en su propia forma y de acuerdo con sus propios planes. Oren los mortales para que puedan despojarse del yo y estar en armonía con el cielo. Oren: "No se haga mi voluntad, oh Dios, sino la tuya". Tengan en cuenta los hombres que los caminos de Dios no son los caminos de ellos, ni sus pensamientos los pensamientos de ellos, pues él dice: "Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos". En la instrucción que el Señor dio a Gedeón cuando estaba por luchar contra los madianitas -que saliera contra sus enemigos con un ejército de trescientos que tocaran trompetas y llevaran cántaros vacíos en las manos, y gritaran: "La espada de Jehová y de Gedeón"- esos hombres meticulosos, metódicos y apegados a la forma no podrían haber visto más que inconsistencia y confusión. Podrían haber retrocedido con protestas decididas, y ofreciendo resistencia; podrían haber argumentado extensamente para mostrar la inconsecuencia y los peligros de combatir en una forma tan riesgosa y, con su juicio limitado, haber calificado toda esa estrategia de completamente ridícula e irrazonable. ¡Cuán carentes de ciencia, cuán inconsecuentes podrían haber pensado que eran las maniobras de Josué y de su ejército en la toma de Jericó! (RH 5-5-1896).
CAPÍTULO 8
1-3. Una respuesta prudente aplaca la ira.-
La respuesta humilde y prudente de Gedeón apaciguó la ira de los hombres de Efraín, y volvieron en paz a sus hogares. ¡Cuántas de las dificultades que existen en el mundo hoy día emanan de los mismos malos rasgos de carácter que movieron a los hombres de Efraín, y cuántos males podrían evitarse si todos los que son acusados o censurados injustamente manifestaran el humilde y abnegado espíritu de Gedeón! (ST 21-7-1881).
24-27. Satanás incita a Gedeón para que descarríe a Israel.-
Satanás nunca está ocioso. Está lleno de odio contra Dios, y continuamente está seduciendo a los hombres para que procedan equivocadamente. El gran adversario está especialmente activo después de que los ejércitos del Señor han ganado una victoria notable. Se presenta disfrazado como un ángel de luz, y como tal se esfuerza por derribar la obra de Dios. En esta forma sugirió pensamientos y planes a la mente de Gedeón mediante los cuales fue descarriado Israel (ST 28-7-1881).
Los dirigentes pueden descarriar a otros.-
Los que desempeñan los cargos más elevados pueden descarriar a otros, especialmente si piensan que no hay peligro. Los más sabios yerran; los más fuertes se cansan. El exceso de precaución con frecuencia es seguido por un peligro igualmente grande como es el exceso de confianza. Para avanzar sin tropiezos debemos tener la seguridad de que nos sostendrá una mano todopoderosa, y nos alcanzará una piedad infinita, si caemos. Sólo Dios, en todo tiempo, oye nuestro clamor en procura de ayuda.
Es un pensamiento solemne el hecho de que quitar una salvaguardia de la conciencia, fracasar en cumplir una buena resolución o en la formación de un hábito equivocado pueden resultar no sólo en nuestra propia ruina sino en la de los que han puesto su confianza en nosotros. Nuestra única seguridad es seguir por donde las pisadas del Maestro indican el camino, confiar implícitamente en la protección de Aquel que dice: "Seguidme". Nuestra oración constante debiera ser: "Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen" (ST 28-7-1881).
CAPÍTULO 9
Deben regir los principios, no los planes de acción.-
Si los israelitas hubiesen preservado una clara percepción de lo correcto y de lo erróneo, habrían visto la falacia del razonamiento de Abimelec y la injusticia de sus pretensiones. Se habrían dado cuenta que estaba lleno de envidia y que actuaba movido por la vil ambición de exaltarse a sí mismo mediante la ruina de sus hermanos. No se debe confiar en los que están dominados por los planes de acción antes que por los principios. Los tales pervertirán la verdad, ocultarán hechos e interpretarán las palabras de otros para que signifiquen lo que nunca se quiso decir. Usarán palabras halagüeñas, mientras hay veneno de áspides debajo de sus lenguas. El que no busca fervientemente la dirección divina será engañado por sus palabras suaves y sus arteros planes (ST 4-8-1881).
CAPÍTULO 10
1, 2. Tola restauró el orden, la ley y la justicia.-
Después de la muerte de Abimelec, el usurpador, Dios levantó a Tola para que juzgara a Israel. Su pacífico reinado fue un feliz contraste con las borrascosas escenas por las cuales había estado pasando la nación. No le tocó guiar ejércitos a la batalla y lograr victorias sobre los enemigos de Israel como lo habían hecho los gobernantes anteriores, pero su influencia estrechó más los vínculos del pueblo y estableció el gobierno sobre una base más firme. Restauró el orden, la ley y la justicia.
A diferencia del orgulloso y envidioso Abimelec, el gran deseo de Tola no fue conseguir puesto y honores para sí mismo, sino mejorar la condición de su pueblo. Siendo un hombre de profunda humildad comprendió que no podía realizar ninguna gran obra, pero se propuso cumplir con fidelidad su deber para con Dios y su pueblo. Apreciaba grandemente el privilegio del culto divino, y eligió morar cerca del tabernáculo para poder asistir con más frecuencia a los servicios religiosos allí realizados (ST 11-8-1881).
3-6. Jair trató de mantener el culto de Dios.-
[Se cita Juec. 10: 6.] Tola gobernó a Israel veintitrés años y lo sucedió Jair. Este gobernante también temía al Señor y se esforzó por mantener su culto entre el pueblo. Al realizar las funciones del gobierno fue ayudado por sus hijos, quienes actuaban como magistrados e iban de lugar en lugar para administrar justicia.
En cierta medida, durante la última parte del gobierno de Jair, y en forma más generalizada después de su muerte, los israelitas cayeron otra vez en la idolatría (ST 11-8-1881).
CAPÍTULO 11
23 (Gén. 18: 16). Tiempo de gracia para las naciones.-
Dios es lento para la ira. Dio un tiempo de gracia a las naciones impías para que pudieran llegar a familiarizarse con él y su carácter. De acuerdo con la luz dada fue su condenación, porque rehusaron recibir la luz y eligieron sus propios caminos antes que los caminos de Dios. Dios dio la razón por la cual no desposeyó inmediatamente a los cananeos. No se había colmado la iniquidad de los amorreos. Debido a su iniquidad, gradualmente se estaban colocando en el punto en que no podría actuar más la tolerancia de Dios, y serían exterminados. Hasta que no se llegara a este punto y se colmara su iniquidad, se pospondría la venganza de Dios. Todas las naciones tuvieron un período de tiempo de gracia. Las que invalidaron la ley de Dios se hundieron más y más en la impiedad. Los hijos heredaron el espíritu rebelde de sus padres y se portaron peor que ellos, hasta que los alcanzó la ira de Dios. El castigo no fue menor por haber sido postergado (MS 58, 1900).
CAPÍTULO 13
2-5. Una lección para las madres.-
Muchos a quienes Dios hubiera usado como sus 1000 instrumentos fueron descalificados desde su nacimiento debido a los malos hábitos practicados previamente por sus padres. Cuando el Señor quiso suscitar a Sansón como libertador de su pueblo, le prescribió a la madre hábitos correctos de vida antes del nacimiento de su hijo . . .
Al instruir a esta madre, el Señor dio una lección para todas las que serían madres hasta el fin del tiempo. Si la esposa de Manoa se hubiese amoldado a las costumbres prevalecientes, su organismo se hubiera debilitado por la violación de las leyes de la naturaleza y su hijo habría sufrido con ella el castigo de la transgresión (GH Feb., 1880).
2-23. Manoa se encuentra con Cristo.-
Manoa y su esposa no sabían que Aquel que les hablaba era Jesucristo. Lo consideraron como el mensajero del Señor, pero no podían determinar si era un profeta o un ángel. Deseando ser hospitalarios con su huésped le suplicaron que se quedara mientras le preparaban un cabrito; pero ignorando quién era él en realidad, no sabían si ofrecerlo como holocausto o colocarlo delante de él como alimento.
El ángel respondió: "Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová". Sintiéndose entonces seguro de que su visitante era un profeta, dijo Manoa: "¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos?"
La respuesta fue: "¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?" Discerniendo el carácter divino de su huésped, Manoa "tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer". Salió fuego de la roca y consumió el sacrificio, y mientras la llama subía hacia el cielo "el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra". No podía haber más dudas en cuanto al carácter de su visitante. Sabían que habían contemplado al Santo que, velando su gloria en la columna de nube, había sido el Guía y el Ayudador de Israel en el desierto.
Asombro, temor reverente y terror llenaron el corazón de Manoa, quien tan sólo pudo exclamar: "Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto". Pero su compañera tuvo más fe que él en aquella hora solemne. Le recordó que el Señor se había complacido en aceptar su sacrificio y les había prometido un hijo que debía comenzar a libertar a Israel. Esta era una prueba de favor y no de ira. Si el Señor se hubiera propuesto destruirlos, no habría efectuado este milagro ni les habría dado una promesa que no podría cumplirse si ellos perecían (ST 15-9-1881).
5. La sencillez conduce a la aptitud en el servicio.-
El que cultiva la sencillez en todos sus hábitos, reprimiendo el apetito y controlando las pasiones, puede preservar la fortaleza, la actividad y el vigor de sus facultades mentales. Estas estarán prontas para percibir cualquier cosa que demande pensamiento o acción, serán agudas para discriminar entre lo santo y lo impío, y estarán listas para ocuparse de todo lo que sea para la gloria de Dios y el beneficio de la humanidad (ST 29-9-1881).
CAPÍTULO 14
1-4. Un espía en el campamento.-
En su Palabra, el Señor ha instruido claramente a su pueblo para que no se una con los que no tienen el amor de Dios y su temor delante de sí. Tales cónyuges rara vez se contentarán con el amor y respeto que les corresponde en justicia. Constantemente procurarán obtener de la esposa o del esposo temerosos de Dios algún favor que implique un desprecio de los requerimientos divinos. Para un hombre piadoso, y para la iglesia a la que pertenece, una esposa mundana o un amigo mundano es un espía en el campamento que acechará cada oportunidad para traicionar al siervo de Cristo y exponerlo a los ataques del enemigo (ST 27-9-1910).
CAPÍTULO 15
14-19. Sansón reconoce su dependencia.-
Miles de israelitas presenciaron la derrota de los filisteos a manos de Sansón, y sin embargo no se levantó ninguna voz de triunfo hasta que el héroe, ensoberbecido por su maravilloso éxito, celebró su propia victoria. Pero él se alabó a sí mismo en vez de atribuir la gloria a Dios. Tan pronto concluyó se le hizo recordar su debilidad mediante una intensísima y penosa sed. Había quedado exhausto por sus gigantescas hazañas y no había a mano recursos para suplir su necesidad. Comenzó a sentir su completa dependencia de Dios y a convencerse de que no 1001 había triunfado por su propio poder sino por la fortaleza del Omnipotente.
Entonces alabó a Dios por su liberación, y elevó una ferviente oración en procura de alivio para su sufrimiento. El Señor escuchó su petición y le abrió un manantial de agua. Como muestra de su gratitud, Sansón puso a ese lugar el nombre de En-hacore, o "la fuente del que clamó" (ST 6-10- 1881).
CAPÍTULO 16
Sansón fracasó donde José venció.-
En su peligro, Sansón dispuso de la misma fuente de fortaleza que tuvo José. Pudo elegir a voluntad lo correcto o lo erróneo; pero en vez de aferrarse de la fortaleza de Dios permitió que las indómitas pasiones de su naturaleza ejercieran un dominio pleno. Las facultades de razonamiento se pervirtieron, se corrompió su moral. Dios había llamado a Sansón a un cargo de gran responsabilidad, honra y utilidad, pero primero debía aprender a gobernar mediante el aprendizaje previo de la obediencia a las leyes de Dios. José era un ser moral libre. El bien y el mal estaban delante de él. Podía elegir el sendero de la pureza, la santidad y la honra, o la senda de la inmoralidad y la degradación. Eligió el camino correcto, y Dios lo aprobó. Sansón, ante tentaciones similares que él mismo había buscado, dio rienda suelta a la pasión. Encontró que la senda en que había entrado terminaba en vergüenza, desastre y muerte. ¡Qué contraste con la historia de José! (ST 13-10-1881).
(Gál. 6: 7, 8). La historia de Sansón, una lección para la juventud.-
La historia de Sansón contiene una lección para quienes aún no han formado el carácter, que todavía no han entrado en el escenario de la vida activa. Los jóvenes que entran en nuestros colegios y universidades encontrarán allí toda suerte de mentalidades. Si desean diversiones e insensateces, si procuran eludir lo bueno y unirse con el mal, pueden hacerlo. Delante de ellos están el pecado y la rectitud, y deben elegir por sí mismos. Pero recuerden que "todo lo que el hombre sembrare, eso también segará . . . El que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna" (ST 13-10-1881).
4. Horas preciosas malgastadas.-
El juez de Israel malgastó en compañía de esta seductora, preciosas horas que debieran haberse consagrado al bienestar de su pueblo. Pero las pasiones cegadoras -que debilitan aun a los más fuertes- habían obtenido el predominio sobre la razón y la conciencia (ST 13-10-1881).
Conociendo la ley divina, los filisteos observaban a Sansón.-
Los filisteos conocían bien la ley divina y su condenación de la complacencia sensual. Vigilaban atentamente todos los movimientos de su enemigo, y cuando se degradó a sí mismo con esta nueva vinculación y vieron el poder fascinador de la seductora, determinaron lograr su ruina mediante ella (ST 13-10-1881).
15-17. Deliberadamente Sansón penetró en la red del seductor.-
Casi parece increíble la infatuación de Sansón. Al principio no estaba tan completamente esclavizado como para revelar el secreto; pero deliberadamente había entrado en la red del seductor de las almas, y sus mallas se ceñían poco a poco más estrechamente alrededor de él (ST 13-10-1881).
15-20. Sansón perdió el sentido de lo sagrado de su obra.-
Sansón, ese poderoso hombre de valor, estaba bajo un solemne voto de ser nazareo durante toda la vida, pero al quedar cegado por los encantos de una mujer lasciva, quebrantó precipitadamente esa promesa sagrada. Satanás trabajó mediante sus instrumentos para destruir a este gobernante de Israel, a fin de que el misterioso poder que poseía no intimidara por más tiempo a los enemigos del pueblo de Dios. Fue la influencia de esa mujer audaz la que lo separó de Dios; los artificios de ella provocaron su ruina. Sansón dio a esa mujer el amor y el servicio que Dios demanda. Eso fue idolatría. Dejó de comprender completamente el carácter sagrado de Dios y de su obra, y sacrificó a una vil pasión la honra, la conciencia y todo lo que realmente vale (ST 1-7-1903).
20. Un pecado voluntario causó la pérdida de la fuerza.-
Si a Sansón se le hubiese afeitado la cabeza sin que él tuviera la culpa, habría retenido su fuerza, pero con su conducta había demostrado tanto desprecio por el favor y la autoridad de Dios como si con desdén él mismo se hubiera cortado las guedejas de la cabeza. Por lo tanto, Dios lo dejó para que sufriera los resultados de su necedad (ST 13-10-1881). 1002
28. Una verdadera contienda entre Jehová y Dagón.-
La contienda, en vez de ser entre Sansón y los filisteos, ahora era entre Jehová y Dagón, y por eso el Señor fue impulsado a defender su omnipotencia y su autoridad suprema (ST 13-10-1881).
30. El propósito de Dios para Sansón malogrado por el pecado.-
Dios tenía el propósito de que Sansón realizara una gran obra para Israel. Por eso se había tomado el máximo cuidado desde el mismo comienzo de su vida, a fin de rodearlo con las condiciones más favorables para la fuerza física, el vigor intelectual y la pureza moral. Si no se hubiese arriesgado entre los impíos y los licenciosos en años posteriores, no se habría rendido tan vilmente a la tentación (ST 13-10-1881).
3 comentarios:
porque en sitio no enseñan el capitulo 12 es porque white no lo explica o porque motivo no se habla de la historia de jefte
Me podrian aclarar la cita ? que es ST ...a que publicacion corresponde, gracias
No aparece la historia de la hija de Jefté.
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